El término sudafricano Ubuntu, mezcla de las lenguas zulú y xhosa, está conectado con la idea del Renacimiento Africano. Desmond Tutú utilizó este fenómeno filosófico en la Comisión para la Verdad y la Reconciliación en Sudáfrica, que en la traducción al español tiene distintas acepciones siendo la más común “Yo soy porque nosotros somos”. Básicamente Ubuntu es una regla aplicada a la lealtad, al respeto, la solidaridad, la convivencia pacífica y en igualdad de condiciones y las relaciones entre las personas.
Sería realmente pretencioso, intentar apropiarnos de algo tan bello y que simboliza una parte importante de la cultura de África, pero abusando de su confianza, de la vecindad y siempre desde el respeto, podríamos extrapolar su significado al acuerdo que éste lunes firmaron Izquierda Unida y Podemos para concurrir juntos en las próximas elecciones. África, es sin lugar a dudas el continente de los olvidados, de los pobres, de los explotados. Pero también es el continente de la ayuda mutua, del compañerismo y la solidaridad entre pueblos. No hay nadie más generoso que el que no tiene nada, porque comparte su nada con aquellos que le necesiten.
Quiero pensar que Podemos e IU, han firmado un acuerdo para la gente. Los dirigentes de ambos partidos han pensado en la ciudadanía, en sus necesidades, en sus privaciones y han tomado la decisión de estar juntos como representantes de esas personas, ante unos rivales políticos que representan justamente a los contrarios, a los que crean las desigualdades, a los explotadores, a la gran banca o a la iglesia. No es fácil tomar decisiones como ésta ya que entre ellos existen grandes parecidos y grandes diferencias. Podemos con sus más de cinco millones de votantes abarca un abanico de ideologías que van desde el socialista moderado harto de las falsedades de un PSOE embustero y vendido hasta el que la distancia que le separa de IU es una fina línea que es más un problema de concepto estructural que de anhelos políticos.
Me considero una persona con profundas ideas de izquierdas. Lo he sido y lo seré. Pero al igual que los representantes de las dos coaliciones creo que cuando se buscan soluciones, la voluntad para conseguirlas es lo más importante. IU como todos sabemos es un conglomerado de agrupaciones cuyos vínculos más importantes son la lucha de clases y el ideal de un mundo igualitario. Sin embargo, están logrando, con duras conversaciones, acercar los puntos que los unen a Podemos y quiero pensar que son muchos, para que sus diferencias sean menores. IU representa esa lucha antifranquista, comunista en su mayoría, que nunca cejó en el empeño de cambiar esta sociedad y recuperar lo que un día trajeron las urnas, convirtiendo a nuestra II República en una de las más modernas de Europa. Podemos ha surgido por el desencanto de una sociedad que ha visto como en poco más de cuarenta años, sus esperanzas en un proceso de transición democrática tras la dictadura se han desvanecido. Su acuerdo, recoge aspectos prácticos de la política institucional, como candidaturas, financiación o lugar en las listas electorales. Pero en el fondo, sin necesidad de airearlo, la razón de su confluencia son los desahucios que condujeron a miles de familias a vivir de la caridad de amigos y familiares, las preferentes con su estafa a los ahorradores de toda una vida, la deuda externa asfixiante donde nuestra participación es mínima, la paulatina pérdida de derechos laborales en pro de unos empresarios de ansia desmedida, de unos casos de corrupción política que avergonzarían al diablo si existiera, de un aumento de las conductas e intereses machistas, de leyes que condenan al denunciante en vez de al que comete el atropello, de injustos y desproporcionados gastos en fastuosos eventos sin ninguna lógica, de una política territorial que no escucha a una de las partes implicadas y un interminable etcétera que nos ha llevado hasta la situación de hoy.
Los políticos europeos y sus amiguetes de los bancos, vieron peligrar el tinglado que tenían montado cuando comenzó la crisis en EEUU, y acuñando la frase “vivieron por encima de sus posibilidades” vertieron sobre los trabajadores y trabajadoras toda la responsabilidad para recuperar sus estatus, sus privilegios y el control de los hilos de la economía mundial, decidiendo quién vivía, quién moría y como debían hacer las dos cosas. Dejaron a millones de ciudadanos sin empleo y sin derechos o arruinaron sin ningún pudor, definitiva y permanentemente a estados como el griego. Syriza, el partido de la izquierda griega, trató de poner freno a las infinitas ansias de riqueza de los bancos alemanes, holandeses y austriacos, pero fue destrozado por las fauces de una Unión Europea que piensa en ellos y en sus ombligos en vez de en los millones de griegos que ya han olvidado lo que es vivir.
