La esquizofrenia del PSOE

La RAE describe la esquizofrenia como un “grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad”. Y eso es lo que, al parecer, el Partido Socialista está demostrando a cada paso que da. Cada día suceden nuevas paradojas dentro del seno del PSOE. Las diferentes ideas, ambiciones e intereses personales de algunos que continúan en el pseudosocialismo más rancio, choca con las necesidades del pueblo español y su urgente rescate ante la nefasta gestión del Partido Popular, en la pasada legislatura.  Ese “partido del cambio” que al parecer, lo único que se ha empeñado en cambiar es al titular de la Secretaría General Nacional del Partido.

El PSOE se estrelló con “todo el pasaje a bordo” estas pasadas elecciones. A pesar del empuje anímico que Pedro Sánchez quiso transmitir, desde el minuto uno, por llegar a ser la segunda fuerza política del estado, el número de escaños y la separación de tan sólo 340.000 votos de diferencia entre ellos y Podemos, sólo invitaba a una reflexión severa y a una profunda capacidad de autocrítica. Lo malo es que ese fracaso electoral hizo que, los mismos que se echaron atrás cuando Pérez Rubalcaba dimitía, se lanzaran a la yugular de Sánchez para culparlo del estrepitoso batacazo.

Escuchar decir al socialismo, ese autoproclamado “partido del cambio”, que “el encargado de intentar formar gobierno” era el PP, porque “había ganado las elecciones”, me dejó atónito. Al día siguiente, en vez de ver a un partido fuerte, unido y con la meta clara de formar un gobierno alternativo al del PP/C’s, se pudo observar los primeros síntomas de la esquizofrenia que el PSOE, en campaña, logró disimular con algún esfuerzo.

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Por un lado de esa “mente colectiva”, están los que quieren abstenerse para que “haya un gobierno, aunque sea del PP”; por el otro, los que no saben por qué “se han perdido por el camino” millones de votos, aludiendo a la “confianza” que emite el partido; hay otros que no quieren acordar con Podemos acuerdos o apoyos, por el miedo que tienen a que sus chanchullos salgan a la luz pública, dañando aún más la reputación perdida del PSOE; otros tantos que hablan ya como si pertenecieran al Partido Popular, con el discurso de la “ruptura de España”, sin querer debatir lo importante y urgente que es escuchar al pueblo… y también está el PSC. Esa pseudodisidencia que quiere una consulta pero que, en palabras de Miguel Iceta: “no sabemos qué pregunta quiere hacer Podemos a la ciudadanía” y por ello “no estamos de acuerdo con su propuesta de consulta”. Y así un largo etcétera de “enfermedades mentales” que afectan al seno de un partido que, supuestamente, debe encontrar acuerdos para una -más que posible- investidura de gobierno socialista.

Para concluir, avisar al PSOE que no es sólo con Podemos e IU con quien debe hablar. También ha de entenderse con Esquerra Republicana de Catalunya y con PNV para lograr una mayoría simple que les aúpe al poder. Dos grupos nacionalistas a los que ya no se les puede “comprar” con acuerdos puntuales de “aumento del presupuesto autonómico”. Ahora sólo piden una cosa muy simple, aunque la esquizofrenia que padece el PSOE no se lo va a permitir. Que haya una consulta a la ciudadanía, para que sea el pueblo quien escoja el encaje que desea de su nacionalidad, en el estado español. Y por ende, añadir la consideración de Nación en sus respectivos Estatutos de Autonomía. Muchos dirán que es ilegal, anticonstitucional y secesionista… nada más lejos. Los únicos que están logrando que no pare la “fábrica de independentistas”, son los partidos que no quieren comprender la realidad del estado español.

Sobre ssergi30 23 artículos
A veces, las personas que imaginamos capaces de nada, son capaces de hacer cosas que nadie imagina.

1 comentario

  1. Completamente de acuerdo. Sólo añadir que ese esquizofrenia hace tiempo que la lleva consigo el PSOE y la luce con impúdica desvergüenza, como si no fuera con él que evidencia síntomas de desnortamiento, agudo complejo de irrealidad, grave parálisis de la memoria y las capacidades cognitivas acerca de, por ejemplo, cosas tan sencilas como qué significan la S y la O de sus siglas. Yo diría que desde que, en el año 1982, subió al poder Felipe «Gal» González (o «Sr. X») y el partido asumió el «social-liberalismo» abandonando la socialdemocracia, eso sí, sin confesarlo abiertamente, más aún, negándolo a los cuatro vientos. Social-liberalismo que en época de crisis (y la última no ha sido la única desde el 82) ha evidenciado, con igual impudor y falta de nobleza, ser un purdo y duro acato y servilismo a los más ralos principios del neo(ultra)liberalismo dominante, el más cruel con la democracia y las clases trabajadoras -como es el de esa mafia que es la troika auropea, sin ir más lejos en espacio ni en tiempo, aunque ya Felipe X demostró estar curtido en esa traición.

    Porque eso en definitivaes esa esquizofrenia, aparte de que realmente es una enfermedad de grupo (de partido en este caso) que incapacita para refundarse y empezar aser lo que dice siempre que es pero niega (casi) siempre con los hechos: una traición a las siglas P-S-O-E, a la gente, a las clases medias y trabajadoras (a éstas últimas ya ni las nombra el PSOE en sus discursos), al socialismo, a la democracia, a España que es su gente en una palabra, y, por supuestos, a su discurso, hasta (en la medida en que algunos habrá que sigan creyendo que lo hacen bien y no se han vuelto simplemente villanos cínicos) traición a sí mismos.

    Ojalá Pedro Sánchez nos dé una sorpresa a los que nos sentimos socialistas y demócratas. Pero me temo (y lo temo de verdad, no me alegraría) que va a ser poco probable a juzgar por los signos de debilidad, falta de claridad y sometimeinto a la carcundia liberal que manda en su partido.

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