Como ya dije en un artículo anterior, las redes sociales en ocasiones te dan la oportunidad de conocer a personas muy interesantes y con grandes historias que contar. Historias que se circunscriben tan solo a la persona en cuestión, pero que por su naturaleza y por el altruismo intrínseco que nace de sus acciones, influyen, en muchas ocasiones de forma determinante, en la vida de personas anónimas e invisibles para gran parte de la sociedad.
Hoy podemos decir de Lagarder, sin que éste tenga miedo a ninguna repercusión negativa, que es un hombre inmigrante de nacionalidad rumana, de etnia gitana y homosexual. Digo que podemos decirlo sin que haya de tener miedo, ya que aun las dificultades que encontró y que seguro en alguna ocasión aún debe sufrir en España, pudo liberarse del peso de esas características personales que tantas dificultades le ocasionarían en su país de origen. Resumiendo mucho, Lagarder entró siendo muy niño en un orfanato de Rumania, lugar donde por la evidente falta de recursos públicos y la corrupción institucional, la comida así como la educación eran poco menos que precarias. Los residentes más mayores utilizaban a los más pequeños para robar comida y así apaciguar el hambre que allí se pasaba. Fueron pasando los años hasta que una monitora del orfanato le ofreció compartir con él parte de su desayuno a cambio de que dejara de robar.
Ese acto de bondad por parte de aquella mujer, actuó como un haz de luz en la comprensión del mundo de Lagarder respecto a la realidad que hasta entonces había conocido. Comenzó a interesarse por los estudios, tanto, que contra todo pronóstico por su condición personal y social, se diplomó en Rumania en Trabajo Social. Después de un épico viaje a través de Europa, consiguió llegar a Portugal, lugar donde cayó en manos de una red de explotación de personas, trabajando y viviendo en un régimen de semi esclavitud. Pudo denunciar aquella situación y escapar de aquel lugar, trasladándose a España, donde para su sorpresa volvería a caer en otra red rumana de explotación de personas. Una vez superada esa fase, se instaló en Sevilla, ciudad donde intentaría echar raíces sacándole provecho a sus estudios. Fue de nuevo una mujer quien le echó un cable para hacer realidad sus sueños. Lagarder tenía su piso, trabajaba haciendo lo que más le gusta que es ayudar a las personas en exclusión social, tenía a sus amigos, y lo más importante, un lugar donde no tener que esconder que era homosexual o de etnia gitana.
Por diferentes razones que a continuación el mismo Lagarder podrá contarnos, hoy en día sigue viviendo en Sevilla, pero de una forma totalmente distinta a como él se había imaginado; y es que hay situaciones que una vez vividas por según quien, nos pueden abrir puertas de conciencia desconocidas para la gran mayoría de mortales. Lagarder es hoy un activista por los derechos humanos de las personas más olvidadas y más ignoradas tanto por la sociedad como por las instituciones: los sin techo, los que viven tirados en la calle, los que por su condición social o personal, no quieren ni atenderlos en los hospitales. Lucha por los derechos humanos de todas estas personas en Sevilla así como para que la condición de pobreza no sea criminalizada por la sociedad, trabajando para la inserción y apoyo de esas personas. Pero lo hace desde una posición más empática y sincera que cualquier otro profesional; cuestión que también le provocaría ciertos problemas.
Sería injusto resumir su camino por la vida en tres o cuatro párrafos, así que además de la entrevista que Lagarder ha tenido la amabilidad de concederme, os animo a que antes de ésta o después, leáis sin falta el contenido de este blog, donde podréis conocer con mucho más detalle su épica aventura y desventura hasta estos días. Sin duda, no os dejará indiferente. En cambio con esta entrevista, he pretendido acercarme más a la persona de Lagarder, a sus motivaciones y sentimientos. Y sin más dilación, pasemos a leerle a él.
– Pregunta: Largarder, ¿quién eres?
R: Un ser que camina ligero de equipaje en busca de las experiencias ya que el hombre sin experiencias no es nada. Resumiendo, creo que soy una persona que decidió sin miedo, caminar.
– Pregunta: ¿Qué fue de tus padres? ¿qué sabes de ellos u otra familia?
