Gabriel:
Todavía resuenan en la cámara tus palabras en la sesión de investidura tras las elecciones del 28 de abril.
¿Cuántos años nos vamos a arrepentir?, preguntabas a los representantes del PSOE y de UP, en relación a no llegar a un pacto de la izquierda.
También recordabas la generosidad del grupo al que representas, otorgando la abstención necesaria para la formación de una mayoría que permitiese un gobierno de las fuerzas de izquierda, que empezase a derribar esta sociedad injusta en todos los sentidos: en lo social, en lo económico, en la justicia y en la regeneración de las instituciones democráticas.
Decías que os querían meter en el saco de la intransigencia, y te sentás profundamente dolido de ver como la izquierda siempre perdía ante la derecha: “llevo en el ADN la derrota”, esas fueron tus palabras, ¿recuerdas?
Le afeabas a Pablo Iglesias no aceptar la oferta del PSOE para llegar a un acuerdo de gobierno. ¿Qué ha sucedido, Gabriel? ¿Por qué lo que era válido hace unos pocos meses deja de serlo ahora? ¿Por qué lo que criticábais del PSOE en septiembre, cuando UP había decidido aceptar la oferta de Sánchez y este sostenía que ya había caducado, lo hacéis vosotros ahora? ¿Por qué Gabriel?
Dime una cosa, Gabriel, ¿realmente defendéis ideas o intereses electorales? ¿Tenéis realmente un compromiso con la izquierda, o únicamente os comprometéis en función de un posible resultado electoral en Cataluña?
Le espetaste a Iglesias: “Demuestren que son mejores. De esta intransigencia nos arrepentiremos todos”. ¿Por qué no te lees esas palabras ante un espejo, Gabriel, como si otro fuera el que te las lanzase a ti ahora?
“La palabra”, dijiste, “puede al odio”. Aplícate tu doctrina, Gabriel y se coherente contigo mismo. No dejes que otra vez la izquierda se vea derrotada. No te conviertas en culpable de lo que tu has dicho que llevas en tu ADN.
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