No quiero con estas palabras que aquí escribo dar una clase de Historia, nada más lejos de mi intención; pero creo que en un momento como el que estamos viviendo, en puertas de unas elecciones que pueden significar mucho para la clase obrera de este país, es necesario remontarse al pasado para intentar comprender quienes son los actores que protagonizan esta tragicomedia en la que se ha convertido nuestra España.
No voy a hacer mención al Partido Popular, heredero, actor y ejecutor de las más fétidas políticas ultra-conservadoras que durante siglos se han escenificado en nuestro país; ya hay muchas plumas criticando diariamente a esos personajes, aunque al parecer aún son pocas o la gente no lee, a la vista de las encuestas que les siguen dando como partido más votado.
Voy a hablar del Partido Socialista Obrero Español y su endémico mal, la traición a los de su clase.
Cuesta ¿verdad?, a mi me cuesta mucho, pero hay que llamar a las cosas por su nombre; y me cuesta mucho porque durante años he creído, he luchado y he votado PSOE. Bien es verdad que nunca ha sido la nuestra una historia de amor incondicional, hemos tenido discusiones, peleas, idas y venidas, como cualquier matrimonio; porque si algo mamé en mi juventud, y mamé de buenas tetas, fue el principio de que todo buen marxista tiene que tener y mantener una actitud crítica en todas y cada uno de los principios, actos y pensamientos a lo largo de su vida; siempre fiel a las bases del Materialismo Dialéctico y eso nunca me ha permitido la ceguera que mueve a los mansos, a los incondicionales, a los que se dejan llevar por la corriente porque es más fácil dejarse llevar que remar y dejarse el pellejo de las manos en los remos.
Siempre supe que la actuación histórica del PSOE no fue limpia, pero habían pasado muchos años y mi juventud, mi ilusión y mis ganas de cambiar el mundo pesaban más que mis dudas, creí que fue un mal puntual, provocado por el momento histórico que se estaba viviendo, por adaptarse a las circunstancias. Me puse muchas justificaciones y lo peor, el pensamiento de que si el partido cambiaba de rumbo, para eso estábamos los íntegros dentro, para corregir el rumbo.
Error, gran error que no detectas más que con el paso de los años cuando te das cuenta de que la situación está tan deteriorada que no merece la pena seguir remando contra corriente, cuando has buscado tantas justificaciones que ya no te quedan en la bolsa de viaje ninguna que sea capaz de tapar toda la podredumbre que guarda en su interior; entonces te das cuenta de que el mal es endémico, la traición es endémica al PSOE.
Primera traición:
Durante los últimos años de la guerra civil ya traicionó el PSOE a la República apoyando el golpe de estado de Casado contra Negrín, este apoyo burdamente justificado por el intento de negociar la paz solo fue una maniobra para salvarse ellos de la masacre y para evitar que los comunistas pudiesen vencer a Franco. El mismo Julián Besteiro en 1938 se dirigió a la ejecutiva del PSOE diciendo “la guerra ha estado inspirada, dirigida y fomentada por los comunistas”…. “si la guerra se ganara, España sería comunista”
Franco, como no podía ser de otra manera despreció cualquier oferta de rendición, comunicó al golpista Casado que solo aceptaría una rendición sin condiciones mientras iniciaba su ofensiva final sobre Madrid, Valencia, Alicante, Murcia y Cartagena. Ganando la guerra y sometiendo a los republicanos a una de las represiones más duras que se hayan llevado a cabo jamás después de una guerra, y ahí la sufrieron todos, socialistas, comunistas, anarquistas y republicanos en general, ensañamiento, exilio, maltratos, cárceles, fusilamientos, y toda clase de barbaridades contra los que habían defendido la libertad.
Cuando se produjo la traición, la República contaba aún con un ejército de más de 200.000 hombres, la aviación, la artillería y la flota prácticamente intacta; tras la traición solo los comunistas junto a una pequeña facción del PSOE se quedaron solos en la defensa de España contra el fascismo. Según documentos descalificados con posterioridad se pudo comprobar que no existía ningún plan de Stalin para sovietizar España, tal como pregonaban los seguidores de Casado y del PSOE a través de Besteiro.
