El medallero del PSOE


Antonio Hernando está empezando a acumular tantas medallas a manos del PP que seguramente necesite hacer ejercicio físico y ensanchar de pecho o llegará el día que no le cabrán todas juntas.

El PSOE, decidió que ya había llegado el momento de que los españoles dejásemos de votar, de parar el juego de ratón y el gato con Unidos Podemos y algunos nacionalistas, y dar su apoyo en diferido en forma de simulación, es decir se abstuvieron, para que por fin hubiera gobierno en España, aunque fuese un gobierno del PP. Se quitaron de encima a la mosca cojonera de Pedro Sánchez,  y la Gestora de Javier Fernández  con Susana Díaz empujando desde el sur, se hicieron con el control del partido para hacer y deshacer sin tener en cuenta a sus millones de votantes.
Desde ese momento; algo más que sabido para los que los que nos pasamos el día observando a los políticos para ver cuál de ellos es más mediocre o más chungo; se firmó un acuerdo invisible en el que los dos partidos caminarían juntos en pos del beneficio ilimitado a los ciudadanos, de sus más que agotadas políticas. Tras la abstención, el partido de la rosa sigue llenándose la boca de que ellos son la verdadera oposición, aun sabiendo que ese sapo ya no se le traga nadie.
El PP presionado por la UE para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y con las tijeras de podar en la mano, entabló una inusitada amistad que ha llevado al portavoz socialista, más conocido como Judas Hernando con el renovado ministro de Hacienda, el sr Montoro, conocido en los pasillos del Congreso como Querido Cristóbal.
El PSOE una vez más, dejaba sus palabras a la altura del betún y se pegaba al sol que más calienta. El techo del gasto de las CCAA, algo que le quita el sueño a la muy socialista y mucho socialista de Susana Díaz, que cada día lo hace peor en Andalucía, ha sido la última moneda de cambio que ha utilizado su partido para llegar a un acuerdo con el PP. La sultana, que tiene contra las cuerdas a sus andaluces con una pésima gestión, que se preocupa mucho más de su posición en el partido para llegar a esa meta que un día se propuso, que por la sanidad, la educación (Andalucía y Extremadura han vuelto a dar los peores resultados en el informe PISA), los servicios sociales y el empleo. Andalucía sigue siendo una de las zonas más deprimidas de Europa pero ella se pavonea por Madrid, como la que está midiendo sus dominios antes de llegar a poseerlos.
Pues sí, la medalla del SMI, cuelga ya de la pechera del traje gris de Antonio Hernando. Habiendo votado una generosa subida en el pleno del Congreso, según iniciativa de UP, el señor don Judas se reunió con el coleguita Cristóbal y se curraron un acuerdo que dejaba la subida del SMI en un simple 8%. Ambos partidos se congratularon, a pesar de que nuestro Salario Mínimo Interprofesional siga siendo uno de los más bajos de Europa y continua siendo insuficiente para poder llevar el mínimo exigible a una vida digna. Claro, que ese dato no le importa ni un pimiento al PP, porque para eso tiene a sor Fátima para vender el humazo de que en España nadie cobra un salario menor que el SMI. Todos sabemos que es falso, pero debe ser que en Génova 13 y sus alrededores la realidad no llega a verse jamás.
Estupor sería la palabra que mejor define lo que ocurrió en la zona morada del Congreso. El otro Hernando, que ya forma parte del círculo íntimo del presidente y su consejo de ministros, les dio una de cal pero la de arena se la entregó al PP. Ahora, tanto el presidente de la Gestora, como la lideresa andaluza y don Judas son de los privilegiados a los que el PP reconoce como aliados incondicionales, porque al fin y al cabo se comportan como tales.
Y mientras, a los votantes socialistas se les va cayendo el mentón un poquito cada día y su cara de asombro ya no da para más. El discurso que compraron y que les hizo meter las papeletas en la urna con el símbolo del puño y la rosa, ha resultado que, al abrirse el puño, ha dejado volar a una azul gaviota.
Señores, el bipartidismo en España está más anclado de lo que nosotros quisiéramos reconocer. Los ciudadanos podrán decir misa cantada y en latín, pero los políticos de los dos “grandes” partidos siguen a partir un piñón, para que esto no decaiga. Los votantes socialistas podrán ir detrás de Pedro Sánchez, ayudándole a que no nos olvidemos de su nombre, mientras recorre la geografía española buscando apoyos para presionar a la gestora del que todavía hoy es su partido. Pero mientras los dueños del PSOE no cambien, aquí no cambiará nada.
El PSOE no está dispuesto a perder los privilegios que se han construido entre los dos partidos desde 1982. Cada mañana encontramos en los medios de comunicación a un ejemplo de la vieja guardia del partido, defendiendo porque le va la vida en ello, los beneficios que le supone a la ciudadanía, que la amistad de su grupo y el PP esté cada vez más consolidada. Otra muy distinta es la realidad que esconden sus palabras. Que ese acuerdo a los que de verdad favorece es a ellos y a sus privilegiadas vidas. Porque por muy socialistas que se proclamen, lo único que defienden es seguir en lo más alto y relacionándose con los de más arriba.
En el Congreso, los demás partidos políticos, asisten atónitos a ese espectáculo bochornoso que es, saltarse a la torera la separación de poderes.

