Trabajo Garantizado como alternativa social

Dentro del pensamiento económico de la izquierda, existe un debate entre dos medidas de política económica, las cuales, vienen a ser el “Trabajo Garantizado” (TG) y la “Renta Básica Universal” (RBU). Creo que dicho debate es importante, y que debemos decidir cual de ambas va a establecerse como eje vertebrador  de la política económica de los partidos de izquierdas durante las próximas décadas, es decir, aclarar que tipo de futuro nos quedará si establecemos la potente RBU o si en cambio aplicamos un TG.

Es indudable que en este país tenemos un grave problema económico de carácter estructural, manifestándose entre otras formas, en una alta tasa de desempleo que se da de forma continuada en el tiempo, y por otro lado, en el creciente número de contratos precarios, y que no nos garantizan tener un ingreso económico suficiente para poder vivir dignamente. Por lo que teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra gran parte de la población, cuyos ingresos son inexistentes o insuficientes, creo que debemos razonar detenidamente ambas medidas y sus posibles consecuencias en el largo plazo.

Para empezar, hay que aclarar que ambas medidas económicas nos garantizaría un ingreso monetario mínimo por parte del estado. Además de ello, podríamos decir que con ambas medidas podemos combatir los bajos salarios que se están dando en el sector privado y reducimos fuertemente el conocido efecto disciplinador sobre los trabajadores que nos trae la alta tasa de desempleo.

Comentando de forma breve la RBU, viene a ser una medida de política económica de carácter redistributivo, en la que hay un ingreso mínimo por derecho a todos los ciudadanos por el mero hecho de vivir en un determinada sociedad, y sin tener en cuenta su condición. Esto quiere decir que no hay que cumplir una condición previa como ser pobre o estar en desempleo para percibirla.

Sin duda alguna, la RBU aumentaría el poder de negociación de las clases trabajadoras sobre los empresarios, lo que se reflejaría en una presión al alza en los salarios del sector privado, además de verse reflejado en una fuerte disminución el nivel de desigualdad, consiguiendo reducir el Indice de Gini, según marca un estudio del año 2014 de 0,37 a 0,25. Como se puede apreciar esto significaría un cambio sorprendente, pues pasaríamos a estar entre los países con menor desigualdad del mundo. Por si queréis profundizar os dejo el estudio en cuestión, aquí tenéis en enlace, “Un modelo de financiación de la Renta Básica para el conjunto del Reino de España: sí, se puede y es racional” cuyos autores son Jordi Arcarons, Antoni Domènech, Daniel Raventós y Lluís Torrens.

En el caso del menos conocido Trabajo Garantizado, podemos definirlo como una medida de política económica en la que todo ciudadano tiene derecho a un puesto de trabajo (como nos dice el artículo 35 de la Constitución Española o el artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos) y el estado se lo ha de garantizar. Como bien nos cuenta uno de los economistas que más ha trabajado en ella, Eduardo Garzón, “hay actividades no remuneradas –como los cuidados, que realizan sobre todo las mujeres- que de esta manera se podrían visibilizar. El Trabajo Garantizado permitiría fortalecer necesidades que hoy no están suficientemente cubiertas”. Os paso un artículo sobre una entrevista que le hicieron.

Antes de continuar describiendo al TG, me gustaría exponer las palabras del premio nobel de medicina británico, Richard J. Roberts, que denunciando públicamente a las grandes farmacéuticas de anteponer sus beneficios económicos a la salud de las personas, deteniendo el avance científico en la cura de enfermedades porque curar no es rentable. “Los fármacos que curan no son rentables y por eso no son desarrollados por las farmacéuticas que, en cambio, desarrollan medicamentos cronificadores que sean consumidos de forma serializada”, por lo que queda claro que debemos crear las alternativas dentro de un sistema que nos proteja de este tipo de prácticas abusivas.

Por lo tanto, el TG nos ayudaría a construir espacios públicos que arrebaten una parte del poder a ese sector privado, cuya máxima preocupación es el beneficio, inclusive en contra del bienestar de la población, como demuestra el ejemplo anterior. Por lo tanto, si consiguiéramos fortalecer la estructura pública en el ámbito de la sanidad, educación, cuidados sociales, conservación del medioambiente, cultura, energías renovables, infraestructuras de transporte, I+D, entre otras, estaremos asestando un duro golpe al núcleo del sistema capitalista. Y esto significa que, por una parte estaremos creando una cultura en la que no sólo se nos enseña que tenemos unos derechos, como podría ser el TG, sino que al mismo tiempo, estaremos estableciendo una serie de principio y valores que nos recuerda que tenemos compromisos y responsabilidades con nuestra sociedad. Ni que decir tiene que, por diferentes motivos, no toda persona tiene la capacidad de trabajar, por lo que se podría complementar al TG con una Renta Mínima Garantizada.

