¿Qué sería de ti sin mi?

El pasado domingo el programa Salvados de Jordi Evole trató el tema de la supuesta clase media. Todos los espectadores pudimos escuchar como algunas personas que afirmaban estar sufriendo los rigores la crisis defendían las políticas austericidas y de recortes del PP. Alguno incluso llegó a repetir el más conocido mantra del liberalismo ¨no se puede vivir a costa del estado y lo que tiene que hacer la gente es salir a ganarse el pan¨  Una vez superado el shock y la inmensa vergüenza de oír semejante proclama en boca de un trabajador, no pude evitar establecer un cierto paralelismo, si queréis bastante disparatado, entre dos de las causas sociales por las que más he luchado en mi vida, los derechos de la clase obrera y los de la mujer.

Por motivos que no vienen al caso, he tenido ocasión de tener largas conversaciones con mujeres que han sufrido maltrato psicológico. Dentro de ese tipo de maltrato hay muchos grados, aquí voy a mencionar uno de los menos reconocidos por las víctimas y por ello más difícil de detectar. Muchos ni siquiera llegan a considerarlo maltrato, YO SI…

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Se trata de mujeres que no reciben agresiones físicas, ni siquiera insultos, no hace falta, porque nunca llegan a rebelarse.  Ay cariño ¿Qué sería de ti sin mi? es lo más desagradable que llegarán a oir de sus parejas. Ellos dirigen su comportamiento con argumentos y justificaciones, por lo que resulta casi imposible que lleguen a aceptar que están siendo sometidas. Cuando se sienten insatisfechas se niegan a relacionar su infelicidad con el trato que reciben por parte de sus compañeros. La culpa de su malestar o sus carencias siempre es de otros, de su familia de origen, de sus antiguas amigas o de ¨la herencia recibida¨ de una relación anterior. Cualquier comentario dirigido a abrirle los ojos o a hacerle comprender que está siendo manipulada lo toma como un intento de desestabilización. Creen firmemente que sólo sus represores se preocupan por su bienestar y que no es ningún error aceptar directrices de alguien que te quiere y te protege. Suelen ser mujeres de naturaleza sumisa, bastante dependientes, con escasa capacidad de cuestionar nada, apegadas a lo convencional, poco dadas a correr riesgos y con poco amor propio. Piensan que se merecen mucho menos de lo que su pareja le da y por eso están tremendamente agradecidas de que esos hombres, intelectualmente superiores a los que admiran y veneran decidan por ellas. Ellos son los garantes de su bienestar y si para seguir dentro de ese círculo de seguridad hay que hacer algún sacrificio, concesión o renuncia, merece la pena hacerlo.   

Y ahora es cuando viene el ¨disparate¨ …

Algo muy parecido a eso, es lo yo que veo cuando un trabajador defiende las políticas neoliberales del PP. Ni una mentira tras otra, ni promesas que no se cumplen, ni corrupción, ni latrocinios escandalosos mermarán la admiración desmedida que sienten por personas a las que consideran inmensamente superiores. Se sienten afortunados de vivir bajo la tutela de seres tan eminentes. Creen que están en buenas manos. Justifican todo lo que hacen, si han robado, los otros lo han hecho más, si han mentido los otros también, y si el país está en la ruina es por culpa de ZP. Autónomos, obreros, pensionistas incluso parados forman parte de este espectro electoral inasequible al intelecto. Solo el PP es capaz de sacar adelante este país y ofrecernos protección, solo la derecha ama nuestra tierra y respeta nuestra bandera. España es una gran nación, y los españoles muy españoles y mucho españoles. Y si hay que hacer sacrificios para salvar bancos y autopistas se hace, si hay que renunciar a derechos sociales se renuncia, y si hay que aplicar la ley mordaza se aplica. Todo es por nuestro bienestar y nuestra seguridad, que lo ha dicho Mariano, el líder firme y plasmado que nos advierte del peligro de las hordas bolivarianas y que vela por nosotros sin descanso.  Ay votante ¿Qué sería de ti sin mi?

La ceguera absoluta ante la manipulación a la que son sometidos y ante los actos reprobables de sus opresores son el denominador común en ambos casos. Hasta aquí las similitudes, en los motivos por los que unos y otras aceptan esa situación y en lo que reciben de ella hay grandes diferencias.

Lo que lleva a las mujeres a someterse ciegamente a la voluntad de sus parejas suele ser el amor incondicional, la baja autoestima, la necesidad de sentirse protegidas o la falta de independencia económica. En la mayoría de los casos aunque a las feministas, y a mi en particular, nos duela aceptarlo son felices a su manera. Son sumisas y serviles pero a cambio de eso reciben algunas atenciones, seguridad y casi siempre manutención. Piensan que al fin y al cabo, un hombre siempre será un hombre y tiene sus prerrogativas .

