Los malos son los otros, los que se van a sentar en el banquillo por reventar a martillazos pruebas judiciales, los que ya habían desvalijado el país cuando nosotros llegamos. Los mafiosos.
Vivimos en un país en el que nadie es inocente de que perdure en el tiempo la putrefacción política e institucional que nos rodea, ni lo son los altos cargos de los partidos, ni sus votantes. Ya no podemos escudarnos en el desconocimiento, ahora todos somos conscientes de la inmoralidad de quienes nos están gobernando, y de los que les mantienen en el poder.
Llevamos años, día tras día despertándonos con un nuevo escándalo de corrupción del partido que sostiene al gobierno, sabemos que han saqueado las arcas públicas durante décadas, que han pagado campañas electorales ilegalmente, que se han enriquecido con nuestro dinero y que están en política para forrarse como alguno de ellos dejó claro en una grabación privada.
Sabemos que nos han robado, empobrecido, endeudado y recortado derechos mientras llenaban los bolsillos de empresarios amigos y enviaban su parte de las mordidas a cuentas en Suiza. Lo sabemos todo. O casi. Y aún así , les votamos. La falta de castigo del ciudadano a la corrupción en nuestro país es digna de estudio, y muy, muy preocupante.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué los que pagamos sus juergas (volquetes de putas incluidos) seguimos prefiriendo malo conocido a bueno por conocer? ¿Por qué los trabajadores no penalizamos mediante el voto a quienes nos saquean y sin embargo tememos como al diablo a los que han dado en llamar ¨populistas¨ ? ¿Por qué ni siquiera ante las más terribles turbulencias políticas y económicas el PP sufre un descalabro electoral?
Sabemos que las personas conservadoras temen a los cambios, y que una parte del electorado huye de cualquier tipo de perturbación por mínima que sea, pero ¿hasta el punto de seguir apoyando a un partido al que un juez ha tildado de banda criminal organizada? ¿Será verdad que somos un país de pusilánimes, que entregamos la cartera con una sonrisa en la boca y dando las gracias? No lo creo, o no lo quiero creer.
Debe haber otras razones que a mi se me escapan. Dejando a un lado a esa parte de la población privilegiada a la que favorece la política económica del Partido Popular, o a los que siguen relacionando el patriotismo con ¨la España grande y libre que soñaba Jose Antonio¨, me cuesta aceptar que haya ocho millones de ciudadanos que disfruten dejándose robar.
Es posible que desde la izquierda, y concretamente desde Unidos Podemos, tengamos que hacer algo más para que esta banda no siga ganando elecciones. Quizá el reto está en conseguir que el votante entienda, que si las oligarquías económicas y el poder establecido nos teme, es porque somos pueblo. Como ellos.
Los grandes MMCC no van a ayudarnos a luchar por el cambio, no en vano forman parte de todo ese sistema económico neo liberal contra el que nos enfrentamos. Nos invitan a los programas si, pero únicamente porque no se explicaría que no lo hicieran, y se aseguran de poner a tres o cuatro fieras que nos salten directos a la yugular cada vez que intentamos decir algo que no conviene que llegue con claridad al espectador.
Desde mi modesta opinión, creo que nos conviene bajar a la arena, hacer campaña a pie de calle y contarle al posible votante de forma más cercana nuestro proyecto, y eso requiere la implicación de todas y cada una de las personas que formamos este partido. Podemos necesita de su militancia más que ninguna otra agrupación política, porque nadie más que nosotros va a explicar con claridad y sin manipulaciones interesadas lo que estamos haciendo. Tenemos que conseguir que la gente llegue a saber, lo que los MMCC no nos dejan contar.
Yo puedo afirmar, que he conseguido votos para Podemos en la sala de espera del médico o tomando unas cañas con amigos. Y que ninguna persona de las que me estaba escuchando, sabía ni una sola de las propuestas que se han presentado en el Congreso de los Diputados por citar solo un ejemplo. No nos conocen, o por lo menos no nos conocen como realmente somos.
Debemos explicar de forma clara y precisa que nuestra prioridad es defender el estado del bienestar y devolver al pueblo los derechos sociales que le han sido robados, que queremos hacer una política económica alternativa más justa y menos dependiente de Alemania y de los poderes financieros, una reforma fiscal redistributiva, desprivatizar los servicios públicos que PP y PSOE vendieron a sus amigotes, acabar con la austeridad, hacer leyes de emergencia social para los más desfavorecidos, subir el salario mínimo y las pensiones, derogar la infame reforma laboral del PP, la ley mordaza, el art. 135 de la Constitución, despolitizar la Justicia, y tantas y tantas cosas más que queremos y podemos conseguir si nos dan la oportunidad.
Debemos empeñarnos en que la gente sepa, que en Podemos no robamos, que si nos atacan y difaman es porque temen por sus privilegios, que nuestros representantes están en la política para servir no para servirse, y sobre todo hemos de conseguir que entiendan, que nosotros somos los buenos. Que los malos son los otros, los que se van a sentar en el banquillo por reventar a martillazos pruebas judiciales, los que ya habían desvalijado el país cuando nosotros llegamos.
Los mafiosos.
Necesitamos volver a las calles… De ahí venimos y ahí es dónde debemos reforzarnos