Ya se han cocinado las encuestas del CIS. Y no ceso de cuestionarme cuál será el resultado real de la encuesta. Si en el CIS el PP tiene una intención de voto del 24%, ¿cuál será la de verdad?
Preocupante, para mí, al menos, el ascenso de Ciudadanos, cuyo dato también pongo en entredicho. Será cierta la remontada, no me caben demasiadas dudas al respecto, pero sospecho que existe una clara intención de marcarlos como favoritos. ¿Por qué?, se preguntará alguno. Pues, bajo la humilde opinión del que esto escribe, porque es estratégico crear un enemigo que lo sea también del resto de partidos. De ese modo se libran los duros ataques que puedan venir desde otras formaciones.
La crudeza de la batalla se centrará entre el PP y Ciudadanos, y el caballo de la misma: la corrupción. Una corrupción que Ciudadanos sabe que ha consentido, pero que el PP no puede admitir, pues gracias a los de naranja gobiernan la Comunidad de Madrid, y han sacado adelante los Presupuestos Generales del Estado y numerosas leyes e impedido a la izquierda la derogación de otras o la transformación en ley de sus proposiciones de ley presentadas.
Un PP herido de muerte, propone a los medios una encuesta en la que todavía se presenta victorioso, alentando a los suyos a no caer en el derrotismo: es como en esos partidos de futbol en los que el equipo va perdiendo tres a cero, y se le pide a la hinchada que anime, como si sólo con eso se pudiese remontar un encuentro en el que los jugadores están ya desfondados.
No tardará, vaticino, la romería de militantes del PP, llamando a la puerta de Ciudadanos, con objeto de no perder ese pecunio de concejal o de diputado (autonómico, o nacional), y Ciudadanos se convertirá en lo que realmente es: la salida que la derecha se ha dado a sí misma para continuar en el poder.
Que la derecha pepera se trasvase a Ciudadanos es algo que cae dentro de la lógica de la ideología partidista, pero que votantes afines al PSOE lo hagan no tiene ninguna, puesto que ya el PSOE se ha derechizado lo suficiente como para que pierda parroquianos en favor de la derecha más rancia. Y eso parece estar sucediendo.
En la mencionada encuesta, a Podemos se le concede, sorprendentemente, una estabilidad respecto de las anteriores. Es difícil interpretar este dato. Es improbable que simpatizantes y votantes socialistas no hayan transitado el camino inverso a los que se han desplazado a Ciudadanos, por lo tanto, es más que probable que Podemos se haya fortalecido, y que el CIS pretenda crear el desánimo en la izquierda, animando a la abstención que siempre beneficia a la derecha.
De cualquier modo, las encuestas, cocinadas, o en crudo, no dejan de ser encuestas. Sólo las urnas acaban dando el veredicto final. Pero lo que parece claro es que la era de las mayorías ha llegado a su fin.
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