Pero ¿y al obrero de derechas? ¿Qué es lo que impulsa a un trabajador a votar a políticos liberales que van en contra de sus intereses? ¿Cómo pueden seguir confiando en  un partido que ha masacrado sus derechos con criminales reformas laborales redactadas al dictado de la clase empresarial? ¿Por qué van a votar ha quienes han aniquilado los servicios sociales? ¿ Van a confiar en un partido que lleva financiándose de forma ilegal desde su fundación y que ha expoliado el país al que dicen amar a base de inflar contratos públicos para llevarse las mordida a paraísos fiscales? ¿Qué les da ese partido a cambio de su sumisión y su absoluta fidelidad? ¿Atenciones, seguridad, manutención?

No tengo respuesta para esas preguntas y por lo que vi el domingo en Salvados sus votantes tampoco las tienen. En cualquier caso lo único que tengo claro es que muchos de esos obreros que trabajan en precario y que ya han aceptado que la única forma de seguir en el mercado laboral es aceptando los contratos por días o por horas que les ofrecen como si fueran limosnas volverán a votar al PP, o lo que es lo mismo a Ciudadanos, el neoliberalismo vestido de naranja. Desde que la clase obrera pasó a llamarse clase media, se dio por finiquitada la lucha de clases y la sumisión del proletariado a los poderes fácticos quedó garantizada. Quieren convertirnos en borregos, convencernos de que nada ni nadie puede ayudarnos y que lo mejor y lo más sensato es permanecer calladitos y tranquilos recogiendo las migajas que los de arriba tengan a bien regalarnos si no queremos que todo vaya todavía a peor.

No soy una mujer sumisa, no soy una votante sumisa. Yo exijo respeto, sinceridad y compromiso tanto a mi pareja como a mi partido y en el momento en que no lo reciba, borrón y cuenta nueva que para soportar maltratos, mentiras y traiciones hay que tener unas tragaderas que yo no tengo. Ya he mandado a la mierda a algún hombre, y a un par de partidos…

El respeto empieza por uno mismo, y poco me tendría yo si soportara a una pareja machista o votara a un partido ladrón, fascista, represor y neo liberal.

O lo que es casi peor, a uno que miente hasta en sus siglas.

Sobre protestona1 106 artículos
Republicana, feminista, atea y roja. Partisana. De Podemos.

4 comentarios

  1. Me ha parecido muy interesante el artículo y el punto de vista desde el que se traslada esta situación tan increíble que puede producirse el día 20 de diciembre en España. Muchísima gente tendría que leer artículos como éste para saber a qué atenerse a la hora de entregar su voto a opciones que han esquilmado a la clase trabajadora y han sesgado las libertades ciudadanas. ¡Qué poca memoria tiene la gente si ya se ha olvidado de todas las luchas que se han llevado a cabo en España estos últimos cuatro años de pesadilla! ¿Y vamos a sufrir de nuevo, otra pesadilla como la vivida estos últimos ñaos atroces?

  2. Me ha parecido muy interesante el artículo y el punto de vista desde el que se traslada esta situación tan increíble que puede producirse el día 20 de diciembre en España. Muchísima gente tendría que leer artículos como éste para saber a qué atenerse a la hora de entregar su voto a opciones que han esquilmado a la clase trabajadora y han sesgado las libertades ciudadanas. ¡Qué poca memoria tiene la gente si ya se ha olvidado de todas las luchas que se han llevado a cabo en España estos últimos cuatro años de pesadilla! ¿Y vamos a sufrir de nuevo, otra pesadilla como la vivida estos últimos años atroces?

  3. Parece increíble, ¿verdad?, que puedan producirse tales situaciones, pero no lo es tanto si lo examinamos en su verdadero contexto, lo que vemos no es más que el legado de siglos de aculturación, que adjudicaba unos roles fijos en inmutables a cada uno de los estratos sociales. La nobleza , dirigía, el clero se ocupaba del bienestar espiritual y el pueblo mantenía a los dos anteriores y apenas tenía para mantenerse el mismo. Fue la gran influencia del estamento religioso la que relegó a la mujer a un plano meramente sumiso, limitado a las labores domésticas y la procreación. Esta situación se mantuvo durante cientos de años y fue precisamente la aparición de una nueva clase, el llamado cuarto estado, es decir la denostada «clase media» la que comenzó a romper esta situación. Fue la clase media la que alumbró el pensamiento filosófico de la Ilustración, comenzando a romper la férrea tutela eclesiástica, fue la clase media la impulsora de la Revolución Francesa y, por que no decirlo, la que inició el proceso de liberalización femenino. «Clase media» define un estamento que no se encuentra entre los más poderosos ni entre los más desfavorecidos. Conviene no retorcer la realidad. En cuanto a la paradoja que reflejas es bien real, pero no pidamos imposibles. La asociación derecha= estabilidad está firmemente asentada en el subconsciente colectivo. No va a ser fácil cambiarla, aunque el proceso ya ha comenzado. Tengamos en cuenta que estos cambios se desarrollan en dos fases.. La primera es una evolución de una serie de tendencias abiertas en la sociedad, en un determinado sentido. La segunda es un proceso de ruptura violento y traumático que culmina la anterior. En cual de las dos fases nos encontramos hoy día, no lo sé. En fin, gracias por la publicación de tu artículo, que constata una situación que muestra indicios de cambiar.

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