“Ningún arte traspasa nuestra consciencia de la misma forma que lo hace el cine, tocando directamente nuestras emociones, profundizando en los oscuros habitáculos de nuestra alma.” Ingmar Bergman.
A veces la respuesta está en el cine. De una manera u otra encontramos en dicho arte lo que cada uno anda buscando: diversión, terror, drama,… Cualquier cosa que nos ayude a evadirnos e incluso apoyarnos en momentos de necesidad. Un arte que llega a todo el mundo. Motivo por el que existen películas como Sharknado 1, 2 y 3. Pero para gustos colores.
Durante esta semana nos hemos encontrado con dos películas remarcables. Aunque recomiendo medios alternativos a las caras salas de cine para verlas.
Una de ellas, “Del Revés”, ha sido el estreno de este fin de semana. Una película sacada del mismo horno que “Toy Story” o “Up” con una trama que, aunque no se sale de lo normal, ha denotado un trabajo importante por parte de los creadores.
En “Del revés” asistimos a un film que resume la infancia de la joven Riley y sus etapas de crecimiento mientras es guiada por la personificación de sus sentimientos (Alegría, Tristeza, Miedo, … ) en el desarrollo de los mismos. Una película con clases básicas de psicología elemental y un poco de mirada al pasado cinéfilo de algunos pocos al recordar “Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo… pero no se atrevía a preguntar” de Woody Allen en su famoso sketch de espermatozoides.
La otra es “La vida de Pi”. La increíble historia de joven hindú Pi que queda naufrago junto a un tigre de bengala bastante benévolo. Que aun siendo una película estrenada en 2012 ha vuelto pisando fuerte tras las reposiciones incansables de los diversos canales de televisión durante las últimas dos semanas. Haciéndose notar que cuando se compran los derechos de autor de un film para televisión se lo van rulando por las demás cadenas del país.
Con el regreso de “La vida de Pi” volvió esa polémica relajada sobre la religión. -¿Cuál historia prefieres?- pregunta el narrador, deduciendo de la respuesta si crees o no crees en Dios. Un axioma un poco pobre que marca a fuego una pregunta más mundana que espiritual: ¿Cuál historia es verdadera? Porque si pretenden que con una historia bonita y entrañable vamos a creernos lo que dicen los textos “sagrados” en vez de buscar la verdad seguiríamos, muy a gusto de la iglesia, en la Edad Media.
Así que si este verano no sabe qué hacer ni a que dedicar su tiempo, siempre puede sumergirse en los abismos de las filmotecas, rescatar tesoros ocultos del cine y venir aquí corriendo a chivarse.
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