El alcalde José Luis Valladolid Lucas, casualmente del PP, ha llamado puta barata podemita a la portavoz del PSOE Cristina Maestre. Igual lo habéis escuchado de pasada en algún debate de TV, supongo que los tertulianos no le han dedicado mucho tiempo porque el asunto de Carmena los tiene ocupadísimos, como todos sabemos es mucho más grave poner una web de desmentidos en un ayuntamiento que el que un pepero llame prostituta a una mujer, otra vez.
No es que el insulto me sorprenda en absoluto , entre otras cosas porque tengo claro que para el el facherío patrio todas las Sras. que no formamos parte de la sacro santa derecha somos unas putas baratas, seamos podemitas o no. Si estás a favor del aborto lo eres, si estás a favor del matrimonio gay lo eres, si protestas en la calle lo eres, si protestas en una iglesia eres MUY puta, si eres feminista tambien, si no vas a misa los domingos eres un putón verbenero, y si eres de Podemos eres la la mayor de todas… Vamos, que lo mires por donde lo mires las rojas somos unos putones de cuidao.
En mi humilde opinión, lo peor de este asqueroso incidente no es que a una Sra la llamen puta, que al fin y al cabo es una profesión como otra cualquiera siempre que se ejerza de forma voluntaria, lo terrible es el sentido peyorativo con el que usan la palabra algunos políticos de ideologías retrógradas y el machismo el sexismo y la misoginia que subyace detrás de quien profiere tales lindezas.
Tengo que decir que yo he tenido la inmensa suerte de no sufrir personalmente el machismo, pero soy consciente de que existe, que está ahí y que precisamente una de sus señas de identidad es llamar puta a una mujer cuando se la quiere degradar. Es el insulto más recurrente de la mayoría de los ¨machotes¨ hacia las mujeres. No hay una ofensa que utilicen más, y con más desprecio. Quizá los que lo hacen, como el tal Valladolid, no recuerdan que si existe la prostitución es porque caballeros como los de las tarjetas black son consumidores habituales de este tipo de servicios, los del ¨volquete de putas¨ y los de las cacerías púnicas son un claro ejemplo de la falsa moral que ha hecho metástasis en la política española.
A ver señor Valladolid, las prostitutas son en la mayoría de los casos mujeres más dignas y respetables que muchos de los políticos y periodistas de este país que seguramente se ven obligadas a ejercer una profesión que no creo que sea la que ellas hubiesen escogido. Venden sus servicios sexuales y cobran una tarifa por ello, pero no engañan a nadie.
Hay muchas formas de prostitución, y en este país es habitual ver como se ejerce de forma pública y a la vista de cualquiera… ¿No es prostituirse tener un periódico y escribir lo que ordena el gobierno de turno a cambio de subvenciones? ¿No es prostituirse sentarse cada día en un plató a soltar las consignas impuestas por la cadena que te paga a cambio de canales de TDT? ¿No es prostituirse que los fiscales obedezcan ciegamente al gobierno que les nombra? ¿No es prostituirse dar concesiones de obras públicas a cambio de comisiones ilegales? ¿No es prostituirse aceptar un bolso, un reloj, un traje, un viaje o una fiesta de cumpleaños a cambio de dios sabe qué? Yo creo que si, y por lo tanto en su partido, Sr. Valladolid, posiblemente haya más putas y putos que en ningún otro sitio. Y no tan honorables como quienes ejercen por pura necesidad.
Las declaraciones machistas en el Partido Popular son recurrentes entre sus miembros, incluso procedentes de mujeres como Ana Botella o Pilar Marcos. Castelao Bragaña, el alcalde de Málaga el impresentable de Valladolid, el de Toledo, Cañete, Gallardón o los consejos del ministro del interior para evitar violaciones nos recuerdan que el machismo del PP sigue ahí, desde su origen, desde el franquismo, abiertamente o de bien de forma latente y listo para brotar en cualquier momento, les traiciona el subconsciente más a menudo de lo que sería recomendable y sueltan lo que de verdad piensan sin el filtro correspondiente. El PP es un partido machista, sus hombres son machistas, sus mujeres aceptan el machismo, sobre todo si lo sufren otras, las rojeras que no se visten de mantilla ni van a procesiones y encima pretenden tener derecho al aborto. ELLOS son los que nos llaman putas, pero ELLAS piensan lo mismo y por lo bajini aprueban que nos insulten, incluso cuando se ven obligadas a condenarles lo hacen con la boca pequeña y con algún pero…
El machismo debe ser erradicado y si ustedes los que nos representan no dan ejemplo mal vamos. Disimulen al menos un poco, no utilicen lenguaje sexista, cuenten hasta diez antes de hablar, que para todo lo demás bien que mienten sin ningún tipo de pudor, aunque las señoronas de su partido les rían las gracias las demás no estamos dispuestas a hacerlo. Por mucho que les cueste aceptarlo, ya no necesitamos un cura o un marido que nos guíe por el buen camino, hacemos lo que nos da la gana con nuestra vida y con nuestro cuerpo.
Las mujeres, incluso la rojas, merecemos un trato justo, respeto y dignidad tanto si elegimos ser políticas, empresarias, amas de casa, dependientas o putas, hemos luchado mucho para conseguir la igualdad y aunque nos queda mucho por hacer no estamos dispuestas a tolerar comportamientos sexistas que nos humillen o nos denigren, quizá deberíamos recordar que aún hoy día en todas partes del mundo las mujeres son asesinadas, lapidadas, mutiladas, violadas, maltratadas… Todos son crímenes de género, todos crímenes ligados a la sexualidad, todos crímenes machistas. Y el machismo empieza en el insulto. Y todo insulto define a quien lo pronuncia, no al insultado.
No quiero acabar sin declarar mi afecto mi agradecimiento y mi amistad a todos esos maravillosos hombres que nos acompañan en el camino, los que nos ven y nos tratan como a iguales …como lo que somos.
Y a los otros, a los retrógrados machistas sin remedio solo decirles una cosa… Me tienen ustedes hasta el coño.
Pero, ¿cómo? Es incoherente que ‘prostituta’, ‘vagina’ ‘prostituta madre’ tengan un sentido cuando se dirigen a nosotras y ‘otro’ cuando las repetimos sin parar, eso sí, con palmaditas a lOs feministos guays. La connotación SOCIAL de esas OFENSAS, no cambia a placer, ni va a cambiar. La usen las mujeres, o los hombres, los malos, o los ‘buenos’. OFENDE SIEMPRE a la mitad de la población mundial –que para eso las creó el patriarcado— y la machada no se va a acostumbrar a que se revierta con ‘chapero’, polla, chapero padre,… ni debe.
Hay que usar el cerebro para crear ‘insultos’ nuevos y tirar de diccionario. Es doloroso ver un feminismo tan cortito, que por ‘pertenecer’ a cierto grupo social, sigamos tragando la misma mierda de siglos sin exigir el mínimo respeto. Dejemos la anatomía, las funciones y papeles femeninos y las hormonidades fuera de estos discursos ‘intelectuales’. ¿Qué menos?