Nueve mil millones de euros levantados del fondo de pensiones en una semana y ya solo quedan veinticinco mil millones. Al paso que van, en el primer año de legislatura, la pensión por jubilación será una utopía del pasado.
La cuestión es que los afectados les votan, ellos y no otros son el principal caladero de votos de la derecha española. Quizá piensan que como a ellos les queda poco y sus hijos son unos cabrones que les han encerrado en un asilo de mierda, la venganza que satisface sus corazones es la seguridad de dejar el futuro de sus traicioneros vástagos bien jodido.
Ahora sí, ahora imagino la sonrisita de medio lado de esos abueletes a los que se la trae floja el porvenir de sus nietos pensando en que cuando él muera, sus hijos irán a la calle con sus nietos y los pocos enseres que les permita sacar de su casa la policía.
Y es que no se puede comprender de otro modo, ni siquiera por la ignorancia puede darse una razón al despropósito de votar una y otra vez a los que te quieren quitar la vida. Es su venganza, al resto nos cabe la satisfacción de ver que no todos esos ancianos votantes de la derecha morirán tan rápido como Cristine Lagarde, presidenta del FMI, quisiera.
Podremos regocijarnos en la larga agonía del viejo enfermo y tirado sabiéndose abandonado y nadando en la estúpida certeza de que si llega con vida a las próximas elecciones, ya más cerca de la muerte, votará a la derecha una vez más. Podremos reírnos de la cara que se les va a poner a algunos cuando vayan al banco a por su pensión y se encuentren con que se la han congelado primero y derogado después.
Ese primer día, esa toma de contacto con las consecuencias del voto por rencor es la lección que les queda antes de irse a la tumba, poco antes de irse a la tumba; porque sin dinero perderán la casa, sin fondos perderán la salud, sin atención perderán la vida y esta vez si, esta vez todo acontecerá al ritmo que la corrupta directora del FMI considera «adecuado».
Lo que está perpetrando este gobierno, no es un ajuste, tampoco es un desajuste; ya no es corrupción, es algo más allá, es algo que trasciende todos los límites de lo admisible. El robo de las pensiones, el descaro y el saqueo con que e conducen va a desembocar en un desastre humano sin precedentes. Va a morir gente, va a morir mucha gente y eso antes de que la burbuja de la docilidad explote; después llegará la masacre. Volverán las protestas, volverá el fuego a las calles y allí estarán esperando los soldados armados hasta los dientes.
Esas policías degeneradas en sicarios a sueldo, apaleadores de víctimas, ajustadores de cuentas deseosos, impacientes por matar. Hombre mata hombre, es pasión, es arte, es ley. Volverán las barricadas y una vez más aparecerán hombres de buenas palabras haciendo la protesta suya, acaparando el fondo filosófico de la violencia para regalarnos esperanzas.
Así llegan los líderes, entre el humo irritante y tóxico de los botes anti disturbios, entre el humo negro de las ruedas que arden en la barricada.
Paran el tiempo, paran las manos en alto, paran las carreras, paran la furia. Nos convencen de que ese no es el modo, nos dicen que el modo de terminar con el abuso es dándoles a ellos una porción de ese poder que nos aplasta. Y se lo damos. Mientras entregamos toda nuestra esperanza, damos por bueno todo.
Años de paciente espera, años de aguantarlo todo. Aquellos sucesos que antes llenaban las calles de rabia, hoy no reciben respuesta, esperamos, tenemos fe.
Esa es la madre del cordero, la fe. Esa es la falacia con la que devoran el poder del pueblo, la fe y mientras nos proporcionen dosis descontroladas de fe; nosotros responderemos con calma, con paz, con impunidad frente al abuso.
Pero aquí estamos, con nuestros ancianos nueve mil millones de euros más pobres; con menos esperanza de vida para ellos y con menos sustento para sus familias. Son muchas familias que dependen de esa pensión exigua, muchas. Atentar contra esas prestaciones, es perpetrar de facto un crimen de lesa humanidad sin precedentes. Es asesinar de un plumazo a millones de personas sin pegar un tiro y de paso llevarse por delante a sus descendencias.
Hay pensiones que pagan el alimento de tres generaciones y eso se va a terminar, este gobierno al que votan esos mayores lo van a dilapidar y después culparán a sus propios votantes agonizantes de la debacle económica. Así son, impíos, despiadados, absolutamente inhumanos.
Seres que sobrepasan toda realidad objetiva, entidades psicóticas que encajan a la perfección en un supuesto de sociedad en el que una raza alienígena trata de aniquilar a los pobladores de este mundo para hacerse con él dominio completo del planeta.
También caben en una hipótesis apocalíptica en la que las élites han decidido que el mundo está superpoblado y hay que reducir el número de humanos que lo parasitan. Claro, que en el mismo momento en que llegaron a tal conclusión, también decidieron quién sobra y quien no.
En definitiva, sobramos muchos, pero no son ellos. Si lo pensamos detenidamente, cada ley, cada acción, cada movimiento político en los últimos años ha ido dirigido matar gente, cuanta más y más rápido mejor. No ha habido ni un solo avance en humanidad, en medicina, en ingeniería; no se ha mejorado ni un solo aspecto de nuestras vidas a nivel cotidiano. Sin embargo, la beligerancia, la agresión, el asesinato, el odio…. todo lo que encamine hacia la muerte, ha experimentado un avance brutal y sigue avanzando por minutos. Las mismas manos que nos empujan a guerras ilícitas son las que han robado el futuro de nuestros abuelos, son los que quieren que se mueran rápido, son los que roban sus pensiones. Mismos nombres, mismas caras, una sola intención: matar.
Sí, parte de razón hay. Pero ¿y la alternativa? … Sólo veo denuncia de lo evidente, pero ¿qué podría hacer la gente? … ¿cual el camino?… Sin instrucciones claras y convincentes la gente preferirá pensar que estás equivocado y esperarán (con esa fe) que las cosas cambien. Evidentemente las cosas no cambian solas ni llueven del cielo; hay que moverse, pero muchos piensan ¿CÓMO?.
El 20D tuvimos una oportunidad. El 26J tuvimos una segunda oportunidad. Cada día tenemos una oportunidad…….
Hay alternativas.
Tenemos un poder inmenso.
Si en vez de movilizarnos para hacer un TT en Twitter, nos movilizamos y sacamos toda nuestra pasta del banco mañana…
La cosa cambia.
Pero hay que molestarse, hay que ir y hacerlo… y asumir las consecuencias.
Pero esa es la parte en la que gritamos indignados, cuaando nos llega el momento de ejercer y nos damos de morros con la realidad más triste de tods.
tenemos poder, no tenemos valor.