¿No se dan cuenta del daño que puede y causa este tipo de «consejos«?
«Recuerda que en este patio de vecinos todo puede ser criticado por los #trolls del 5ª. Tú ni caso, ignora y bloquea…» Es un twitt y frase puesta por la @policia «Policía Nacional» el 13 de octubre en Twotter. ¿Qué problema hay en analizar las supuestas críticas de los #trolls, en lugar de ser condescendientes y paternalistas con las mujeres que las reciben? No pasó desapercibido por @Barbijaputa, Twittera, escritora de artículos y libros, declarada Feminista, que comentó: «Son TAN transgresores riéndose del heteropatriarcado, jajaja, es que qué trolls somos. He hecho como la fiscalía, y os lo he «afinado”.»
Los comentarios que les vino bien poner a @policia son sutiles porque hay muchos y peores a destacar. Resulta muy significativo lo que cambió @Barbijaputa, para matizar, afinar, de forma más realista lo que sí hacen los transgresores, machistas y misóginos. Porque la sutileza no es algo que se caracterice por las redes sociales.
Conforme con @Barbijaputa al apuntar que “se ríen del heteropatriarcado”. Empecemos porque @policia utiliza la imagen de una mujer que es agredida verbalmente y un cliché como “del 5º” para referirse a mujeres más que a hombres. Está claro que siempre se habla de la “vecina del 5º”, con lo que no es un comentario muy afortunado y sí parece perpetuar una idea.
En realidad, quisiera ir más mucho más allá.
¿Por qué se pide que no se haga ni caso, que se ignoren comentarios que son machistas, provocativos y muy ofensivos?
No hemos de olvidar que cuando se educa, tanto desde casa como en las escuelas, en el momento que un pequeño ofende a otro, al ofendido lo primero que se le dice es “no hagas caso, ignóralos, verás cómo dejan de meterse contigo”. Se consideran pequeños conflictos sin importancia, cosa de niños… Con ofensas hacia las mujeres y cuando se las silencia, sucede lo mismo. Es uno de los mayores errores que se han ido cometiendo para no remediar situaciones como la del lenguaje sexista que se acepta con normalidad. Desemboca en actos, hechos, que se complican al ser un lenguaje que supedita, desvaloriza y excluye. Llegados a este punto, se dificulta el poner soluciones adecuadas y positivas para todos. Por lo que NO, no se ha de hacer oídos sordos, no se ha de restar importancia, no se ha de ignorar. Se tiene que hacer caso y averiguar por qué lo hacen, qué pretenden conseguir, qué beneficios se buscan y se obtienen, por qué se procura silenciar ciertos comentarios, opiniones, sentimientos, etcétera.
Si estos hechos se ignoran, no se valoran, se considerará como algo normal a lo que nos hemos de acostumbrar. Pues bien, nos acostumbramos tanto a ello que ahora resulta complicado diferenciar lo que es agresivo, violento, de una simple y pequeña discrepancia por no estar conforme con un pensamiento, forma de ser o de actuar.
¿Hasta qué punto tenemos todos culpa?
De una parte, se pide indiferencia a ciertas provocaciones, críticas verbales e incitaciones. En oposición se reclama que no se ha de consentir el maltrato, insultos, intentos de control, amenazas de ningún tipo… Continuos mensajes contradictorios. Si @policia son los primeros en intentar negar que hay un problema por subestimar la existencia de menosprecios, amenazas, ofensas, ¿cómo van a ser capaces tantas jóvenes y mujeres que padecen agresiones machistas de discernir entre lo que sí se puede “consentir” y lo que se ha de denunciar?
¿No se dan cuenta del daño que puede y causa este tipo de «consejos«?
Todas aquellas personas que no son capaces de comprender los motivos por los que muchas mujeres no denuncian la violencia de género, tengan presente que mensajes ilógicos, inconsecuentes y tan desacertados, son contraproducentes y provocan dudas, inseguridades, mucha incertidumbre… De esta forma, la decisión de las atacadas, ofendidas, humilladas, golpeadas, es la de seguir agachando la cabeza por sentir que no se va a recibir apoyo ni ayuda de quienes han de ser los que protejan, arropen, defiendan a las víctimas de cualquier tipo de agresión, vejación, dominación, avasallamiento.
Leer y escuchar decir “Ni caso, ignora, bloquea”, resulta una forma de adiestramiento que no es eficaz para evitar que situaciones agresivas, de abusos, opresión y amenazas se puedan prevenir y cambiar.
Destaco “adiestramiento” porque, lejos de educar, se deja libertad total al agresor, al transgresor. Es la manera de continuar o volver a dejar sin voz a las anónimas, las nadie. ¿Qué mensaje es el que están mandando a las jóvenes y a las mujeres? ¿De aceptación, sumisión, de la imposibilidad de defenderse ante una agresión del tipo que sea? ¿Tan frágiles y débiles se considera a las mujeres que es preferible callar y no decir nada?
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