En el primer artículo que escribí para Alcantarilla Social, hacía referencia al libro de Gerald Brenan “El Laberinto Español”. En ese texto del hispanista inglés, se nos explica que la derecha española tiene unas particularidades que la diferencian mucho del resto de partidos e ideólogos de derechas del resto de Europa. Ese libro fue escrito durante la Guerra Civil y en el prólogo, el propio Brenan nos dice: “Me interesaba sobre todo poner de manifiesto los errores y las ilusiones de las izquierdas españolas, ya que, a mi juicio, eran los hombres de izquierda quienes tenían de su parte, en general, el mayor grado de justicia y de honradez. Además, como la mayor parte de las personas de buena voluntad de otros países apoyaban a las izquierdas y la causa de éstas era también la causa de las democracias, las lecciones que podrían aprenderse de su fracaso tendrían interés para muchos”
Como os digo, el libro fue escrito en la primera mitad del siglo XX pero los que estéis interesados en leerle, descubriréis que, no todo por supuesto, pero parte de lo que narra se podría extrapolar a nuestros días.
Los próximos procesos electorales que tenemos previstos, van a ser muy complicados. No solo porque nos faltará tiempo para ir a votar ya que se nos acumulan comicios, si no porque la situación actual, políticamente hablando, es bastante convulsa.
La izquierda fragmentada en trocitos, algunos de tamaño ridículo, el PSOE, actual partido gobernante, dando una de cal y una de arena porque su socialismo siempre está en duda realmente y la derecha convertida en una hidra de tres cabezas a cuál de ellas más dañina.
Es en una de ellas en la que hoy voy a poner el foco de atención, desdiciéndome a mí misma que me negaba en rotundo a escribir nada de ellos, quizá comportándome como un bebé que piensa que lo que no se ve no existe. La realidad es otra, ya no soy una niña pequeña, y hay que enfrentarse al miedo para dejar de sentirlo. Porque aunque no lo creáis, esa derecha que va creciendo a pasos mucho más grandes de lo que nos gustaría, produce miedo. La ultraderecha española se aferra a un término que Brenan usaba en su libro, la patria chica. Esa patria que ellos escriben con mayúscula y que acompañan con golpes de pecho, lágrimas de emoción y vítores, que reduce la sociedad a seres aislados con respecto a los demás pobladores del planeta. Minimizan la idea de un mundo global donde todas y todos tenemos cabida, tenemos derechos y somos libres.
El país que quiere conseguir la cabeza más reaccionaria de esa hidra (no es porque las otras dos sean más modernas, pero bueno) es una España reducida a votantes con analfabetismo democrático. Nadie pone en duda que llamar ignorantes a los demás es una ofensa sin lógica, ahora mismo en este país, la gente lee, escribe, suma y resta sin dificultad. Muchos tienen estudios superiores, másteres (reales) e incluso hablan más de un idioma. Vivimos en una sociedad donde la gran mayoría de la población tiene herramientas culturales para cubrir todas sus necesidades. Pero el analfabetismo puede ser de muchos tipos. Los miembros de ese partido y sus seguidores son iletrados en democracia, en sociedades libres y en derechos compartidos. Entienden el mundo bajo la premisa de que el nacimiento, hecho totalmente fortuito y ajeno al nacido, te hace mejor y con más derechos que los que lo han hecho en otro país. Que lo tienen entre las piernas, les confieren unas propiedades capaces de decidir la vida y la muerte de las que tenemos otra fisionomía. Sus palabras quieren recuperar hechos que durante más de 40 años, significaban el retraso político y social de este país. Abogan por simbologías reaccionarias que limitan la existencia de los seres humanos a prácticas como la caza y los toros como valores intrínsecos de la españolidad más arraigada y atrasada. Desmerecen el trabajo de miles de mujeres y de hombres en la incansable tarea de modernizar este país para llevarle, por lo menos, al mismo nivel que el resto de los europeos. Aspiran a una sociedad donde haya un arma en cada casa capaz de quitar la vida de todos los que incluso por error, puedan llamar a nuestra puerta en una noche oscura. Proclaman a los cuatro vientos las hazañas de la Armada Invencible (que de invencible no tuvo nada), de Isabel La Católica y su costillo (promotores de las mayores atrocidades y genocidios llevados a cabo por los prohombres españoles) de Felipe II (ese que gobernaba en un imperio donde no se ponía el sol a costa de la sangre de los millones de indígenas a los que les robó hasta la respiración) y así en un largo etcétera de personalidades de nuestro pasado monárquico con más sombras que luces.