Esta misma semana, hemos contemplado como el estado francés, adalid de los derechos de la ciudadanía desde la Revolución, se saltaba a la torera las normas de su propio Parlamento y aprobaba una reforma laboral que los franceses llevan semanas intentando evitar, porque no están dispuestos a perder aquello por lo que lucharon. Incluso así, Manuel Valls, va a aplicarles una reforma que se ha diseñado en las tripas de Europa y que ha sido dictada y aprendida al dedillo. Nosotros podemos ser hoy un ejemplo para los franceses, pues nuestros dos últimos gobiernos han aceptado con la cabeza gacha y sin rechistar todo aquello que salía de la boca de los ministros alemanes en materia laboral y económica.
Señores, no queda nada de la Europa de la Ilustración que tanto se ha vendido a lo largo y ancho del planeta y de la historia. Se está desmantelando todo aquello por lo que nuestros antecesores dieron la vida. Si no lo paramos nosotros, las generaciones venideras no tendrán, no ya derechos, si no que no les quedara vida por la que luchar.
Por esas y otras razones muy similares, los dos partidos de izquierdas que hoy quedan en nuestro país, sus votantes y simpatizantes, hemos decidido que hasta aquí hemos llegado. Que nos quitarán todo aquello que nos dejemos quitar. Que ya no estamos dispuestos a seguir aguantando una situación política en la que no tenemos ni voz ni voto. Se terminaron las mayorías absolutas. Se terminó el desconectarse de la política y de los políticos. No más conversaciones de barra de bar. Ha llegado la hora de enfrentarse al lobo y comérnoslo.
La prensa de la derecha, ha publicado el acuerdo desde dos puntos de vista, a cual peor. Unos, han optado por de una manera paternalista y condescendiente, defender a una IU de la que no se han ocupado nunca, si no era para criticarla. Otra sin embargo ha prevenido a Podemos envolviendo sus palabras en ese miedo ancestral y genético que tiene este país a la palabra comunista.
Hablando se entiende la gente….pero solo la gente que parte en el dialogo del respeto al otro. Sin imponer, escuchando, dialogando, exigir con contundencia pero sin imposiciones injustificadas.
Según ellos, Alberto Garzón había vendido IU por un puñado de diputados. Que Pablo Iglesias y su horda de colaboradores no pretendían de él o de su partido más que el millón de votos que recibe. Me resisto a pensar que los dos líderes de estos partidos son o unos obtusos mentales que la cabeza solo les sirve de adorno o simplemente son tan perros e interesados como sus adversarios políticos. No lo creo. Confío en la inteligencia de las personas que se han sentado en la negociación. Deseo de todo corazón que los intereses personales de ambos partidos estén por debajo de los de la ciudadanía a la que dicen representar. Les vamos a exigir que cumplan su palabra porque es nuestra obligación hacerlo.
Las ideologías, los pensamientos y las inclinaciones políticas de cada uno de nosotros son y seguirán siendo las mismas. Yo personalmente, creo en una República que me represente en vez de una monarquía heredada y hereditaria. Mi corazón está a la izquierda y es ahí donde guardo mis más profundos sentimientos políticos. Pero pensar que por ello, no voy a lograr puntos en común con personas razonables y lógicas es tan estúpido como pensar que algún día puedo estar de acuerdo con aquellos que defienden a los que dejan sin trabajo a las personas de mi entorno solo por ser un poco más ricos y poderosos. Imaginemos que se podría hacer socialmente hablando con el salario de un mes del presidente del BBVA, que gana la módica cantidad de 15.000 euros diarios. Eso es sencilla y llanamente un aberración. Que una sociedad permita que una persona, por muy banquero o jefe de banqueros que sea, gane ese dinero mientras un escalofriante número de niños no puede comer ni tan siquiera una vez al día, o que un millón y medio de familias tenga a todos sus miembros en el paro, es sin lugar una dudas una sociedad que debe ser modificada desde los cimientos. Es sencillamente una sociedad enferma.
Jamás pretendería, ni de casualidad, intentar pensar que nuestra situación actual, queda ni a años luz del horror del apartheid sudafricano. Pero ellos, dieron una lección al mundo, consiguiendo algo que no entra en la cabeza de muchos de nuestros políticos actuales: entendimiento y mirada hacia el futuro. Sin embargo, estando como digo a esa distancia abismal, me atrevo a pedirles prestado un poco de su Ubuntu, un poco de su poder dialogante y pedir a los líderes de las dos coaliciones que su mayor anhelo sea: “Yo soy porque nosotros somos”. Ubuntu para todos los que, desde dos puntos cardinales distintos somos capaces de caminar y construir juntos, una sociedad mejor.
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