La política diferente

En mi pasado artículo describí cómo Podemos, desde su aparición y sin que ningún partido lo tuviera en cuenta, ha hecho tambalear los cimientos de la política española de forma que pocos han sabido leer y entender. Ahora quiero hacer hincapié en ese tema, ya que seguimos en “año electoral” hasta las esperadísimas Elecciones Generales, donde ningún partido político va a tener la ansiada mayoría absoluta (como si no hubiéramos tenido bastante en IMG_20150926_184247España con los cuarenta años de franquismo) que desean obtener para dictar leyes a su gusto, sin escuchar a sus votantes… algo que tenemos muy fresco en esta legislatura. Las “mutaciones” que hemos observado este año en los partidos, como la forma de comunicarse (especialmente el PP), la manera de mostrarse ante la ciudadanía (creyendo que se puede comprar los votos de diferentes colectivos, como los funcionarios) o el “cambio de discurso” que han hecho principalmente los partidos mayoritarios (viendo cómo el pueblo les ha dado la espalda) han sido causa de una sola cosa: Una Política Diferente. La Política de Podemos.

Llevamos una legislatura nefasta, cuyo presidente, que primero aparecía en una televisión de plasma (pagada con dinero B) y, después de que algún “iluminado” le dijera que debía salir de la pantalla para ser entrevistado por periodistas de verdad, Mariano Rajoy Brey ha dejado “perlas” tan inverosímiles en un presidente de estado perteneciente a Europa, como la de no saber la legislación del país que gobierna, en referencia a la entrevista que Carlos Alsina, en Onda Cero, le hizo el martes 21/09/2015, o “…un vaso es un vaso y un plato es un plato…”, un “razonamiento jurídico” muy a la par con su capacidad intelectual, ante el intento de “secesión” de Cataluña. El PP ha querido acercarse al electorado, pero claramente se ha alejado de la ciudadanía, que lleva mucho tiempo queriéndole decir que no están haciendo su trabajo como gestores del país. Que no están gobernando para la mayoría, sino para un selecto grupo de privilegiados, cuyos ingresos han aumentado sospechosamente, a la vez que la sociedad trabajadora ha visto disminuido su poder adquisitivo. El PP ha querido acercarse, mediante anuncios tan ridículos como “la falta de piel” o “Rajoy te da las gracias” (monumentales gastos de dinero público del que no se dice nada), a una mayoría social que lo mira con recelo, porque en esta legislatura ha menguado mucho la confianza que los votantes le otorgaron en los pasados comicios del 2011, mediante las palabras vs acciones que el Partido Popular ha practicado día a día, desde que llegó al Gobierno.

En el PSOE ha ocurrido lo mismo que en el PP, aunque de manera más acentuada, ya que se le ha visto el plumero. Ha mermado el crédito que tenía, ya de por sí tocado desde que Zapatero traicionara al votante, arrodillándose ante Merkel y la Troika. A parte de sus continuas contradicciones y su inocuo estatus de oposición parlamentaria, han querido acercarse a esa masa socialista y de izquierdas, que le ha dado la espalda, por culpa de sus actos. La reforma del Artículo 135 de la Constitución, aliándose con el Partido Popular o la imagen de Pedro Sánchez firmando la ley que conlleva la aprobación de la “cadena perpetua” al lado de Rajoy, para luego decir que, si alguna vez gobiernan la derogarán. Son buenos ejemplos de la posición y oposición del Partido Socialista. Las palabras del secretario general del PSOE “tranquilizando a los mercados” (IBEX35) sosteniendo que “tienen más que ver con CiudadadnosC’s que con los propios ciudadanos de a pie, no ha hecho más que alejar al otrora partido representativo de la ideología socialista, escorándolo a la derecha del tablero político. Cuando ha estado en el poder, a parte de algunas leyes sociales, ha imitado al PP en todo. Un buen ejemplo fue el que menciona la compañera @protestona1 en su artículo “La X del GAL”, dando a conocer que Felipe González, cuando ostentaba el título de presidente del gobierno con mayoría absoluta, promulgó la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985, por la que los jueces ya no podían elegir a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, otorgando ese derecho a los partidos con mayor representación parlamentaria. Nadie ha cambiado o reformado esa ley para que la justicia esté despolitizada completamente, como debería ser. Ni PP, ni PSOE ya que jamás ha sido algo que le preocupara demasiado a estos partidos. Los que tienen el dudoso record de casos de corrupción política, amén de Convergencia Democrática de Catalunya, que ha apoyado o conseguido cambiar cada ley que le ha convenido, como la reforma de la regulación legal de las SICAV’s.