A modo de conclusión, decir que se hace necesario para la clase trabajadora la construcción de una potente infraestructura social, con la que seamos capaces de proveernos de lo expuesto anteriormente. Y desde mi punto de vista, es preferible construir ese espacio por nosotros mismos (desde el sector público), disminuyendo nuestra dependencia del  sistema capitalista, que por el contrario, utilizar una determinada cuantía monetaria para que lo acabe produciendo el sector privado, con la que incluso cabe la posibilidad de que sea un autentico Caballo de Troya (RBU) que acabe destruyendo nuestro actual estado de bienestar, en el que pensando que hemos ganado una guerra acabemos perdiéndola. Con esto último, quiero decir que la RBU  pudiera ser implantada por un gobierno de izquierdas (con una buena intención), y en años posteriores, cuando le preceda un gobierno de derechas, éste acabe desmontando el estado del bienestar, excusándose en la existencia de esa misma RBU con la que podríamos obtener esos servicios en el sector privado. Construyamos esa alternativa al sistema.

Sobre davidmocli24 4 artículos
Economista. La educación es el pasaporte para el futuro, el mañana pertenece a las personas que se preparan en el presente.

12 comentarios

  1. La mejor síntesis que he leido sobre Renta Básica y Trabajo Garantizado. Solo me cabe una pregunta o duda o llámalo desconfianza…, y es, ¿que crees tú que preferiría la derecha que se instaurara?…evidentemente, ya se que para ellos ninguna de las dos, pero si por una de aquellas la izquierda gobernase, llegara a instaurar alguno de los dos modelos, ¿cual crees tú que la derecha preferiría?…. en definitiva lo pregunto, para saber por donde atacarían o subyugarian mas las políticas de derechas el efecto de la RBU o la TG.

    Vamos, cuales son las debilidades de una y otra frente a una manipulación, subyugación o corrompimiento de las mismas que permitiese mantener el modelo capitalista. Porque sabiéndolo, yo lo tendría clarisimo. Aplicaria la que menos debilidades de este tipo tuviese, ya que la habilidad del capital tiene muchas tentaciones y sus «espiritismos» económicos se venden muy bien a la sociedad. La prueba está en que nos gobiernan quienes nos gobiernan…lamentablemente, por culpa de 8 millones.

    Y enhorabuena por el artículo 😉

    • Gracias Blogarroba. Es bueno que desconfíes, pues la desconfianza es buena compañía siempre que vaya acompañada de un análisis serio y riguroso. Efectivamente, ninguna de las dos propuestas serían llevadas por las buenas por la derecha política (representante de las grandes empresas y la banca), ni de buen grado por esos mismos poderes fácticos. Pero como en economía no todo es técnica, sino que también estamos ante un problema político, es decir, estamos ante un conflicto de clase donde tiene mucha importancia la relación de fuerzas entre trabajadores y empresarios. y como bien dices, tenemos que saber predecir cual de ambas medidas nos dará a los trabajadores un mayor control, y es evidentemente que la que más molestará a la derecha y al sector privado de nuestra economía será aquella medida que menos puedan controlar.

      Desde mi punto de vista, La RBU, a pesar de ser una medida muy potente, tenemos que entender que es una medida en la que se da una cuantía monetaria al ciudadano, y este lo gasta en la economía, por lo que beneficia a las empresas y por otra parte existe el peligro de que se pueda eliminar en un posterior gobierno de derechas el estado del bienestar, ante la escusa de que ya existe la RBU, y pudiendo por ejemplo sustituir la educación o sanidad pública por las del sector privado, por lo que se perdería esos derechos. El trabajo garantizado lo que hace es reforzar ese estado del bienestar, por lo que el sector privado probablemente perdería perdería mercado con el que obtener beneficios. Por lo que, reconociendo que la RBU tiene un enorme potencial para disminuir la desigualdad, tiene la pega de que dependemos más del sector privado que con el TG, además de ese temor que tenemos algunos de que pueda ser un caballo de troya. Pero esto último son hipotéticas, aunque yo lo veo posible.

