Una historia de terror

El ser humano ha demostrado a lo largo de la historia que puede ser todo lo cruel y despiadado que seamos capaces de imaginar. Ha inventado la esclavitud, la prostitución, el abuso de menores, la tortura, la guerra, el hambre, la destrucción y así un larguísimo etcétera de atrocidades, que nos llevaría toda una vida poder nombrar.

Desde hace unos años, se está legalizando una práctica que se ha realizado siempre por debajo de las leyes que supuestamente sirven para mantener la convivencia entre las personas. Ahora, en algunos países, incluso en aquellos que se definen como ricos y avanzados, es legal comprar seres humanos. Hablo de la eufemísticamente llamada Gestación Subrogada o como debería ser nombrada siendo realistas, vientres de alquiler. Cómo os decía, los seres humanos por desgracia, se han comprado y vendido durante siglos. Los africanos eran raptados de sus países de origen y llevados a la fuerza a países ricos para ser vendidos como mano de obra explorada y gratuita. Las mujeres han sido compradas como juguetes sexuales aprovechando su vulnerabilidad social y económica y lo mismo ocurre con niñas y niños. Alguna vez la compra era por un periodo de tiempo y otras de forma permanente.

Con la GS hemos dado un paso más en la escala del horror. Porque con la excusa del mal llamado derecho a la maternidad, paternidad y la formación de una familia, hemos llegado al punto de utilizar la capacidad reproductiva de la hembra humana, llamada mujer, para crearnos esa familia que bien no se puede formar porque se es un macho humano (un hombre, vaya), por problemas médicos o simplemente porque no nos da la gana pasar por el típico embarazo y el parto o por el proceso de adopción.

Pero hoy, como indica el título de este artículo, vamos a contar una historia de terror, que vaya un paso más allá, si tamaño descalabro fuera posible.

Todos sabemos que existen unos seres que pocos han podido ver, a los que llamamos amos ocultos de la sociedad. Esos seres se caracterizan por poseer la cantidad de dinero y de poder suficiente como para decidir la vida de miles de millones ver seres humanos. Desde su posición privilegiada, controlan gobiernos, economías y ejércitos. Ponen y quitan a su antojo gobernantes tan manipulables cómo les haga falta, que llegados a un punto puedan tomar bajo su protección y convertirlos en lo que ellos necesitan. Han creado crisis de todo tipo, económicas, sociales e incluso demográficas. No olvidemos la masacre que supuso la heroína en los años ochenta o los inicios del sida.

Esos amos ocultos tienen como función principal el manteniendo de su estatus y del de sus iguales. Conservar su poder y su dinero. Ellos, como nosotros, saben que ya hay un serio problema de explotación de los recursos naturales del planeta. Al ritmo de consumo desenfrenado que vamos, la vida en la tierra se va a complicar mucho (ya lo está de hecho) para millones de personas y ellos y estos amos de la sociedad y sus descendientes no tienen que ser de los que lo pasen mal. Para eso son ricos y poderosos, para salvarse. Y ¿qué mejor manera de asegurar su permanencia y su estatus que controlar la natalidad? Vamos a elaborar una proposición sin ningún dato contrastado, solo imaginando. Supongamos que para poder continuar con el nivel de vida de los países ricos, sin tener que renunciar a nada, en el mundo solo pudieran vivir dos mil millones de personas. Todos los demás deberían desaparecer. De esta forma, los recursos naturales estarían disponibles para consumo, sin perjuicio de tener que privar a la población de nada, o al menos a un importante número de personas. Ni el agua, ni los combustibles serían un problema y además la producción de residuos de todo tipo, sería controlable, reutilizable y reciclable. Los seres humanos se podrían concentrar en las zonas del planeta menos afectadas por el ya más que demostrado cambio climático y habría espacio para su desarrollo sin perjuicio para la especie. Pero claro para todo eso, tiene que darse una condición indispensable. El número de seres humanos vivos, siempre tiene que estar dentro de unos límites o sino el plan se iría al traste, porque se volvería a la situación actual. La mejor forma de evitarlo es saber en todo momento cuántos nuevos seres humanos han de nacer. Y para eso tenemos a nuestra GS. Estableciendo granjas de mujeres sanas y fuertes (en el Cuento de la Criada ocurría parecido pero se necesitaba a la mujer fértil para el mantenimiento de la especie por un tema de infertilidad generalizada) repartidas por el planeta para surtir de bebitos a la población, el tema estaría al menos resuelto. Podría incluso haber niveles en las granjas. Desde unas de alto standing, con mujeres previamente seleccionadas como especímenes con una naturaleza y un físico envidiable para surropapis y surromamis con un nivel económico poderoso, hasta granjas modestas para surropapis con recursos más limitados.