R: De mi familia no supe nada hasta finalizar la universidad. Con 11 años pude sustraer del despacho del director del orfanato mi expediente y así fue como descubrí que era gitano. Desde entonces no paraba de preguntar a los adultos sobre la cultura gitana y siempre me hablaban mal, así que decidí encerrarme y seguir investigando por mi cuenta. Con los años me propuse estudiar y salvar de la marginalidad a mi pueblo así como buscar a mi familia no antes de finalizar la carrera universitaria. Cuando finalicé la carrera visité a mi padre, un hombre humilde que me acogió muy bien. Sacrificaron lo poco que tenían para dárselo a su hijo perdido, se le veía muy orgulloso de poder decir a los vecinos del barrio que su hijo era universitario. Debo reconocer que me impactó la pobreza severa que sufría mi familia así como la sabiduría de mi padre que fue encarcelado por el comunismo.
En la cárcel leyó el libro «Los tres mosqueteros» e insistió a mi madre, que le abandonó, que me pusiese el nombre de Lagarder. Fueron tres días los que pasé con mi padre, pero lo suficiente para darme cuenta de muchas cosas, sobre todo de su espíritu solidario con el poblado de gitanos y su carácter revolucionario. Me siento muy identificado con él y seguiré luchando al igual que mi padre por la libertad del pueblo gitano. De mi madre no sé nada, dejó a mi padre solo en la cárcel y como que no tenía ganas de conocerla, aunque hoy me arrepiento de no haberlo hecho. Quizá algún día la conozca.
– Pregunta: ¿Qué recuerdos de tu niñez se te han gravado a fuego en la mente?
R: Son muchos los recuerdos ya que tuve una infancia muy dura y al mismo tiempo cargada de acontecimientos. Recuerdo a los cooperantes de desarrollo de Suecia que vinieron a dar color al orfanato. Bárbara Gusell, una trabajadora social me inspiró y gracias a ella decidí ser trabajador social ya que por primera vez un adulto me daba la opción de elegir y participar en la acción. En concreto fue un verano en el que lo pase muy bien, paseaba con ella por el Danubio, pintamos nuestra habitación de rosa y me compró una falda que me puse. También recuerdo a mi maestra que dedicó muchos años en enseñarme como enfrentarme a este sistema. Recuerdo también que los adultos del orfanato me responsabilizaban para quitarle la comida a mis compañeros y como premio, a mí no me la quitaban. Siempre se la daba a los más pequeños ya que me dolía ver a mis compañeros llorar de hambre.
Recuerdo que en los recreos esperaba a que los compañeros de clase tirasen la comida que les sobraba y que tardaba en entrar a clase ya que me quedaba en el patio escondido para calmar el hambre. Lo hacía debajo de un árbol gigante y mi maestra lo sabía, pero nunca me castigaba, era muy comprensiva, llegó a compartir conmigo su desayuno durante muchos años para que me centrase en los estudios. Recuerdo el molino de enfrente de la escuela, los agricultores que intercambiaban los productos por comida… recuerdo el ramo de flores que recibía por mis buenos resultados y que nadie me abrazaba, solo mi maestra, recuerdo muchas cosas que no cabrían, necesitaría tiempo y papel para ordenar todos los recuerdos y ponerlos en un libro pero me absorbe la acción. Siempre he pensado que debería hospitalizarme o entrar en la cárcel para poder escribir.
– Pregunta: ¿Cómo es la vida y cómo se siente un gitano homosexual en un país como Rumania? ¿y en España?
R: En Rumania ser homosexual es complicado. Cuando estudiaba en Bucarest vi un pequeño grupo celebrando el orgullo gay y me sentí cobarde al no poder estar a su lado. Al final varios de ellos fueron agredidos en el metro y entonces me dije que deboía abandonar el país. En Rumania nadie sabía que era gay y pude ser testigo de miles de conversaciones homófobas. Sufría mucho en silencio. Hoy no sé el nivel de aceptación del colectivo gay ya que llevo 11 años en España, estoy roto por completo con el país en el que nací y mi opinión no sería la más indicada.
