Carta abierta a Albert Rivera

Señor Rivera:

Permítame decirle que siento asco, y no es sólo que me lo produzca usted. Me lo produce todo su partido. Pretende hacernos creer que está defendiendo los intereses de los españoles en Cataluña. Pretende hacernos creer que sus soluciones, las mismas que las del PP, o que las del PSOE, la aplicación de un artículo de la ley, de una ley de hace 40 años, resuelve los problemas de una sociedad dividida.

Con esa bandera se presenta su formación a unas elecciones, no sólo con la rojigualda y la catalana, sino con la bandera de la españolidad y de “todos somos españoles”. Lo peor de su cuento, señor Rivera, es que se lo están comprando muchos catalanes alejados del separatismo y que se han creído toda esa verborrea que lanza usted en los mítines, que, como un vendedor de crecepelo, propone soluciones mágicas que no existen, y miente como un bellaco cuando habla del tema educativo, del adoctrinamiento secesionista en las escuelas, de la unidad de España y de cosas así: me recuerda usted a Franco y a los oscuros años de la caverna mediática. Sólo le ha faltado hacer mención al complot judeo-masónico, de Podemos, claro.

No hace usted mención nunca al incumplimiento de todas sus promesas, cuando vehemente afirmaba en los mítines que jamás iba a pactar con partidos que tuvieran en sus filas a individuos imputados por casos de corrupción. ¿Lo recuerda? Es posible que se le haya olvidado, todos sabemos que la memoria de algunos políticos es frágil. Es tan frágil que ni siquiera sabemos si existe. Es tan frágil que por eso sostiene usted el gobierno del PP de la Comunidad de Madrid, todo un campeón en esa parcela de la cotidianidad de nuestra vida que consiste en apropiarse de lo ajeno, que, además, pertenece a todos.

Señor Rivera, quiere usted diferenciarse del PP, pero, ¿dígame en qué se diferencian? Han votado en el congreso de la mano, han bloqueado la tramitación de más de 30 leyes, entre ellas, la subida del salario mínimo, la derogación de la ley mordaza, la recuperación de la justicia universal, la propuesta para mejorar la ley de Dependencia… y, sin embargo, han votado a favor de subirse el sueldo. Subir el salario mínimo, no, pero el suyo, sí, señor Rivera. ¿Van a defender así los derechos de los ciudadanos catalanes?, ¿igual que defienden los derechos de todos los ciudadanos?

Señor Rivera, a usted no se le cae la Constitución de la boca, una Constitución anticuada que ha sufrido sólo dos modificaciones en 40 años, cuando en el resto de países democráticos todas sus constituciones han sido revisadas en numerosas ocasiones. Esa constitución que usted defiende tiene un Título de Derechos y Deberes que a usted se le olvida (derecho al trabajo y a una vivienda digna, por poner algún ejemplo) ¿Qué ha hecho usted por el trabajo, señor Rivera, sino apoyar unos presupuestos de recortes del gobierno del Partido Popular, que lo único que consiguen es una mayor precariedad e inestabilidad laboral? ¿Y por la vivienda, qué ha hecho señor Rivera, apoyar a los bancos para que desahucien a la gente de sus casas, y formen a pasar parte de sus activos, activos que luego forman paquetes de fondos buitre, donde algunos se benefician de la desgracia de los demás?

Señor Rivera, es posible que en Cataluña, una parte importante de la población sea reacia a separarse, o, si lo prefiere, quiera continuar perteneciendo a España, pero no creo que para ello tengan que pagar el peaje de votar a un partido que representa la derecha rancia del franquismo, de la falange y del nacional-catolicismo. Es cierto que son ellos, los ciudadanos, los que van a decidir. Pero, es cierto que usted, con sus programas infestados de promesas que jamás serán cumplidas, como ya ha demostrado en el resto de comunidades autónomas y en el Congreso de los Diputados, y su palabra huera, puede engañar a mucha gente. La pregunta es ¿durante cuánto tiempo, señor Rivera?

Sobre vichamsan 68 artículos
Escritor. Dos novelas publicadas. Finalista Premio José Saramago de Narrativa

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