No es necesario saber de economía para percatarse de las necesidades. Tampoco es determinante conocer de leyes para reconocer una injusticia. Como tampoco hace falta ser griego para ser solidario.
Europa y el mundo están en jaque. Estados Unidos presiona para que Merkel no eche a Grecia de la zona euro ni de la comunidad por su localización estratégica. Los deudores del FMI y de más organismos esperan atentos que solución se tomará. Y los acreedores no ven el momento de volver a rellenar sus bolsillos. Todo un caos producido por un gobierno que aceptó un dinero de una organización que le importaba bien poco que hiciera con el siempre y cuando se lo devolviera. Con algún que otro interés. Y si es apoyo político en Bruselas mejor.
Hasta aquí el palto gordo, pero es justamente de estos datos de los que quiero pasar. Menos, por su carácter militarista, ese pequeño detalle por parte de EEUU de mantener a Grecia bajo el control de Europa y la OTAN por si acaso. Para miccionar y no echar gota, ojo.
Lo que yo busco con esta disección es apelar a unos valores de solidaridad y empatía ya en parte olvidados.
Buscando la cantidad exacta de la deuda helena me he encontrado con la friolera suma de 300.000 millones de euros. Milloncito arriba o abajo. Que es un dinero pero que contrasta con otro número curioso (porque la superpoblación tenía que tener su lado bueno), y es el de 752.5 millones de personas en Europa. Y aunque a veces la lógica infantil solo es eso, denota un sentimiento humano de carácter superior el saber que tenemos la capacidad de dar 50 céntimos cada ciudadano y resolver este problema que tiene a 11.03 millones de griegos en ascuas y temerosos. Acongojados ante unos recortes que los sumirán más en la miseria durante los próximos años.
Y lo peor es que mi lógica adulta me dice que todo esto solo servirá para enriquecer a unos pocos. Unos pocos con nombre que podrían hacer desaparecer la miseria del mundo tan rápido como un prestidigitador un reloj. Pues de tanto mirar cifras encontré unas que produjeron en mí incompatibles sentimientos con mi moral y civismo: Hay 1645 personas consideradas milmillonarios en el mundo, que tienen un total que seguramente supera los 6.5 billones (lo iba a poner con sus correspondientes ceros y casi lloro). Una suma de dinero que, partamos de la idea de que está bien ganada, podría acabar con este dilema y solo tendrían que vaciar los ceniceros de sus coches (¡Y que coches!).
Pero como dije antes estoy, apelando a un sentimiento poco demandado, a no ser que se trate de compartir juguetes o un escudo de defensa antimisiles, como es la solidaridad. Ya puesto podrían perdonar la deuda a un país entero por la mala administración de sus gobernantes y la poca atención demostrada por los acreedores hasta el punto de que ya solo se podía reclamar.
La pena es que mucha gente dirá que esto es demagogia barata. ¡Que puede ser! Pero que mundo mas bonito sería.
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