En España conocí a un concejal de IU, al que se lo conté. Mi situación era la de un irregular en España y este concejal insistía mucho en que tuviéramos un rollo, pero él no me gustaba nada. Le di una lección ya que se imaginaba que por mi situación vulnerable de inmigrante podría satisfacer sus deseos. Siempre se lo dije con respeto y creo que lo llegó a comprender. Otros se creían con derecho sobre mi cuerpo por mi situación de desventaja social, pero nunca lo he consentido, soy pobre pero mando en mi hambre y siempre me he acostado con las personas que me han tratado de igual a igual. Los primeros años debido a la represión de Rumania, frecuentaba bares de ambiente pero rápidamente me cansé ya que muchos buscaban sexo fácil y eso no va conmigo. Esos sitios me han ayudado a fortalecer mi identidad sexual y al mismo tiempo me han enseñado la perversidad que se comete con las personas de nueva entrada que buscan identificarse. Los que llevan mucho tiempo frecuentando estos sitios se creen con derecho a satisfacer sus necesidades sexuales y no me parece justo. También tomé conciencia sobre la prostitución masculina en Sevilla y me impliqué mucho ya que la mayoría de las víctimas son jóvenes del Este de Europa que sin trabajo se ven obligados a ofrecer servicios sexuales a señoritos sevillanos de avanzada edad que con dinero obtienen sexo fácil. En España se conquista el derecho pero no se sabe valorar el derecho, y esto tiene mucho que ver con la falta de valores. La única pareja que tuve fue un alemán que vino de viaje a Sevilla. Nos enamoramos al instante pero los viajes entre Sevilla y Berlín pusieron fin a nuestra relación.
– Pregunta: ¿Por qué Trabajo Social como estudios universitarios?
R: Buena pregunta. Una bella experiencia en la infancia me determinó a estudiar esta carrera. Bárbara Gusell, la cooperante de Suecia, era trabajadora social y fue el primer adulto que me preguntó de qué color quería pintar mi habitación, y gracias a ella hoy soy trabajador social. Fue un verano magnífico, ver el orfanato lleno de colores, tanta participación… desde entonces cada vez que me preguntaban qué era lo que quería estudiar, siempre decía que Trabajo Social aunque la carrera no existía aún en Rumania. Al finalizar el bachillerato la Universidad Pública de Bucarest creó la cátedra de trabajo social y vi mi sueño cumplido. El Trabajador social es el educador de calle que aporta color en la vida de las personas en desventaja social y aunque el sistema siempre me ha impedido ejercer mi trabajo, hoy sigo trabajando en la calle las 24h y gratis con los sin techo, ya que como decía el filósofo chino, Confucio, «trabaja en lo que te gusta y nunca sentirás que trabajas» y eso es lo que me pasa a mi.
– Pregunta: ¿Por qué Portugal como primer destino a la Europa occidental?
R: Decidí ir a Portugal ya que un amigo del orfanato nos prometió trabajo en una campaña agrícola, pero realmente decidí emprender el viaje por un chico del orfanato del que estaba enamorado y me apetecía acompañarlo en esta aventura. Dejé el trabajo como educador del orfanato donde había crecido cegado por el amor que sentía por Adrián. Él no sabía nada, era una especie de amor platónico. Me hacía mucha ilusión viajar a su lado y lo hice, juntos pasamos por muchos obstáculos. Al salir de Rumania me tuve que enfrentar a la policia de la frontera con Hungría ya que pedía 50€ a todo aquel que abandonaba el país y me negué ante las miradas de todos los agricultores pobres de pueblos que habían pagado los 50€. Al pasar la frontera, la policia me hizo bajar del autobús y ante la mirada de todos, me pegaron una paliza en plena carretera. Me dolió mucho ver que nadie del autobús dijo nada. Con la cara hinchada seguí el camino hacia Portugal pero orgulloso de haber roto con la regla establecida en las aduanas. En el viaje que duró tres días, conocí las historias de la gente, soñaban con rehacer sus vidas fuera de Rumania. Me impactó ver a mucha gente mayor de los pueblos que habían vendido lo poco que tenían con la esperanza de que occidente fuera el Edén Prometido.
– Pregunta: ¿Por qué Sevilla una vez en España?
R: Elijo España por cercanía y también por haberme enterado de que había libertad de expresión para los gays. El primer pueblo donde me asenté fue Puerto Moral y de nuevo una banda de Rumanos en colaboración con empresarios de la zona nos explotaron en el campo. Recuerdo perfectamente las madrugadas en el furgón con las ventanas tapadas, recuerdo la resignación de los mayores que lo habían dado todo y eso me daba fuerza para salir de aquello. Me di cuenta que la única forma de escapar era aprender el castellano, así que con el primer dinero que me cayó en las manos compre un diccionario. Cuando llegaba por la noche del campo me refugiaba en los parques y memorizaba palabras, formaba proposiciones… fue duro. De allí acabé en Aracena rescatado por una maestra del pueblo que me enseñó castellano y me ayudó en todo lo que necesité. El tiempo que estuve en Aracena no paraba de prepararme para dar el salto a Sevilla y alcanzar mi sueño de ser profesor/trabajador social. Homologué la titulación y me desplacé a Sevilla explorando todas las posibilidades. Inicialmente fue duro ya que nadie me quería alquilar un piso y en temas de trabajo sólo encontraba como camarero cobrando en negro. Siempre me he negado a trabajar en negro o a no declarar los pisos de alquiler como es costumbre en Sevilla, todo eran obstáculos y lucha, y todo por intentar ser honrado, ético.