Cuando nació Podemos, el bipartidismo era lo único que el votante español tenía para elegir. Hoy día hay hasta cuatro partidos con una amplia aceptación en la ciudadanía, según todas las encuestas. Entre el PP, el PSOE, CiudadanosC’s y Podemos, sólo hay uno que realmente está dando a conocer las vergüenzas de la joven democracia de este país. La corrupción política mediante sobornos de grandes empresas, a cambio de suculentos contratos públicos; la famosa “Puerta Giratoria” que emplea a políticos que han legislado a favor de esas empresas; el enorme despilfarro que los partidos tradicionales han practicado durante décadas, nunca mirando hacia el ciudadano medio, sino a los grandes defraudadores que tienen su dinero en paraísos fiscales; rescatando a los banqueros y sus inicuos actos, en vez de al pueblo… son sólo algunos ejemplos que Podemos ha destapado con su discurso y, desde el día 24 de Mayo, con hechos desde los ayuntamientos y parlamentos autonómicos. La prensa seria lleva años denunciando estos hechos, pero no ha sido hasta que la crisis económica nos ha arrasado como sociedad, que no le hemos dado la importancia que siempre han tenido. Podemos ha logrado canalizar la rabia, la impotencia y la enorme frustración condensada en la ciudadanía española, mediante su discurso y sus políticas de cambio.

Ahora que estoy estudiando con gente más joven que yo, tengo la esperanza de que se involucren en la política de este país haciéndoles ver lo que ha acontecido y lo que podría ocurrir si no cambiamos el rumbo. Algunos, seguramente oyendo a familiares y amigos que no conocen la manera de pensar y actuar de los partidos del cambio (entre los que se encuentran EQUO, Compromis, Podemos y más), sacan conclusiones precipitadas y de corto alcance respecto a lo que han logrado, fiándose de lo que leen o ven en la tele. Pero no hay que hacer caso a esos medios de (des)información que se venden, como el traidor Judas (según la mitología bíblica) por “treinta monedas de plata” o, en este caso, un par de concesiones y licencias de canales de la TDT (cosa que, según se confirmó hace poco, ni a Atresmedia, ni a Mediaset, les van a otorgar).

El cansino tema de Venezuela (porque los abusos de Israel contra el pueblo palestino, o la teocracia retrógrada que existe en Arabia Saudí, con sus condenas a muerte por hablar mal del Corán o las lapidaciones a mujeres, no parecen tener importancia para los medios); las falacias de algún periodista, en su momento serio, acerca de la financiación por parte de gobiernos autoritarios hacia Podemos (cosa que jamás se ha probado y, aunque pocos lo digan, la justicia ha archivado al no haber pruebas fehacientes); las contradicciones o el ridículo en el que caen muchos “líderes políticos” hablando de que si gobierna Podemos, “desaparecerá la democracia y el estado de derecho, tal y como hoy lo conocemos”, o que la condena a un presunto delincuente como Leopoldo López en Venezuela es injusta, a pesar de saberse que en España, gracias a la Ley Mordaza del PP, por los mismos hechos, podrían caerle más de treinta años de cárcel. Desde que el pueblo ha decidido que este país ha de cambiar su política gubernamental, su desarrollo económico y social y su equidad legislativa (no puede haber quien se burle de las leyes, como sucede hoy con Rodrigo Rato, Miguel Blesa y demás imputados por delitos graves), la casta política, mediática y social de este país de pandereta ha atacado a Podemos y a todo aquel que está de acuerdo con practicar una política diferente a la que hemos visto ejercer desde hace casi cuarenta años.

En las Elecciones Generales, cuando haya que decidir el futuro de los españoles, sólo hemos de hacer una cosa. Meditar bien nuestro voto. Porque no queremos seguir recorriendo un camino que sabemos, nos lleva hacia un profundo abismo. No queremos que las grandes empresas, que desean que vuelvan los tiempos de la esclavitud y la ignorancia, dominen nuestras vidas. No queremos que el BCE, la Troika, Angela Merkel o cualquier otro no elegido democráticamente por la ciudadanía española, domine nuestro porvenir.

Yo Votaré al Cambio.

Votaré una Política Diferente.

Votaré por y para el Pueblo.

#Podemos

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A veces, las personas que imaginamos capaces de nada, son capaces de hacer cosas que nadie imagina.

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