Los señores de los que hablamos acumulan entre sus filas a mentes pensantes que hablan de homosexualidad en términos del siglo XV, de las mujeres como se hablaba en el Paleolítico y de los emigrantes como los esclavistas del XVII. Sus palabras son escupidas por bocas de lengua viperina que farfullan argumentos que hasta un niño de doce años podría desmontar con sus conocimientos en historia, lengua o cualquier ciencia.
Y siendo así la realidad que vivimos, que sabemos y que sentimos en nuestras carnes ¿Por qué pueden erigirse como la quinta posición en la carrera al congreso? ¿Por qué en las pasadas elecciones andaluzas llegaron a acumular cuatrocientos mil votos? ¿Qué beneficio neto están obteniendo los programas de televisión al hablar de ellos y con ellos día sí y día también?
Pues todas estas preguntas se responden solas. Este país está lleno de gente que como os decía antes, son analfabetos democráticos. Son personas que se dejan llevar por cantos de sirena imposibles de conseguir, que creen que los otros son culpables de nuestros males en vez de asumir que nosotros gestionamos nuestras vidas y somos el resultado de lo que nos pasa. No hay emigrantes que nos quiten el trabajo, no hay mujeres mintiendo sobre sus maridos antes de que las degüellen, no hay feministas viviendo del chiringo del dinero público, no hay más que represaliados y asesinados por la dictadura en nuestras cunetas, no hay homosexuales con enfermedades mentales, no hay gloria en un genocidio, no hay orgullo que sentir por negar el cambio climático…podría seguir con las mil y unas atrocidades que la mente de esas personas crean, pero las conocéis todos.
El franquismo (aquí denominamos así al fascismo europeo porque tiene unas características propias) caló tan hondo en la mente apretada y comprimida por la represión dictatorial, que se trasmite de generación en generación como el anillo con el que se casó la abuela. Se educa a los niños para que odien. A nadie en concreto. Solo que tengan ese sentimiento de odio en su interior y lo vuelquen sobre el primero que pase. Obligan y manipulan la mente de sus hijos para que vivan como ciegos, y sean como las ratas tras el flautista. Seguir sin preguntar.
No es tarea fácil extirpar ese sentimiento hacia la patria chica, porque se nutrió de las palabras de la otra cabeza de la hidra. El PP. Hoy el líder del Partido Popular va diciendo que quiere declarar fiesta nacional el día que Hernán Cortés entró en México para esquilmar sus riquezas, violar a sus mujeres, esclavizar a los hombres y matar a los niños con las enfermedades que llevó desde su Badajoz natal.
Los candidatos del partido del que hablo son falsos historiadores, detenidos por delitos sexuales, toreros, abogados de la familia del dictador y todo un cúmulo de seres con “ideas” a trasmitir en televisión, para captar a todos aquellos incautos sin cultura social ni política, que el día de las elecciones llenen las urnas con papeletas de un partido que lleva el verde en sus siglas aunque la ecología les importa un pepino.
Adolescentes llenando discotecas con banderas anticonstitucionales mientras ellos defienden esa constitución en los tribunales frente a los líderes catalanes. Políticos que abrazan jornaleros andaluces mientras quieren devolver su tierra a los tiempos de Los Santos Inocentes de Miguel Delibes. Mujeres que defienden un feminismo de sumisión y abnegación ante el macho fascista..todo esto será lo que la gente podrá votar el día 28 de abril. Y con ello la vuelta a un franquismo trasnochado que puede acabar con la libertad de las mujeres y los hombres que se han dejado la piel en meter a este país en el siglo XXI.
¿Podrán nuestros oídos escuchar en el programa de Ana Rosa Quintana o de Susanna Griso que quieren una grande y libre? ¿Veremos en pantalla a Ortega Smith en un fraternal abrazo con el presidente de la fundación esa, que lleva el nombre de nuestro asesino nacional? ¿Lloraran hasta la extenuación el día que se abra el Valle de los Caídos y Espejo Público nos mostrará su dolor? Demos tiempo, las desgracias llegan y a veces no vienen solas.
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.