Finalmente consigo salir de este círculo vicioso con un contrato de trabajo en un centro de menores donde estuve trabajando un verano entero con menores tutelados por la Junta de Andalucía. El centro se parecía a una cárcel y los educadores servían de vigilantes de menores y yo me puse a hacer actividades con los chavales, a ayudarles en su proceso, pero esto no gustó al director y no me renovó el contrato. Tuve suerte ya que a pocas semanas de echarme la Junta de Andalucía me contrató como mediador escolar para centros educativos con nivel alto de conflictividad. En esos centros conseguí romper con los tópicos y convertir los centros educativos en lugares de puertas abiertas para los alumnos en desventaja social y cultural. De nuevo me topé con obstáculos, choqué con el actual Defensor Andaluz del Pueblo que no permitía a los alumnos de barrios marginales matricularse en institutos fuera de estas zonas. Rompí con sus planes y matricule a los niños fuera del gueto. Me echaron de la zona ya que perdían cupos de alumnos por aulas y me mandaron a otro barrio marginal donde detecté la segregación escolar de los alumnos gitanos. Denuncié la situación tras dos años de intentos y me echaron de nuevo… en pocas palabras, caminé sin miedo y acabé en la calle, lugar donde hoy sigo enseñando.
– Pregunta: ¿Cuándo y por qué comienza tu andanza activista?
R: De pequeño me vi obligado a enfrentarme a injusticias y cuando decides iniciar el proceso ya eres un activista. Una vez que pruebas el sabor de estas experiencias quieres seguir, es un camino que nunca acaba. Ser activista requiere determinación e ideas claras y mi lucha se resume en tres palabras: igualdad de oportunidades. Tuve la oportunidad a través de la educación de resaltar y quiero que los demás tengan la misma oportunidad ya que de ello depende nuestro avance como sociedad. La igualdad de oportunidades rompe con la pobreza, las desigualdades y me parece una lucha con una buena causa. Comencé a ser activista con nueve años al descubrir que el director del orfanato abusaba sexualmente de mi tribu. Me escapé de la acogida y me fui a la capital con nueve años en busca de la consejería de Educación para pedir al Director general que tomase medidas con este director. Lo conseguí y me gané la simpatía del consejero que de vuelta me llevó en su coche personal al orfanato. Así empecé y hoy sigo igual, soy incansable y deseoso de derechos para la gente de abajo.
– Pregunta: ¿Qué personas y por qué han marcado un antes y un después en tu vida?
R: Muchas ya que cada persona te aporta algo, inclusive los enemigos que tanto me enseñan. Mi maestra Cosoveanu sin duda es la persona que ha marcado y sigue marcando mi vida. Ella es mi ADN, ya que me enseñó valores y sobre todo a luchar por la igualdad. Gracias a ella llegué a la universidad, gracias a ella pude comprender la complejidad del mundo y hoy intento superar a la maestra que revolucionó la escuela donde estudié. Solía decir: «nadie se queda atrás» y en ello estoy ya que todas las personas venimos a la vida para vivir y no para sufrir. Otra persona importante en mi vida fue mi maestra de España, Ángeles de los Reyes, me dio las herramientas necesarias para seguir caminando sin exigirme nada a cambio.
– Pregunta: ¿Qué debe sentir una persona para comprometerse tan íntimamente con la problemática social de la pobreza y la exclusión social?
R: Sobre todo empatía. Observo el mundo y veo mucha gente instalada en la burbuja que llamo confort y difícilmente se puede comprender a las personas que sufren pobreza. Hay una distancia grande y por mucho que se intenta ayudar no se consigue dado que no existe la relación de igual a igual. Para comprender el mundo complejo de la calle hay que bajar allí y quedarse si es posible para balancear y romper con la desigualdad. Debemos experimentar en propia carne sus vivencias, hacerlas nuestras y transformarla. La gente desde sus espacios distantes quieren ayudar desde la imposición, imponiendo al pobre soluciones que nada tienen que ver con el sujeto que padece pobreza. La receta ideal es la empatía y la acción común dando al sujeto la posibilidad de participar en el cambio de su realidad.
