Según la RAE, corrupto es aquel que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar. Durante los últimos años, en España, esta definición ha alcanzado cotas tan altas que creo que la RAE debería incluir grados en su definición: un poco corrupto, un bastante corrupto o uno del PP. Es decir, el Partido Popular ha llevado la cuantificación de la corrupción al grado superlativo. Se pueden construir frases comparativas como: eres más corrupto que uno del PP o ya quisieras tú ser tan corrupto con un político pepero. No dejaríamos de estar en lo cierto y ningún lingüista podría negar que la frase es, no solo correcta gramaticalmente sino también en su significado.
Como en España tenemos separación de poderes (jejejeje) los casos de corrupción llegan a diario a los tribunales de justicia para que los magistrados y jueces tomen las medidas cautelares necesarias para frenar el brote. Eso pasó hace un tiempo cuando se detuvo a Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular que fue despedido con una indemnización en diferido, fórmula que aplica el partido y que solo ellos son capaces de entender por mucho que Mariloli Cospedal se empeñe.
En todo proceso judicial que se precie tanto la fiscalía como la defensa deben poder aportar pruebas para sostener sus argumentaciones, pero en el caso que nos ocupa la fiscalía fue, con la orden judicial correspondiente a la sede del PP a recoger lo que debía ser la mayor prueba pericial, es decir los ordenadores que tanto el señor Bárcenas como quizá algún que otro extesorero anterior, utilizaban para sus funciones dentro del partido. ¡Cuál fue la sorpresa que se llevaron los miembros de la policía al llegar! El partido en un impulso de desacreditación del susodicho extesorero y para mostrar su repulsa a las que ellos consideraban actividades ilícitas, destruyeron los discos duros para que no quedase rastro en sus instalaciones de semejante delincuente. Pero ¿fue legal esa destrucción? ¿Permitió el borrado de la memoria acceder a ella mediante programas específicos a los policías y miembros de la fiscalía? ¡NOOOO! Porque la decencia pepera, les conminó a realizar la nada desdeñable cantidad de treinta y cinco borrados, unos cuantos arañazos y para rematar la faena, martillazos varios que dejasen los ordenadores completamente inservibles.
Sin embargo, la jueza Rosa Mª Freire, pensando y pensando, ha llegado a la conclusión que la destrucción de esos ordenadores que el señor Bárcenas tenía guardaditos en la sede del PP, podían contener información quizá valiosa para el desarrollo del juicio por la trama Gürtel y que la actuación tanto de la actual tesorera, el jefe de sistemas y el de asesoría jurídica no fue del todo legal al haberlos destruido, cuando podían suponer una prueba en el proceso.
Es decir, tres miembros del partido, que además ocupan cargos de responsabilidad dentro de la estructura básica del PP como empresa, están imputados porque se les fue la mano en la legalidad.
¿Y ahora qué? ¿Qué opinión nos puede proporcionar un partido político que no solo es el máximo responsable de los montones de casos de corrupción que se dan en nuestro país, sino que además se dedica descaradamente a la destrucción de pruebas? Pues al parecer, según las últimas elecciones, ninguna. El PP, sigue siendo el partido más votado.
Ahora y como ya hicieran en casos anteriores, el partido ha abierto la veda de la desacreditación a un juez. Bien lo saben Baltasar Garzón o Elpidio Silva, que pagaron en sus propias carnes el circo que pueden llegar a montar los miembros del PP, incluyendo a algún que otro ministro. Celia Villalobos, la que aprovechó sus doce años como miembro de la presidencia del Congreso en hacerse campeona del Candy Crash y se echaba unas siestas memorables, ha asociado a la jueza con el comunismo; que si bien no es delito ya que en este país ser comunista es legal y además la jueza no ha manifestado públicamente sus intenciones de voto en ningún momento; para sus oyentes preferidos es como si se vistiera con la piel del diablo y fuese por ahí comiéndose niños. El señor ministro de justicia, Rafael Catalá, se ha subido a una de las caravanas del circo pepero contra los jueces que juzgan sus actuaciones ilícitas, y como jurista que se considera, asegura que el auto contra la destrucción de los ordenadores está lleno de imprecisiones y que en resumidas cuentas no tiene fundamento.
¡Señoras y señores, la función acaba de comenzar! El circo pepero abre sus puertas para que a todo aquel que le venga bien, difame, desacredite, haga juicios prematuros y mediáticos, y de esta forma hundir la carrera de una jueza que está realizando su trabajo en los términos que marca la ley. Intentarán como en anteriores ocasiones, que la Fiscalía General del Estado, el CGPJ, el Papa, su primo o la vecina de arriba, se ponga de su parte y lleven a término la carrera laboral de un funcionario público que ejerce sus funciones con la ley en la mano. Ellos, los peperos, sabedores de que tienen la razón absoluta y que no hay juez, ni magistrado ni nadie que pueda pararlos, buscarán las más intrincadas triquiñuelas legales o ilegales para que el juicio se alargue hasta la prescripción del delito y en última instancia se las arreglaran para hacer rodar la cabeza, esta vez femenina, que pueda ponerles en aprietos.
Más tarde o más temprano, los miembros del partido con visibilidad pública irán sumándose a los que ya han empezado. Pablo Casado, Rafa Hernando, Andrea Levy están esperando el pistoletazo de salida para caer como carroñeros que son, sobre el cuerpo de la jueza que se tendrá que tapar con la coraza de una tortuga ninja, si es que quiere salir ilesa del enfrentamiento.
Empezó el circo, ahora, pista a pista, actuación a actuación, la jueza Freire, tendrá que ver su nombre arrastrado por el fango de la prensa afín al PP. Será vilipendiada, humillada y descreditada incluso por aquellos que no poseen ningún conocimiento legal. Hablarán porque tienen la boca enorme.
Y mientras tanto, nuestro querido Mariano Rajoy, más preocupado porque llegue el camión de la mudanza a las puertas del palacio de la Moncloa que por su propia mafia, sigue siendo el candidato a la presidencia del gobierno, inmune a todo lo que a su alrededor está ocurriendo. Va a ver al ciudadano Felipe de Borbón y con la campechanía que le caracteriza le suelta a la cara que irá a la investidura si tiene los apoyos, sino, lo mismo hasta se lo piensa. Ha soltado a sus cerberos para que cuiden su imagen y que esta, no se vea afectada por lo que se pueda cocer en las cocinas de la Audiencia Nacional o los tribunales de justicia ordinaria. Él, ajeno a lo que está pasando en el partido del que casualmente es presidente, solo toma en consideración que los demás partidos no le ajuntan, aunque les intente comprar con silloncillos en la mesa del Congreso. Mariano Rajoy espera pacientemente a que venga alguno y le diga, “oye Marianín hijo, que yo si te apoyo, que no hace falta que me llames, que negocies nada conmigo, porque yo sé que a ti eso no te va, no es tu rollo, así que no sufras que o te votamos o nos abstenemos pero tú no vayas a cansarte. Bastante tienes con gobernar de forma nefasta. Eso ya es agotador”.
Señores y señoras, la función acaba de comenzar. Durante el desarrollo de la misma, podrán asistir en vivo y en directo, como se rompe la carrera de un juez, como se le destroza y si es posible verán como se le comen con patatas. Eso sí, siempre con el respaldo de los más de siete millones de españoles que compraron su entrada para ver los espectáculos del circo azul, en primera fila. Que ustedes lo pasen bien
Puede ser llevado a otros países por ejemplo Argentina!!! ahí todos los políticos K caen en la categoría de muy corruptos