      Y todo esto, ¿Que representaría la desaparición del estado del bienestar? ¿Qué significaría ética y filosóficamente la implantación y aceptación de la RBU en un sistema capitalista por la clase trabajadora? Creo que la RBU significaría un mayor grado de legitimación del capitalismo por parte de la clase trabajadora, donde aceptaríamos que no todos tenemos derecho al «trabajo», siguiendo con una jornada laboral de ocho horas, cuando podría reducirse entre todos a una jornada laboral de 2 o 3 horas diarias de media pudiendo tener un nivel de vida igual si excluyéramos mecanismos del sistema que beneficia al sector privado en perjuicio de los trabajadores (Obsolescencia programada, propaganda, consumismo desenfrenado pero no necesario,…). y si nos separamos entre trabajadores asalariados (expuestos a la explotación del sector privado) y población no trabajadora que tiene que vivir de la RBU, ésto será más difícil de revertir y con un TG nos iríamos concienciado. Pero no nos engañemos, con ambas medidas seguiríamos dentro del sistema capitalista, aunque con un mayor o menor grado de dependencia. Aunque si en la izquierda no tenemos fuerza ni para conseguir estas medidas, no creo que no vayamos a poner a hacer la revolución :).

      Creo que fue durante la primera mitad del siglo 20, donde existía la posibilidad de una «revolución socialista», en estos casos, el sistema capitalista, en contra de sus deseos, ha aceptado medidas con el fin de reducir esa conflictividad. Por poner un ejemplo, los propios estados del bienestar que tenemos hoy en día en Europa fueron aceptado por el capital, pues como dice un economista marxista al que suelo leer, «prefirieron perder el brazo a perder la vida», es decir, el capitalismo se salvó de la revolución obrera gracias estos estados del bienestar. Pero después de varias décadas seguimos teniendo al capitalismo, y el estado del bienestar lo están desmontando. Este es un dato muy curioso que nos enseña mucho.

      • Coincido plenamente. Y es algo evidente que sin conciencia de clase, da igual TG que RBU. Pero me queda mas clara la posición. Una TG haría mas daño, aunque tenga mas debilidades o sea mas propensa a ser un caballo de troya, por aquello de que el capital «renegaría» menos, pero…claro…como bien apuntas al final, el estado de bienestar ya esta en proceso de desmontaje, por tanto, el valuarte de fuerza de la clase obrera y de la izquierda, quizas, y solo digo quizas, ya sea demasiado tarde…y en tal caso…, puuuuesss…no sé, pero no le veo la solución «limpia». Lo digo sin dramatismos, pero me temo, que o la gente toma conciencia y toma las calles, o malamente.

  2. Un apunte: ni la Constitución Española ni la Declaración Universal de los Derechos Humanos «dicen que tengamos derecho a un puesto de trabajo». Lo que reconocen es el derecho al trabajo. Los derechos ahí reconocidos son negativos; es decir, tienes libertad para ejercerlo sin ser coaccionado (en muchos lugares las mujeres o determinadas etnias no tienen derecho a trabajar, no pueden ganarse la vida), pero ello no quiere decir que la sociedad te lo deba facilitar.

    • Gracias por el apunte Samu. Sí, lleva usted razón, pero en la parte de mi artículo que he escrito «tiene derecho a un puesto de trabajo» la saqué literalmente de la constitución,(http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=35&tipo=2), aunque tal vez ahí no me hice entender bien, fallo de expresión mío jeje, pues no quise decir que el estado o el sector privado (la sociedad) tenga la obligación de ofrecer un puesto de trabajo a un individuo. Lo que quise decir es que El Trabajo Garantizado lo quiere incluir a nivel estatal en caso de que el sector privado no sea capaz de proporcionarlo, y muchos defensores del TG incluso quieren que se incluya a nivel constitucional (algo complicado pues se necesita 2/3 de la cámara). Saludos Samu, un placer.

  3. Interesantes reflexiones. Me inclino por el TG que, de alguna manera, creo que dignifica a las personas al aportar un sentimiento de ser utiles a la sociedad, al progreso social y a la felicidad humana, que debe ser el fin último. Y no lo limitaría al sector público y a los nuevos nichos de empleabilidad que se pueden obtener en este sector, pues este objetivo final (la felicidad humana) debe de incluir a toda la sociedad en su persecución y, como bien dices en una de tus respuestas, habría que reducir significativamente la jornada laboral diaria en todos los sectores de la producción. En definitiva: «trabajar menos, para trabajar tod@s» participando tod@s del estado de bienestar, tanto en la aportación de trabajo, como en la distribución de la riqueza con él producida, en igualdad de derechos y de obligaciones.

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