– Pregunta: Largarder, resúmenos 24 horas de tu vida de un día cualquiera. ¿Qué comes, dónde, con quién, dónde duermes, con quién lo haces, como te desplazas, etc.?
R: Mi vida es caótica, todo transcurre según los acontecimientos que se dan en la calle. Suelo despertarme temprano, me gusta vivir con intensidad cada momento. Me desplazo en bicicleta siempre, me fascina montar en bici, caminar al mismo ritmo que la vida. Suelo comer últimamente lo que me encuentro, hay mucho despilfarro y gracias a ello puedo comer. A veces me encuentro con la gente que me invita a comer y lo hacen con respeto y consideración a mi actividad diaria y esto me llena de mucha satisfacción. En los últimos seis meses he dormido en la vía pública o en bancos de la Plaza Nueva con otros sin techo en un intento de hacernos visibles y exigir derechos, pero la pasividad absoluta de los políticos de la ciudad me ha determinado a okupar pisos de los bancos. Ahora vivo junto a otros 5 sin techo en un piso de Okupa del BBVA con la intención de resguardar del frío y la lluvia a la gente de la calle. La Okupación se ha convertido en el motor de nuestra lucha y vamos a seguir okupando más pisos de los bancos rescatados por el gobierno con miles de millones del pueblo para que nadie más duerma en cajeros, bancos o debajo de puentes. Es terrible la situación en Sevilla y no hay voluntad política ninguna.
– Pregunta: ¿Cuáles son tus fuentes para subsistir?
R: Actualmente ninguna. Antes trabajaba como traductor en juzgados pero como muerdo tanto al PSOE de Andalucía, han dejado de llamarme. El trabajo como traductor siempre fue precario ya que el servicio se privatizó y la junta se lo regaló a una empresa amiga que explota a los traductores sin ofrecerles contrato laboral, sin alta a la seguridad social… Me resulta interesante vivir el instante y este proceso conlleva un aprendizaje brutal que te enseña a ser amable, creativo y sostenible en definitiva.
– Pregunta: ¿Has tenido problemas con representantes de instituciones o con personas anónimas por tu labor activista?
R: Muchos problemas y lo veo normal, no me sorprende. Con los políticos de la ciudad, por no querer ser su muleta y criticar su actividad defectuosa. Están muy alejados de la realidad de la calle, pendientes de los like’s de las redes sociales, con eso se dan por satisfechos. Organizan manifestaciones teledirigidas sin espontaneidad y aquel que se sale y se niega a ser muleta es marginado. En Sevilla tenemos una izquierda que carece de músculo social, una izquierda que llora y se emociona con las vírgenes pero no con los desahuciados, no con los sin techo ni con los parados… se necesita una transformación, no podemos fingir que todo va bien cuando 2 mil sin techo duermen en la calle ó 5 mil comen de la basura. Deberían dimitir todos pero este no es su estilo. La visibilización de la pobreza les molesta mucho, y más cuando señalas a los responsables. Ej. En Sevilla en 2003 el PSOE e IU aprobaron una ordenanza que pretendía multar la rebusca en la basura con 200/300 euros y hoy los mismos que criminalizaron la pobreza, son los que dirigen el consistorio.
– Pregunta: ¿Cómo crees que la sociedad en general puede percibir tu lucha?
R: Interesante. La sociedad en general percibe bien la lucha aunque le cuesta creer que haya personas que hayan decidido trabajar tan de cerca con los sin techo, las minorías y luego los hay que por pura envidia tratan de desacreditarte, pero me aferro siempre al trabajo diario que me mantiene firme en la lucha por los derechos humanos. En una sociedad atrapada por los miedos es fácil caer en lo absurdo, la desconfianza creciente hace dudar a algunos ya que parten desde su realidad a la hora de emitir juicios. En general observo que la gente cobra esperanza en los valores con esta lucha y descubre que es posible cambiar las cosas con más solidaridad y ponen en duda la caridad que en Sevilla siempre fue incuestionable.
– Pregunta: Lagarder, ¿cuál es el sentido de la vida?