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Estos días ha sido el SMI, pero llegarán nuevas iniciativas que aun siendo aprobadas en el pleno, el sr Judas se encargue de suavizar, moldear o modificar a la chita callando, mientras se toma un café en su despacho del Congreso con el ministro de turno. Rajoy está henchido de satisfacción por esa gestora y ese PSOE que le espera cada mañana con los brazos abiertos y se despide de él con palmaditas en la espalda y una gran sonrisa en la boca. Ahora, que los que hayan pensado alguna lejana vez, que esto no iba a pasar, es que debían estar metidos en un huevo, ajenos a la vida diaria.
Los que más están sufriendo estos acuerdos a la sombra entre los dos partidos, sin contar a los cuarenta y seis millones de españoles, son como no podía ser de otra forma, los diputados y diputadas del banco anaranjado. Albert Rivera y sus compinches, que alardeaban de haber metido al PP en un puño para que gobernase sujeto por las riendas del acuerdo que firmaron, se sienten despreciados e ignorados por las relaciones entre los socialistas y la bancada gubernamental. No le llaman, no le hablan y le dan la espalda en los pasillos, demostrándoles que lo único que querían de ellos eran los votos a favor en la investidura, para luego arrimarse a otra más guapa y que realmente les cae mejor. Pensarán que para cuñados ya tienen los suyos y no les hace falta nadie más.
Sin embargo, otros como UP, han aprendido la lección en un abrir y cerrar de ojos. Si pensaban que el PSOE iba a permanecer del lado de los que tenían intención de tener contra las cuerdas al gobierno, erraban. El noviazgo está dando frutos desde el primer día y ellos ya saben que su lucha está donde ha estado siempre. En la calle, con la gente de verdad, en huelgas, movilizaciones y manifestaciones, porque los socialistas son tan traidores como han sido siempre. Todo aquello que puedan proponer o lo pactan con sustanciosas rebajas entre los dos colegas o se veta por parte del gobierno porque afecta a los presupuestos.
Rajoy no puede ser más feliz. Sus visiones premonitorias en la bola de cristal, se están cumpliendo paso a paso. Dos votaciones, más de seis meses de gobierno en funciones, no han sido más que un pequeño y engorroso paréntesis para seguir haciendo lo de siempre. Gracias al PSOE y sus muchos traidores a su propio votante, el PP no ha necesitado de mayorías absolutas para hacer de su capa un sayo y seguir con las políticas que nos ahogan la vida.

Sobre belentejuelas 74 artículos
Me gusta ser diferente. Feminista, atea, de izquierdas. Baloncesto. Autora de El Espejo.

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