Me quiero.
Parece difícil en los tiempos que corren decir esto, pero me quiero.
“Me quiero sin ser la más alta, sin ser la más delgada, sin tener los ojos más azules, ni el pelo más rubio.”
Hace tiempo esta sería mi reflexión, mi pensamiento, pero he llegado al punto en el que entiendo que no son defectos. ¿Quién ha dicho que para quererme tengo que ser alta o ser rubia?
Día a día nos meten en la cabeza “no puedes” a los que te tienes que enfrentar. Nos encontramos en la educación del defecto, del sincericidio que supone admitir públicamente que estás contento contigo mismo.
Recuerdo cuando era más pequeña y me mandaban en clase escribir una lista con mis defectos y virtudes. Con el paso del tiempo la lista negativa iba aumentando a la misma velocidad que la positiva se reducía a un “soy simpática” que en ocasiones también era cuestionado.
Desde que empiezas a aprender a confiar en ti mismo te enseñan a que flaquees. Los programas infantiles tienen parte de culpa.
El otro día me encontré con una serie aparentemente amable en un canal de dibujos animados, Los minisuperhéroes. Estos personajes eran rechazados por sus defectos y veían que cuando tenían el poder para contrarrestarlos, la situación a la que se enfrentaban acababa siendo peor. Al final todo terminaba bien: ya no existía ese defecto. Pero…¿por qué terminar bien es que no haya defectos?¿por qué metemos en esas cabezas que hablar mucho es un defecto? ¿por qué les estamos enseñando a que no sean diferentes? Hacemos que cada vez más se alejen de su origen, de su virtud sólo para ser uno más de la manada. Creamos complejos y barreras imaginarias igual que nos las pusieron a nosotros para “protegerlos” y lo único que logramos es que cada vez lo pasen peor porque hasta en casa ven coartada su libertad de expresión.
Anuncios nos intentan crear necesidades y seguimos siendo tan simples de querer parecernos a ese cánon impuesto nadie sabe por quién.
Cada día vemos modas nuevas surgir y las queremos seguir todas pero a la vez juzgamos a quien lo hace. Es simple, nos odiamos. Como personas estamos acabando con la humanidad y eso se nota. Cada día tengo menos claro que el mundo se pueda sostener sobre tanta trivialidad cuando nos importa más que alguien tenga la sonrisa perfecta que su forma de ser.
Y que es lógico que a mucha gente no le guste nuestra forma de pensar, de ver la vida…que todos tenemos valores distintos pero porque tú creas y crees de otro modo no me tengo que dejar de querer.
Me quiero. Claro que me quiero. Pero el problema es que no me quiero desde siempre, si no desde que aprendí a quererme. Logré encontrar en mi lo que quería ser y ver en mi alguien que siempre estuvo.
Me quiero. Me quiero porque si no me quisiera a mi misma estaría siendo una más de la manada de buitres que se alimentan de que nos busquemos defectos. Ojalá aprendiésemos que tenemos derecho a querernos.
Artículo de @ledov_ para Alcantarilla Social
Gran articulo. si no te quieres a ti, no puedes querer a nadie