La actividad física:
De 0 a 3 años: El objetivo de la actividad física en esta etapa no es otro que fomentar, entre juegos, el adecuado desarrollo del bebé.
De 3 a 5 años: Esta etapa es una de las más importantes ya que se desarrollan tanto las habilidades perceptivas como físicas.
De 6 a 9 años: Adquiere un papel protagonista el desarrollo motor. Lo importante a partir de esta edad es adquirir el hábito de realizar ejercicio diariamente.
De 10 a 16 años: En esta etapa es fundamental la consolidación de los hábitos deportivos, ya que es durante el inicio de la adolescencia es cuando más riesgo se corre de dejar de realizar actividad física, especialmente entre las chicas.
¿Y después que pasa? En la teoría está todo muy bien estructurado y se tienen claras las prioridades según las edades, pero que hace que el 9,56% del los niños de entre 2 y 17 años sean obesos y el 18,26% tengan sobrepeso. Y no solo eso, sino que el 80% de estos niños van a seguir siéndolo de adultos.
Ana Matos opinó en la Convención Naos, que como los valores de afectados por el problema en España había bajado de 45,3% a 43% debíamos sentirnos contentos y esperanzados porque estábamos en el buen camino… pero lo que no dice Ana Matos es que aparte de que se ha planificado a nivel de Estado una campaña para reducir estos valores de obesidad, a nivel europeo estaba funcionando hasta febrero de 2014 el proyecto “EuroHeart II: Dieta, Actividad física y Prevención de la Enfermedad Cardiovascular en Europa» que ha puesto en marcha la EHN en conjunto con la Fundación Española del Corazón (FEC).
Teniendo en cuenta que la obesidad infantil española estaba por encima de la del país de las hamburguesas (EE.UU.), después de 2 años que solo se haya conseguido reducir un 2% y que esa reducción en el peso de la gente cuadre con el período de crisis donde tanta gente se ha tenido que buscar la vida para poder comer una vez al día todos los días, no lo veo nada esperanzador porque por un lado es una cifra ridícula que implica que tardaremos al menos otros 43 años más, como poco, en conseguir que la obesidad y el sobrepeso no sean una de las principales causas de muerte en la sociedad moderna y por otro lado, porque creo que esta fluctuación ha sido coyuntural debida en parte a la situación pasada.
Este problema, a mi entender, constituye la gran epidemia del mundo moderno no solo porque sea un gran problema para la salud, que al fin y al cabo eso es un problema individual de cada uno el querer o no estar más o menos sano, incluso desde un punto de vista macabro podríamos considerarlo como algo positivo el tener a tanta gente al borde del paro cardíaco dada la súper población que hay en el planeta, y más concretamente con la población envejecida que tiene España, sería la solución perfecta gente que produzca renta hasta los 60 y luego muera sin haber cobrado jubilación. Esta solución es perfecta en todos los sentidos, no se mata a nadie porque son ellos los que se van de cabeza a la tumba por su propio pie y en parte, solucionan la súper población.
Pero claro se me olvidaba un pequeño eslabón de la cadena y es que son 60 años de cuidados paliativos para que esa persona físicamente destrozada pueda funcionar normalmente y producir. Desde medicamentos para todos los problemas derivados del sobrepeso (circulatorios, respiratorio, dolores musculares, articulares u óseos o, como no, órganos que fallan porque no pueden trabajar bajo tanto peso) lo cual supone un 25% de los gasto de sanidad actualmente y creo que con la cantidad de recortes habidos y por haber (y aunque no hubiéramos pasado una época de recortes) ese 25% de presupuesto hubiera venido genial para evitar los recortes de la Sanidad Pública. Hasta los gastos en infraestructuras adaptadas, pues en la mayoría de los casos estas personas llegan a tener una movilidad reducida. Por tanto no solo supone un problema de salud individualizada sino que también es un problema económico para todos principalmente porque la mayor parte de ese dinero sale de nuestros impuestos.
Toda esta extensa cavilación concluye en la necesidad de expresar el absurdo de esta situación derivada de la inconsciencia humana. No solo somos tan arrogantes de pensar que podemos hacer lo que queramos sin consecuencias reales si no que luego nos quejamos de que sucedan. Pero lo peor es que hay personas con cierta visión que si se dan cuenta pero no solo se callan, sino que mal guían a otras personas en aras de un interés propio sea económico, político o de poder.
Pues el sobrepeso y la obesidad salvando los casos derivados de alguna enfermedad, son producto de la sociedad capitalista de consumo que solo piensa en la manera de consumir productos y bienes sea cual sea el coste de ese consumo (el sobrepeso y los problemas de salud). Pero no contentos con eso hemos compensado, como si de una ecuación se tratara, la situación montando una serie de nuevos negocios de consumo (gimnasios, nutricionistas, dietistas, entrenadores personales…) que ayudan a normalizar esa situación de sobrepeso.
Y sí! Uso la palabra «normalizar» porque no es una solución al problema, sino que representan el eslabón de la cadena que faltaba para convertir la comida en el mejor negocio del mundo ya que todos somos objetos de esa necesidad y por tanto es buen negocio.
Cuando alguien empieza a ir al gimnasio o practica algún deporte el motivo que la gran mayoría te dará de porque lo hace es “para mantenerme sano y sentirme mejor” o “para perder unos kilos y estar mejor y más sano”, son las respuestas tipo. Pero ambas implican un trasfondo de autoestima de la imagen que uno da a la sociedad. Por tanto, el ir al gimnasio se convierte en una obligación social más que en un hábito saludable, lo cual desvirtúa cualquier aspecto positivo derivado de este negocio ya que genera más ansiedad que bienestar (y claro, la ansiedad nunca ha sido motivo para que la gente se harte a comer, sería el primer caso que se da…).
Como reflexión les dejo con la siguiente idea, ¿Si ingieres más calorías al día de las que gastas y engordas, la solución es ir al gimnasio a perder peso y ponerte sano no? Pero ese ejercicio requiere un gasto calórico mayor del que consumías por lo que empiezas a consumir más calorías y como resultado tienes que adaptar tu entrenamiento para quemar las calorías que ingieres ahora.
Lo que nos lleva finalmente a que si dejas el gimnasio subes de peso, te siente mal porque te ves poco atractivo o poco saludable, y en vez de bajar tu consumo de calorías ya que tu cuerpo no las necesita, la solución es volver al gimnasio a consumir más servicios y mas comida. Suena absurdamente obvio que es una pescadilla que se muerde la cola y que no hay que caer en eso… pero no es igual de absurdo que cuando te sobraban un par de kilo antes de empezar a ir al gimnasio y en vez de reducir tu consumo de calorías empezaste a realizar una actividad que te hacia consumir más calorías para poder realizarla?.
¿No es este problema al fin y al cabo una epidemia de consumo más que una epidemia de sobrepeso y obesidad?
Artículo de @CarlosRGM91 para Alcantarilla Social
Espero muchas valoraciones criticas hacia mi articulo por el bien del articulo y del mio. Gracias por anticipado por sus opiniones