Consuelo García de Cid, escritora investigadora, conocida por sacar a la luz la realidad de los reformatorios franquistas y robos de bebés. El 31/01/2019 en el programa de radio Vuelo714 (V14), sección “Denuncia Social”, invita a cuatro mujeres angustiadas por haber sido despojadas del derecho a poder ver a sus hijos. Entre ellas se encuentra el testimonio de María.
María es psicóloga forense y perito judicial. Está desesperada, Lleva siete largos años luchando por recuperar a su hija. Hace más de tres que no le permiten verla. Al quedar embarazada, empezó a sufrir malos tratos por parte de su pareja y a las pocas semanas la golpeó en el vientre con el puño. El informe médico diagnosticó un hematoma retroiral. La obligó a permanecer en reposo. No quiso denunciar con la esperanza de que la situación se arreglara. Al nacer la pequeña todo se complicó mucho más.
El padre, quiso forzar a María para que renunciara a su hija en pro de la madre de él. Al negarse, su ex pajera la amenazó con demandarla, quitarle a la niña y hacer lo necesario para que jamás la volviera a ver. María es obligada a ir de juzgado en juzgado por las demandas del progenitor. Finalmente, la psicóloga y la jueza del “Juzgado de Familia 85 de Madrid» determinan que la guarda y custodia ha de recaer en el padre.
El de María y las otras tres invitadas al programa de radio, no son casos insólitos en España. Monste Armengou, Ricard Belis y Albert Elfa, en 2018 producen un programa de TV. Es una Miniserie Documental de Investigación, en el que relatan historias de mujeres consternadas a las que la administración les quita los hijos. A todas se les impone el acudir a especialistas y todas acceden. Se presentan a psicólogos y psiquiatras. Los informes de cada una de ellas son favorables. Confirman la buena salud mental y ninguna de ellas representan una amenaza para sus hijos. Para los juzgados no parecen ser suficientes esas valoraciones de expertos cualificados. Se las sigue privando de su derecho a ejercer como madres. Hay casos en los que la presión y la desesperación no son salvadas y la mujer llega a suicidarse como así lo hizo Raquel de Canarias.
María presenta pruebas, entre ellas, SMS en los que el progenitor insulta y amenaza tanto a ella como a la menor. Pero es ella la evaluada por la psicóloga del juzgado de forma negativa. Es presionada para poder ver a la pequeña en un punto de encuentro y vigilada. Ha de volver a verse con especialistas. Acude a psicólogos y psiquiatras de la Seguridad Social. Al no resultar bastante con un informe que avala ausencia de patología, consigue que le hagan hasta cinco. Todos sostienen y confirman que ella no tiene ningún tipo de problema mental y está capacitada para cuidar de su hija. Al parecer siguen sin ser suficientes para la jueza del Juzgado de Familia 85 de Madrid. María llega a ver a su pequeña en el punto de encuentro, dos horas una vez a la semana, un periodo corto de tiempo, a penas 2 años. Un día le privan de todo tipo de contacto con su hija, incluso telefónico. Son ya más de tres años sin verla ni escuchar su voz. El abogado de María, y ella misma, cuentan que los informes del juzgado están plagados de contradicciones y hechos que no son reales. Están muy preocupados. La última vez que le dejaron ver a su hija en el punto de encuentro, la pequeña tuvo reacciones que harían saltar todas las alarmas de cualquier especialista. Tampoco se han tenido en cuenta las amenazas que profirió el progenitor. María ha pedido que, por favor, su pequeña sea valorada por algún psicólogo o psiquiatra. No se la ha escuchado y nadie ha evaluado a la menor fuera de ese juzgado a pesar de la situación.
Eso no es todo. La madre de la pequeña ha revelado que, hará algo más de seis años, recibió una llamada anónima. Calcula que debía ser algún trabajador de ese juzgado de familia. Se le dijo que la jueza siempre se posicionaría del lado del progenitor. Al parecer, alguien del juzgado mantiene una estrecha relación con el padre de la pequeña. El anónimo, llegó a explicar que son varios que, en el mismo juzgado, consideran un castigo demasiado cruel el apartar, separar a madre e hija.
La situación es muy complicada. Se ha de tener presente que España, según la Unión Europea, ignora a la comunidad científica al no contar con la especialidad médica de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia. ¿Cómo valorar de forma correcta si hubiera algún tipo de trastorno en la hija de María, por todo lo que se le está haciendo vivir? O, ¿cómo valoran a otros menores que son apartados de sus progenitores a pesar de no tener motivos que lo justifiquen?
Todas las mujeres, en algunos casos ambos progenitores, que han o están pasando por situaciones similares dicen lo mismo: «Es como si te secuestraran a tu hijo. Sientes que te lo roban» «Pasa el tiempo. Llegan a pasar años y sabes que tu hijo está creciendo alejado del amor y la figura materna.»
Nuestra protagonista experimenta desamparo judicial. Siente, como otras madres y padres, que le han robado a su pequeña. Aun así, no busca venganza. Sólo reclama justicia. Que se la escuche, se estudie su caso y muchos otros. Se pregunta: “¿Por qué no se tiene en cuenta los derechos de su hija y tantos menores?”
María nos pide que proporciones su correo electrónico para que todo el que pueda y desee ayudar se ponga en contacto: STOPINJUSTICIAS2018@GMAIL.COM
También, que dejemos un mensaje para su pequeña: «Laura, cariño, si lees este artículo alguna vez, has de saber que no soy una madre perfecta. Pero soy la persona que más te quiere en este mundo. No dejaré de luchar por ti hasta el final de mis días. Te quise antes de tenerte y te querré después de morirme»
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