R: Uff que complicado responder. Lo voy a intentar. La vida a mi modo de ver es una unidad perfecta, nada es inseparable. La vida tiene un curso natural que nosotros los humanos hemos roto. Somos elemento esencial de la vida y no sabemos captar las señales, nos enredamos en asuntos que tienen relación con lo material sin ser capaces de olfatear, percibir lo auténtico de la vida. Nuestro rol en esta totalidad perfecta es la de recoger los frutos ciclo tras ciclo. Pero somos tan bárbaros y egoístas que competimos en lugar de disfrutar los frutos. Los hay que especulan con los frutos y de ahí la cadena interminable de conflictos entre la misma especie. La vida para regenerarse y dar lugar a otros frutos nos ha dado un rol privilegiado, el de recoger los frutos con generosidad y permitir la continuidad de la vida pero no hemos conseguido después de 2 mil años, entender que somos parte de la vida y que debemos ser generosos para garantizar la continuidad de la vida.
– Pregunta: ¿Cómo definirías tu pasado en una palabra? ¿Y el presente? ¿Y el futuro?
R: Pasado: inocencia, Presente: acción, Futuro: sueños
– Pregunta: Lagarder, ¿qué debe hacer una persona para ser feliz?
R: Deshacerse de los miedos y abrazar la acción. En el proceso encontrará obstáculos y la raíz de la felicidad que se manifiesta sutilmente. Los sueños son la clave, te mantienen expectante ante la vida y te cubren de distintos sabores. La clave de la felicidad es lanzarse y experimentar. Sin experiencias auténticas no hay felicidad.
–Pregunta: Me he permitido el lujo de bautizarte como el Diógenes de Sevilla ¿me equivoco? ¿Por qué?
R: Es uno de mis referentes, se ganó el respeto con sus gestos diarios. Podría serlo por morder la inmoralidad aunque me queda mucho camino que recorrer para alcanzar las enseñanzas de Diógenes. Él enseñaba en las plazas, provocaba a las personas a pensar… sigo sus enseñanzas pero actualizado al momento actual. Las redes sociales son mi plaza aunque consciente siempre de que todo debe traducirse finalmente en una transformación de la realidad. Las redes sirven para provocar, enseñar, visibilizar una realidad determinante, pero la finalidad de todo es que sirva para producir cambios, de lo contrario sería una trampa, una pérdida de tiempo…
– Pregunta: Si debieras educar a un adulto ¿qué libros le aconsejarías leer?
R: Muchos pero voy a recomendar unos cuantos: 1984 de George Orwell, El Principito, Los Miserables de Víctor Hugo, Desobediencia Civil de David Henry Thoreau…
– Pregunta: ¿Qué debemos hacer la sociedad para despertar?
R: Suelo ser positivo pero últimamente soy tan pesimista y quizá esto me sirva para provocarme y mantenerme despierto. Son muchas cosas las que deben cambiar para que la sociedad despierte. Lo primero que debe cambiar es la forma de enseñar, la enseñanza debe ser libre, horizontal y captar todos los elementos de la vida. Con cambiar la enseñanza me daría por satisfecho. El sistema educativo actual es muy cruel con los niños, mata la creatividad y enseña a competir y esto hace que todo siga igual. Las escuelas de hoy las veo como fábricas que preparan trabajadores para el sistema y eso debe cambiar.
– Pregunta: Si debieras aconsejar una película a un adulto, ¿cuál sería?
R: Son muchas las que recomendaría. Home, un bello documental que nos sitúa a los humanos en esta totalidad de la vida.
– Pregunta: Si sólo pudieras recoger a un animal del Arca de Noé, ¿con cuál te quedarías?
R: Qué difícil me lo pones. Me los llevaría a todos pero si solo puedo recoger a uno me llevaría un perro/lobo para que nos acompañemos en la aventura.
– Pregunta: ¿Qué te parece el acuerdo al que ha llegado la Unión Europea con Turquía para tratar el asunto de los refugiados sirios?
R: Un acuerdo criminal y perverso. Primero venden sus armas a los aliados para bombardear a los Sirios, matan a millones de personas y las que se salvan cruzan el mar para de nuevo encontrarse privados de libertad en centros de detención o deportados a Turquía a cambio de dinero. No les importa la vida humana, nos tratan como ganado y esto algún día acabará en un estallido social. La gente está asqueada de la Unión Europea y sus acuerdos criminales. Han asesinado a más de 12 mil niños, cerca de 400 muertos por francotiradores, esto es demencial y no lo debemos permitir.
