Tú piensas que te gobiernan unos individuos a los que votas en unas elecciones democráticas, pero esos mismos individuos no trabajan para ti, trabajan para otros. No les importas tú, les importan otros. En España tenemos un claro ejemplo de esto, con el llamado ‘Gobierno de las Eléctricas’.
Remontémonos a los años 90, cuando el defensor de golpistas venezolanos, Felipe González, comenzaba a quitarse la careta de socialista y la chaqueta de pana, cambiándola por una careta nueva muy amiga del capital y un traje con corbata muy caro. Fue Felipe quien abrió el camino con privatizaciones parciales de empresas que en aquel momento eran rentables: Endesa, Repsol o Telefónica. Era el pistoletazo de salida para la política de amiguetes, del ‘hoy por ti y mañana por mí’, del ‘yo te rasco a ti y tú a mí’, etc.
Y llegó el presidente más nefasto que ha podido tener este país, el miserable de Aznar (sigo esperando que le juzguen por crímenes de guerra en Irak), quien tan sólo un año después de ganar las elecciones comenzó a venderlo todo y en oferta, tirando los precios por los suelos, al mejor postor.
¿Quiénes fueron las grandes beneficiadas de toda esta bacanal de compra-venta? Las eléctricas. Son la joya de la corona, el tesoro de Alí Babá, el Arca Perdida, el Anillo de Poder… Ahora somos conscientes que estas privatizaciones tenían una finalidad que se nos hace cada día más evidente. Día tras día, presenciamos cómo los poderes políticos buscan de forma incansable garantizar el beneficio privado por encima del bienestar social. De ahí apareció un sistema hecho a medida de las grandes eléctricas: Endesa, Gas Natural, Iberdrola…, que conforman lo que yo denomino ‘el Gobierno de las Eléctricas’. Y como consecuencia directa a estos hechos, detectamos un patrón que se repite, inevitablemente, en nuestra casta política: la afición a reengancharse en empresas energéticas tras dejar el cargo.
Algunos de los enchufados a las eléctricas son: Felipe González (¡oh, sorpresa!) como Consejero de Gas Natural cobrando 126.500€ al año, José María Aznar (¿qué me dices?) como Asesor de Endesa con 200.000€ al año, Ángel Acebes como miembro del Consejo de Administración de Iberdrola por 216.000€, Elena Salgado como vocal en el Consejo de Administración de Endesa con 60.000€, y un largo etcétera.
Sabemos que nuestros políticos acaban colocados en eléctricas que previamente han favorecido con sus políticas. Pero ¿cómo lo hacen exactamente?
Las grandes eléctricas controlan el 80% de la generación y el 90% de la venta, con lo que las empresas pequeñas no pueden hacer otra cosa más que cerrar y esconder la cabeza bajo tierra cual avestruz.
¿El truco? Un mercado oligopólico, en el que el coste del producto no tiene nada que ver con el precio final del mismo. Pactos de precios y negativa a auditorías públicas de los costes. Lo que viene siendo “este es nuestro cortijo y aquí hacemos lo que nos dé la real gana”.
En primer lugar están las subastas diarias en la lonja de la luz que fijan un precio para cada una de las horas del día. Sin embargo, esas variaciones de precio no repercuten en el consumidor, que paga lo mismo por el producto, beneficiando únicamente a las eléctricas (yo me lo guiso, yo me lo como).
En segundo lugar están las subastas trimestrales, lo que viene siendo la orgía financiera. En ellas aparecen los chulos del burdel, los agentes financieros y bancos de inversión, que especulan con el precio de la electricidad. Hacer negocios. Éstos son Goldman Sachs, Morgan Stanley, Deutsche Bank… Consecuencia directa: el recibo de la luz ha subido un 63% en los últimos 5 años y el sobrecoste es de 500 millones de euros anuales. Un pelotazo, vaya.