El 3 de septiembre de 1939, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda le declararon la guerra a Alemania, seguidos inmediatamente por Francia, Sudáfrica y Canadá. Solo seis meses de resistencia a Franco le habría dado razones a las tropas aliadas para intervenir de forma decisiva en España, ya no para defender a la República sino para defender Europa de la invasión Nazi y del fascismo.
Segunda traición:
En el año 1962 se celebró en Munich el IV Congreso del Movimiento Europeo, al que acudieron por España, monárquicos, liberales, republicanos, democristianos, socialistas, socialdemócratas y nacionalistas vascos y catalanes, con la ausencia del PCE y bajo la autoridad de Salvador de Madariaga. Durante el Congreso, Rodolfo Llopis, Secretario General del PSOE en el exilio vende sus principios republicanos, le dice a Joaquín Satrústegui que transmitiera al Conde de Barcelona lo siguiente:
“El PSOE tiene un compromiso con la República Española que mantendrá hasta el final. Ahora bien, si la Corona logra establecer pacíficamente una verdadera democracia, a partir de ese momento el PSOE respaldará lealmente a la Monarquía”
Por una parte compromiso con la República y por otra la voluntad de incumplir el compromiso a cambio de restauración borbónica en la que PSOE tuviese la posibilidad de gobernar.
Tercera traición:
A partir del Congreso de 1970, los socialistas estaban divididos claramente, por un lado el sector histórico que apoyaba al Secretario General del Partido, Rodolfo Llopis desde las agrupaciones en el exilio y la renovadora que estaban representadas por las agrupaciones del interior de España y que pretendían acaparar el poder.
El sector renovador encabezado por Felipe González, Nicolás Redondo, Ramón Rubial, Pablo Castellanos Alfonso Guerra, etc. convoca el XII Congreso en el exilio, en la ciudad de Toulouse, a este congreso se opone Llopis, el Secretario General.
Al congreso asiste una representación mayoritaria de delegados del interior (según algunas fuentes, en número inflado, ya que no existían tantas agrupaciones en el interior para tanto delegado), y algunos delegados de agrupaciones exteriores.
Con esta artimaña el congreso nombra una ejecutiva colegiada que deja en la calle a Llopis, para que no fuera tan traumática la medida Besteiro ofrece a Llopis la Presidencia del Partido que éste rechaza por principios. Dicen que hasta ocuparon el despacho de Llopis y le cambiaron la cerradura.
Llopis no reconoce la validez del Congreso y convoca el XII Congreso en diciembre de 1972. Tras esta duplicidad de congresos el partido queda totalmente dividido en dos sectores “histórico” y “renovador” y ambos tratan de buscar el reconocimiento de la Internacional Socialista.
El PSI (Partido Socialista del Interior) encabezado por Tierno Galván apoya al PSOE Histórico de Llopis, mientras que el sector renovador es apoyado por los partidos socialistas europeos y EEUU, en enero de 1974 la Internacional Socialista reconoce el PSOE renovador dándole validez al congreso celebrado en agosto de 1972, en detrimento del histórico de Llopis.
Con todas las velas con viento favorable en octubre de 1974 los renovadores convocan el XIII Congreso en el Exilio, en la ciudad de Suresnes, Felipe González alcanza la Secretaría General, renuncia al marxismo, abandona el socialismo abrazando la socialdemocracia y a su vez renuncia a la restitución de la República, dando validez a la monarquía y a la bandera rojigualda.
Estas traiciones favorecieron la legalización del partido y el contento de los sectores posfranquistas que apoyaban el régimen monárquico. El apoyo de EEUU y CIA se recompensarán con la integración en la OTAN y las bases militares durante los gobiernos de Felipe González y la integración en Europa fue posible en parte a la buena sintonía con los partidos socialistas europeos.
A partir de ahí creo que la historia la conocemos todos, toda la suerte de medidas tanto económicas como sociales durante los gobiernos del PSOE, el esfuerzo por desclasar a los trabajadores en pos del bienestar social y la ausencia de oposición de clase frente a las medidas de los gobiernos de derechas han hecho el resto.
Son muchas las traiciones, es mucho el dolor que directa o indirectamente se ha causado a la clase obrera de este país como para que la próxima vez que tengamos que elegir una papeleta por lo menos pensemos cuales son las consecuencias de darle el poder a unos o a otros.
Y si este ladrillo que os he soltado sirve por lo menos para eso, para que lo pensemos, me daré por satisfecho.
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