Tras ver la película «The Arrival«, es decir; «La LLegada», he quedado profundamente preocupado.
Gracias a la nueva producción norteamericana, me he dado cuenta de que la humanidad está en peligro.
Sí gente, la vamos a pasar fatal, os lo advierto y todo porque los habitantes y países el mundo somos unos egocéntricos.
Una panda de descerebrados irresponsables por votar y mantener unos gobiernos propios y oriundos.
No se dan cuenta de que ese anacronismo falaz de elegir a nuestras propias administraciones nos pone en peligro mortal como especie.
No me refiero a que mueran dos o tres millones de descartables humanos de clase baja, no.
Me refiero todos, incluso los ricos van a palmar por culpa de la democracia, de las elecciones y de los sistemas soberanos.
Está cristalino como el agua, en la película lo dicen bien claro.
Si vienen unos extraterrestres tecnológicamente superiores en unas naves con forma de morcón de Burgos 2.0 y se disponen a entablar amistosa conversación con nosotros con un lenguaje indescriptible que solo una profesora yanky puede desentrañar, estamos bien fastidiados.
Y ni pensar en lo que pudiera ocurrir si lo primero que se encuentran es aquí el figura que suscribe en el momento en que me fumo un piti y alardeo de mis impresionantes dotes para realizar aros de humo.
Imaginad que me sale un círculo perfecto, consistente, duradero; imaginaos que sale de mi boca una voluta de perfecta factura y que para ellos significa…
«No tenemos un gobierno total y único en el planeta porque somos malos, malos, malos; podéis empezar la escabechina».
Estoy aterrado con eso, puedo provocar el fin de la humanidad.
Y lo que es peor, eso ocurrirá si o si, porque los yankies saben mucho y han decidido que los extraterrestres son imbéciles incapaces de entender que los países tienen sus gobiernos y que no necesitamos un gobierno único mundial.
Así que ahí está Hollywood dándonos la clave mágica, una vez más, para sobrevivir airosamente.
He aquí su mensaje.
Las civilizaciones de allende la Vía Láctea vendrán en son de paz a regalarnos cosas chulas, medicina revolucionaria, implementaciones técnicas impactantes, conocimientos científicos sin parangón.
Pero como llegado ese momento, aún no nos hemos sometido al gobierno imperial de Washington, se van a enfadar como Eccehomos y en vez de darnos artilugios fabulosos para volar por las estrellas, nos van a apuntar con sus armas de plasma-energía y nos van a dar la del pulpo.
Deduzco que para Hollywood, lo del gobierno único mundial pasa por el despacho de Trump, eso me tranquiliza, la verdad; porque ser presidente de los EEUU sí que es querer salvar al planeta, eso si que es un gobierno mundial capaz de salvar a la humanidad; y no lo de los otros países que se guardan información y que no saben hacer las preguntas adecuadas a nuestros potenciales exterminadores.
Señoras y acompañantes, he decidido que esta vez Hollywood tiene razón.
Este mundo necesita de un gobierno único urgentemente.
Venga, depongamos a nuestros gobiernos electos, cantemos «Barras y Estrellas» y esperemos con los corazones henchidos de espíritu norteamericano que cuando lleguen esos pulpos gigantes, nuestros chicos de la CIA, del FBI y del OGT (sí, ojete) encuentren a tiempo a esa profesora medio sociópata que solo ellos tienen para que haga lo que solo ella puede hacer para que la comunicación intergaláctica fructifique en un sano intercambio de cultura y afecto.
Porque hay que ser muy tonto para no darse cuenta de que los chalados yankies son eminencias científicas, no como los tarados de cualquier otro lado el mundo que no saben de nada, que solo son tarados sin estudios.
Pidamos la disolución de las Cortes Mundiales, ya no les necesitamos, tenemos a los hermanos yankies para protegernos de invasiones y amenazas extrasolares.
A partir de ahora, diré…
«Soy un Norteamericano del estado de España».
Y creo que con eso ya he hecho por la humanidad más de lo que vosotros nunca podréis hacer demócratas independentistas de mierda.
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