Analicemos ahora el fraude de las facturas de la luz, esos papelitos que nos envían a casa en sobres y conforme los vamos abriendo nos provocan sudores fríos y taquicardias antes de ver la clavada que nos van a dar. Aproximadamente el 38% de la factura corresponde al pago de la energía en sí. ¿Y el resto? Impuestos. ¿Impuestos para que el estado financie servicios públicos de calidad como educación, sanidad, justicia, dependencia y no tenga que recortarlos? NO. Impuestos que en su gran mayoría se revierten de nuevo en las mismas eléctricas. Flipa.
Tenemos el impuesto de moratoria nuclear, que sirve para pagar a compañías eléctricas afectadas en su momento (palmadita en la espalda). Impuesto por subvenciones territoriales, para agradecerles a las eléctricas que monten el tinglao (que ya se lo financiamos nosotros). Impuesto por alquiler del equipo de medida, para que los consumidores además de pagarles la luz les paguemos lo que yo llamo ‘el aparatito chivato de la muerte’ (por lo del susto y eso). Y luego desde las compañías eléctricas se echan las manos a la cabeza, indignadísimos, asegurando que la factura de la luz ha subido por culpa de la política, que si por ellos fuera sería más barata (sí, podéis reírse).
Las eléctricas son como hermanitas de la caridad. Tienen Planes de Acción Social con los que financian, por ejemplo, la iluminación de monumentos, porque destinar ese dinero a solucionar el gravísimo problema de la pobreza energética del país sería demagogia. Han tomado medidas, no creáis. Como denuncia FACUA, las eléctricas han reducido el plazo para pagar el recibo de la luz, pasando de 20 a 7 días, y si no, te la cortan. Así demuestran su tremenda preocupación y sensibilidad por la situación de crisis económica brutal que están sufriendo las familias españolas. Debido a esto 640.000 hogares en 2014 vieron suspendido el suministro. Por cierto, el presidente de Iberdrola cobra 44.000€ al día, repito, al día, con lo que se podía pagar el recibo de 17.000 familias según FACUA. Minucias.
Para rematar todo este despropósito el Consejo de Ministros acaba de aprobar el Real Decreto que impone lo que se denomina ‘peaje de respaldo’ al autoconsumo energético. El Impuesto al Sol. Sí, por si no lo sabíais el Sol tiene dueño en este maravilloso sistema capitalista en el que vivimos (o malvivimos) y tenemos que pagar por su uso. En breve pagaremos por respirar aire, tiempo al tiempo. El autoconsumo energético no interesa a las eléctricas, y por tanto, no interesa a los gobernantes que acabarán su carrera sentaditos en sus consejos de administración comiendo caviar y bebiendo champán del bueno, con muchas burbujitas.
Según el ministro Soria, «de lo que se trata es de decir al consumidor que está muy bien el autoconsumo, pero cuando va a utilizar la red que pagamos entre todos también tiene que contribuir porque, si no, los demás estaríamos pagando una parte del autoconsumo». No creo que sea necesario comentar tremenda gilipollez.
Mientras el resto de Europa y el mundo se prepara para expandir el mercado de las energías renovables, aquí, en este pobre país las paralizamos. Porque otra cosa no, pero aquí sol tenemos. Cualquiera con dos dedos de frente o una bola de cristal podría darse cuenta que la solución de éxito para reconvertir la economía del ladrillo y el chiringuito es erigirse como una de las potencias mundiales en energía solar. Sí, me he venido arriba, pero es que estoy plenamente convencida que con voluntad, inteligencia y financiación pudiera ser. Por supuesto, para ello sería necesario acabar con las puertas giratorias, aquellas que sustentan este ‘Gobierno de las Eléctricas’ y ‘animar’ a invertir en este sector. ¿Saben cuál es el único partido político que defiende este modelo energético y prohíbe el reenganche de sus políticos en las eléctricas? Sí, el morado.
Se podrá decir más alto pero no más claro. He disfrutado con el artículo a pesar de relatar una planificada y gran estafa a la ciudadanía. Chapeau!!