Estas mujeres recibirían un trato excepcional por parte de las autoridades. Tendrían acceso a la mejor sanidad posible y vivirían cómodamente en sus granjas, esperando a ser fecundadas y viviendo sus embarazos con la mayor tranquilidad y seguridad posibles. Cuando se acabase su época de fertilidad podrían retirarse con un bebé propio al lugar donde quisieran y disfrutar de sus pensiones de vientres alquilados. Mientras tanto surropapis de todo tipo (solos, en pareja, heteros o gays) podrían jugar a ser papás de unos bebés diseñados de antemano y asegurando su permanencia genética en un maravilloso mundo rosa, de bebés gorditos y encantadores que son paridos por los mejores úteros que sus dineros pueden pagar.

Para conseguir ese idílico mundo donde la compra de un hijo sea lo más natural del mundo, hay que ir introduciendo la idea en las mentes humanas de forma paulatina. No se puede hacer bruscamente ya que nadie lo aceptaría..pero poco a poco, pasito a pasito, año tras año, llegará un momento en que la gran mayoría de la población estará más dispuesta a esa práctica y cada vez será usada por más gente. No solo por ser hombres o mujeres infértiles, sino porque el trabajo no nos permite embarazarnos, no nos viene bien en este momento, o cualquier excusa que se nos ocurra. La GS solucionará todos nuestros problemas familiares.

Y ¿qué hacer con aquellas y aquellos que siempre estarán en contra del hermoso pero cruel plan de estos amos de la sociedad, por defender los derechos de las mujeres más vulnerables y evitar que tanto sus capacidades reproductivas como los bebés sean bienes de consumo, sujetos a las leyes comerciales de la oferta y la demanda? Pues pueden formar parte del grupo de humanos de los que no quedará más remedio que desprenderse para alcanzar el mundo ideal. Tener enemigos siempre es un engorro, todo fluye mejor si las personas están de nuestro lado a la hora de vivir un futuro predeterminado.

Esto que os he narrado es sólo una propuesta atroz y despiadada que ojalá nunca nadie de por buena y haga lo posible para poder llevarla a cabo. Pero como posibilidad existe, está ahí. La GS es la nueva esclavitud. Supone la explotación masiva y legal de las mujeres más vulnerables (nadie se cree que existe el altruismo) y la aceptación social y jurídica de la compra de seres humanos. Desde elegir útero gestante por catálogo, el sexo de los bebés y dentro de poco, podremos crear  bebés a medida, usando mujeres para tal fin solo porque podemos pagarlo. Además no olvidemos que las agencias dedicadas a este terrible negocio suponen pingües beneficios para sus propietarios, que nadie puede demostrar no sean esos amos ocultos de los que hablábamos antes.

Si aceptamos está práctica, si interiorizamos como normal una forma abusiva de crear una familia, llegará el día en que tomemos como natural que las mujeres somos máquinas de parir y los bebés un producto más, disponible para su compra.

No esperemos a que haya un mundo horrible, cruel y despiadado para ponerle fin a la nueva explotación femenina. Pongámonos todos a la tarea y consigamos que todos los países del mundo declaren ilegal esa práctica, para poder meter en la cárcel a aquell@s que sigan ejerciendo de altruistas formadores de bellas familias vendiendo hermosos niños arrancados de sus madres al nacer.

 

Sobre belentejuelas 74 artículos
Me gusta ser diferente. Feminista, atea, de izquierdas. Baloncesto. Autora de El Espejo.

1 comentario

  1. Es completamente atroz el mundo que se esta creando. Como tu dices, no hay altruismo que valga en toda esa práctica aberrante (por mucho que algunos quieran exprimir el concepto inexistente).

    Muy bien artículo, enhorabuena.

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