– Pregunta: Lagarder, ¿qué debiera hacer el humano para construir una sociedad más justa?
R: Apostar por un sistema educativo alternativo que enseñe valores, una especie de comunidades de aprendizaje donde todo el mundo de la sociedad pueda participar, un sistema parecido a las comunidades de gitanos errantes que aprenden en contacto directo con la naturaleza y donde toda la comunidad hace sus aportaciones.
– Pregunta: Lagarder, danos un filósofo al que leer; a un político al que poder respetar y a un músico al que escuchar.
R: Sócrates, José Mujica, Philip Glass
– Pregunta: ¿Qué son las religiones?
R: Sectas en busca del poder que manipulan y dividen al pueblo. Quitan el protagonismo al pueblo al que obliga a obedecer una tabla de mandamientos que escribieron unos aprovechados. Estas religiones prometen al pueblo otra vida eterna si obedecen sus ordenes, de lo contrario irían al infierno. Yo desde luego no doy la vida actual por otra inexistente que prometen estos fariseos. Las religiones a lo largo de la historia han montado guerras y matado a mucha gente inocente y hoy siguen en la misma pero disfrazados. La educación es la única alternativa.
– Pregunta: ¿Qué función tenemos los humanos en el mundo desde una perspectiva integral?
R: Función principal de disfrute. Observa a los animales, disfrutan en el presente sin pasado o futuro. Debemos aprender a vivir en el presente.
– Pregunta: Dinos un partido político actual que consideres que pudiera provocar un cambio real a la situación socioeconómica en España.
R: Ninguno. Los partidos actuales están obsoletos, sus estructuras propician la corrupción tarde o temprano, y caemos en los mismos errores. Debe haber una fórmula que garantice la participación del pueblo en la toma de decisiones. Las ágoras pueden ser una buena herramienta ya que permiten los debates que garantizan la formación del pueblo en la política. Con el sistema político actual el pueblo es analfabeto de la política y de ahí todos los problemas.
– Pregunta: ¿A qué le tienes miedo?
R: Al sistema capitalista ya que lo devora todo en su camino. Miedo a los bárbaros que no tienen aprecio por la vida.
– Pregunta: ¿Qué cosas son las que te hacen sonreír?
R: El rostro de un niño, acariciar un perro, el lenguaje bruto de los desheredados de la tierra, los llamados pobres en nuestro sistema.
– Pregunta: ¿Qué te hace llorar?
R: Me encanta emocionarme y las emociones auténticas de los demás me hacen llorar. Suelo llorar mucho pero en mi espacio. Últimamente lloro por las historias auténticas de los sin techo que descubro es una forma de canalizarlo todo. El lenguaje que desprende la naturaleza también me hace llorar ya que descubro su generosidad continua en un mundo que desprecia sus frutos.
–Pregunta: Lagarder, ¿qué es la vida? ¿y la muerte?
R: Te contesté antes sobre la vida, la muerte no existe. Somos energías que se transforman y nosotros creemos que es la muerte.
Estas han sido las respuestas del Diógenes de Sevilla, Lagarder Danciu; todo un personaje que de haber más personas como él, el mundo probablemente giraría en otra dirección. Os animo a que sigáis su trabajo a través de las redes sociales; su finalidad lo merece y debe conocerse.
gRABADO. CON b. SALUDOS bUENA ENTREVISTA, PUES ADMIRO A lAGARDER.
«… En Sevilla tenemos una izquierda que carece de músculo social, una izquierda que llora y se emociona con las vírgenes pero no con los desahuciados, no con los sin techo ni con los parados…»
Grande la persona, muy buen artículo, y excelente la entrevista. Buen trabajo
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles”. B. Brecht
Pregunta al rocío
de la mañana
en Sevilla:
él conoce a Lagarder,
nómada de los mundos.
Amigo de la luna,
compañero de estrellas,
hombre libre
a quien la luna
envidia.
La brisa acaricia
carrizales, ramas,
y susurran su nombre,
el del noble gitano
hermano del sol.
Todos los mares
lloran por no ser
marisma a los pies
de Sevilla,
y acunar con olas
tus rosas sueños
de Justicia.
Por ti, andalusí
errante, apátrida,
renace la Primavera
para contemplar
su Aurora:
Lagarder.
https://www.youtube.com/watch?v=kSZqejxZNZw