Atado y bien atado

«Todo quedará algún día, atado y bien atado»  Estas sFWoI5Espalabras pronunciadas por Franco en el discurso de Navidad de 1969, en las que se refería expresamente al nombramiento como su sucesor del entonces príncipe Juan Carlos, siguen estando vigentes 46 años después. Franco nos dejó un legado del que aún no hemos podido desprendernos, monopolios económicos, familias políticas, poderes mediáticos, el clero, el ¨franquismo sociológico¨ y por supuesto la monarquía. Y el heredero universal de ese testamento es el hoy llamado Partido Popular, antes AP.

El franquismo sigue vivo en la sociedad española, por mucho que los políticos que devinieron de dicha ideología y sus mercenarios de los medios más conservadores intenten maquillar la realidad, a nadie se le escapa que el PP, el partido que sostiene al actual gobierno de España es un «sepulcro blanqueado».

TODOS, políticos y medios de comunicación se han empeñado en hacernos olvidar el pasado no tan lejano de muchos de nuestros más insignes representantes. Cada día nos vemos obligados a escuchar de forma reiterada la relación de antaño entre algunos dirigentes de Podemos con el gobierno venezolano, pero nadie, y digo NADIE, ni siquiera en los medios supuestamente de centro izquierda se hace ni la más mínima alusión a los orígenes de nuestro presidente del gobierno y de algunos de los principales referentes del Partido Popular.

Afortunadamente, ahí está la hemeroteca para todo el que quiera saber. Como muestra un botón, en 1983 Rajoy alababa en un artículo de El Faro de Vigo a su amigo Luis Moure-Mariño, un falangista, por defender la “desigualdad humana” en un libro. Otro de sus maestros fue Gonzalo Fernández de la Mora, ministro de Franco durante cuatro años, si esto le unimos que su mentor fue Fraga Iribarne no creo que quede mucho por decir. Tenemos en la presidencia del gobierno a un franquista de pro, y no es el único que hay en su partido.

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Fraga, Aznar, Mayor Oreja,  Lapuerta, Mariscal d Gante, Matutes, Arias Salgado, Ridruejo, Cabanillas, Trillo, Posada, Romay Becaría, Fabra, Barberá y una interminable lista de apellidos relacionados de una u otra forma con el franquismo siguen presentes en la élite del poder de este país.

Nada de lo anterior debería causarnos extrañeza si tenemos en cuenta las circunstancias de aquella «perfecta transición»  donde nadie se atrevió a enfrentarse a los fantasmas del pasado. Se cerró una puerta en falso, se quiso dar carpetazo a cuarenta años de ignominia y de vergüenza, a miles de crímenes que quedaron y siguen impunes, se traicionó de la forma más vil a los caídos por la República. Esta democracia tiene varias asignaturas pendientes, y ya que a estas alturas es imposible que nadie pague sus culpas, al menos que los partidos que aún hoy no han condenado el franquismo se vean obligados a hacerlo. Todos, sin excepción.

Son innumerables las ocasiones en las que políticos del PP, concejales, alcaldes, o presidentes de comunidades autónomas se han negado a condenar la dictadura o retirar medallas, honores, o simbología de la dictadura fascista. La excusa más común a la que suelen recurrir es que forma parte de nuestra historia, o que los de izquierdas somos unos carcas que siempre estamos hablando de la guerra del abuelo.

No he oído jamás a ningún periodista pedirle a nadie del PP que haga una condena clara rotunda y pública de la dictadura que masacró a este país durante cuarenta años (115.000 asesinados entre 1939 y 1975). Sin embargo aún se le sigue pidiendo a los dirigentes de Podemos que condenen al gobierno de Venezuela.

Los hijos del franquismo gobiernan España, el PP es un lobo con piel de cordero, un partido que representa a la derecha más rancia y reaccionaria de Europa, solo le ha hecho falta una mayoría absoluta para demostrarnos su talante democrático. Han aceptado de mala gana el bipartidismo pero no están dispuestos a ceder ni un palmo más. Recurren al juego sucio, a la manipulación mediática, al chantaje a la mentira y al miedo. En los momentos en los que peligra su hegemonía es cuando les sale el fascismo que llevan en los genes.

Este es un país extraño, en el que creemos a hipócritas que quieren convencernos de que han hecho lo que no han hecho, y de que harán lo que sabemos que no van a hacer, en el que borramos el pasado de unos y tergiversamos el de otros, en el que aceptamos de buen grado que algunos se acuesten fascistas y se levanten demócratas, en el que los herederos de un régimen asesino pueden ganar unas elecciones democráticas, en el que tememos al cambio y tragamos con una dictadura edulcorada, en el que tachamos de peligrosos antisistema a cualquiera que pretenda una limpieza y una regeneración del actual status quo.

Pues bien, si querer recuperar la memoria histórica, revisar las cuentas, renovar una constitución que está obsoleta, mandar a la cárcel a los que nos han expoliado y acabar de una vez con cualquier rastro de franquismo que quede en este país es ser antisistema, yo también lo soy.

Perdamos el miedo, no se pasa de una dictadura a una democracia sin hacer una revolución, ya que nuestros padres no pudieron o no quisieron hacerla en su momento hagámosla nosotros ahora. En Diciembre, en las urnas. Acabemos de una vez por todas con el franquismo que sigue corroyendo los cimientos de este país y prostituyendo todas nuestras instituciones. El PP es un partido totalitario que ha gobernado a golpe de decreto, que ha hecho recortes criminales, que gobierna para el capital y que pretende convertirnos en esclavos satisfechos. Creen que España les pertenece y si después de las atrocidades que han cometido se vuelven a sentir avalados por el voto los que creemos en las libertades estaremos perdidos. No dejemos pasar esta oportunidad.

TENEMOS QUE ECHARLOS.

PODEMOS HACERLO.

LO HAREMOS.

Sobre protestona1 106 artículos
Republicana, feminista, atea y roja. Partisana. De Podemos.

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