Durante los últimos días hemos sido testigos una vez más de que en este país hablar de franquismo, de dictadura y de represión, es una temeridad que nadie está dispuesto a asumir.
Bueno, todos no. UP y sus confluencias han presentado una Proposición No de Ley para incluir un artículo en la Ley de Amnistía de 1977, para que los delitos de tortura, desaparición forzosa, crímenes de genocidio o de lesa humanidad, pudieran ser juzgados en España al igual que se han hecho en otros países que hayan tenido la desgracia de vivir periodos dictatoriales y su represión. Con la aprobación de la inclusión de este artículo, la ley dejaría de ser, de una vez para siempre un parapeto insalvable para poder condenar todas las aberraciones que se llevaron a cabo durante el franquismo.
Sin embargo, UP, ha comprobado nuevamente como los tres partidos del triunvirato, con apelaciones diferentes, han echado por tierra un cambio que nos haría a todos un poco más libres y sobre todo mucho más justos. En España, la dictadura y su política, será siempre un tema tabú. Nosotros nunca nos liberaremos del todo de su peso; obviamente nuestro Jefe del Estado es el heredero sanguíneo (aquí parece que la sangre pesa mucho, más que los procesos democráticos) del que fuese elegido y criado a los pechos del dictador; y nuestros muertos jamás verán cómo se juzga a sus asesinos y torturadores. Valga decir que a día de hoy, continúa existiendo una fundación que recibe dinero público, que se llama Francisco Franco, dedicada a la figura y la obra de nombrado, y que cada año entrega unos premios a las personas que de forma destacada siguen rindiendo homenaje a la figura del dictador. En 2016, tres miembros del Partido Popular han sido los agraciados.
Era de esperar que el PP haría todo lo posible para que la inclusión del artículo no llegase a buen puerto. Estamos hablando de los herederos de los que llevaron a cabo tamaña barbarie. Al fin y al cabo, militan en un partido fundado por Manuel Fraga Iribarne, excelso ex Ministro del Interior que se vanagloriaba de tener una policía generosa donde las hubiera, que repartía golpes en las manifestaciones como si no hubiera un mañana y que tiñó Madrid del rojo de la sangre de los estudiantes torturados.
El argumento del diputado del PP fue de lo más elocuente: «Una cosa es conocer la verdad de lo que sucedió y otra cosa es exigir responsabilidades penales«, para que pedir responsabilidades penales a los que torturaron, exiliaron, asesinaron, represaliaron, aniquilaron y maltrataron a todos aquellos que durante los años de la dictadura tuvieron la osadía de pensar por sí mismos y seguir luchando por lo que se les había robado: la libertad. España es tras Camboya, el país con más desaparecidos forzosos de todo el mundo. Pero en esta falsa democracia que vivimos con saberlo, según el PP, debemos tener suficiente.
Los cuñaos, siempre fieles a discursos vacíos de contenido se agarraron los machos y con apelar a la “modélica Transición” tuvieron suficiente. Si los señores del 77 lo hicieron así, por algo sería, y no iban a ser ellos los que les enmendasen la plana. Billy El Niño y sus colegas, pueden estar tranquilos que no será el equipo de Albert Rivera el que los ponga en aprietos y les lleve ante un juez.
Pero los que nos han dejado a todos un poco más atónitos de lo habitual, han sido los colegas del PSOE. Poco podemos añadir a las palabras de su portavoz. Aferrados a la Ley de Memoria Histórica, y tras muchas vueltas de tuerca, culpando al PP de que no se esté implantando como debía, cosa cierta por otra parte, el Partido Socialista ha votado en contra de la inclusión del artículo. Curioso es leer, que todo el tiempo los tres grupos hablasen de la derogación de la ley, cuando no era el caso. Pero bueno, lo importante es que desde un punto de vista o de otro, la ley no se modifica, los criminales no serán juzgados y continuamos para bingo sin ningún cambio.
Los socialistas actuales, que con golpes de pecho, reclaman para sí los ideales de Pablo Iglesias, han vuelto una vez más a traicionar a sus propios muertos. ¿Por qué? Pues muy fácil. Pues porque no son sus muertos. Cuando en 1974, en el Congreso de Suresnes, el ahora orondo Felipe González, logró sacar la palabra marxismo del ideario del actual PSOE, le dio la espalda a todos aquellos que un día dieron la vida por el socialismo. Los hombre y mujeres que cruzaron la frontera francesa y tras pasar por los campos de internamiento donde los encerraron los franceses, se unieron a la Resistencia y liberaron París junto con los comunistas del PCE de las garras del nazismo. A los que no se pudieron ir y se quedaron aquí, aguantando años de prisión y torturas en los bajos de la Puerta del Sol. Todos aquellos que emigraron porque no había trabajo para los rojos. Los chavales que orgullosos lucían sus carnets de la JSU. A ellos y solo a ellos, los han vuelto a traicionar. A los nuestros no han podido fallarles porque nunca esperaron ni esperamos sus descendientes, que el PSOE hiciese algo por ellos.
Una parte importante de este país tiene un abuelo, una bisabuela, algún familiar que conoció en sus carnes, los golpes, las humillaciones, el desarraigo o la aniquilación de su dignidad, por un régimen basado en el miedo, en la represión y en la violencia.
Por muchas vueltas, excusas o interpretaciones que quieran darle, la historia es la que es, y por mucho que el PSOE se excuse, desde su llegada al poder nunca han hecho lo suficiente por rehabilitar su propia historia. Ahora, apoyando al partido PP en la tarea de gobernar, no solo no los ayudan, sino que les hunden más en el fango del olvido. Sus muertes no deben ser suficiente apoyo para continuar siendo los socialistas que un día lucharon por dar a este país un poco de dignidad.
El gobierno, desoyendo las recomendaciones y exigencias de las instituciones internacionales, que reclaman que se juzgue la dictadura en toda su magnitud, sigue intentando proteger con la ley en la mano a aquellos que le hicieron el trabajo sucio al dictador.
En un país donde ni tan siquiera se ha condenado institucionalmente el golpe de Estado, la Guerra Civil provocada por los insurrectos a un régimen legal y la tiránica dictadura posterior, no podemos esperar que se juzgue a los asesinos. Ahora, lo que nos toca, es la vergüenza de ver como [Tweet theme=»basic-white»]Serrano Suñer, el hombre que mando a campos de exterminio a cinco mil personas, es el protagonista de una serie[/Tweet]
Asumidlo, España es diferente.
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