El día 26 de junio, los españoles tendremos que volver a enfrentarnos a ese hecho tan democrático como son unas elecciones generales. Hemos sido testigos de la legislatura más corta de nuestra historia y contando con que ésta vez los números políticos cuadren, habremos tenido un gobierno en funciones con más de seis meses de vida. Existen, en el terreno político, muchas formas de leer las
mismas circunstancias. Los partidos de izquierdas, han constatado un hecho que claramente la ciudadanía conocía desde hace muchos años, han comprobado que el Partido Socialista Obrero Español, ni es socialista, ni es obrero. Ni es laico ni es republicano. Su nuevo líder y candidato a la presidencia del gobierno, ha demostrado en poco más de una semana que sus buenas palabras de la campaña electoral, no eran tan buenas y no eran palabra. En medio de unas negociaciones para formalizar un gobierno apoyado en los partidos que se sitúan a su izquierda (es decir, a la izquierda, así en general) sus colaboradores andaban “quedando” con la joven derecha de los amiguetes que todos tienen y que forman el IBEX 35 y firmaban un acuerdo que quisieron vender a los demás poniendo ojitos de carnero degollado. Como se les recordó en el Congreso, no se puede hacer política social de izquierdas con políticas económicas de derechas. Es verdad que no se puede porque además los veinte años de gobiernos socialistas lo han demostrado.
El PSOE y sus líderes, así como los ingenuos votantes que les quedan han vendido durante toda su vida, hechos de política social de relevancia para demostrar su profundidad izquierdista. Pero los que tenemos cierta edad y sobre todo cierta memoria no se nos puede olvidar que las políticas económicas neoliberales comenzaron, continuaron y se afianzaron, gracias a ellos. Vivir toda la vida de la ley del aborto, del divorcio o del matrimonio homosexual, no es suficiente para esconder una política económica desastrosa que abrió el camino para que los gobiernos del PP terminasen de afianzar. La clarísima venta de nuestro sector primario para poder entrar en el club de neoliberales más exclusivo del mundo como es la hoy UE, la reconversión industrial, que llevó la cota de paro cerca del 20%, el inicio de la privatización de empresas públicas que terminó nuestro amigo Aznar o una ley de educación que permitió a las confederaciones religiosas asegurar un dinero público y una permanencia casi infinita en el adoctrinamiento de niños y jóvenes. Como olvidar la entrada en el OTAN, sus fotos con los mayores dictadores del planeta, una política fiscal sin progresividad, casos de corrupción política abrumadores, el artículo 135 de la Constitución y su reforma cargada de nocturnidad y alevosía, y un etcétera tan largo que se nos va de las manos. Sin olvidar, qué en sus años de gobierno, sus propios muertos continuaron en sus tumbas-cuneta de las que ahora están empezando a salir gracias a una presión popular que lleva incontables años de lucha.
Pedro Sánchez es el heredero de unos políticos que en sucesivas ocasiones han tenido en su mano la llave para convertir éste país en un país digno y moderno. Pero el peso de sus terribles y nefastas políticas es una mochila qué en vez de aligerarse con los años, se ha ido llenando hasta hacer de su portador una marioneta a la qué para caminar, hay que ponerle una cruceta y unas cuerdas. Pedro Sánchez es el político que tiene las manos más atadas de todos los que hoy se sientan en el Congreso. La propia estructura de gobierno de su partido es una traba para él.
En España, la mayoría de la gente cuando habla del PSOE habla de Felipe González, el héroe que llegó para salvarnos de los políticos y militares franquistas y de las bandas de rojos que flotaban por el ambiente, allá por 1982. Pero ese héroe y sus hazañas, junto con las de José Luis Rodríguez Zapatero, pesan en la espalda de Pedro haciendo inútiles sus movimientos. Quiero pensar qué en su casa, con Begoña, Pedro es socialista incluso con su participación en Caja Madrid, que no es moco de pavo. Pero en el Congreso, de la mano de Albert Rivera, su imagen es totalmente la contraria. Intentar que los partidos de izquierda tradicional o los nuevos partidos, que han ido recogiendo a ese votante que está hasta los mismísimos de las viejas y de las nuevas mentiras del PSOE, no se lo tragan. Al inicio de la brevísima legislatura, todos hemos leído, escuchado o entendido a los grandes dinosaurios psoeístas, vender la cordura de futuros pactos con el PP y C´s que dejasen fuera a las hordas de rojos comunistas proetarras que están al otro lado. Sin embargo, los números no le dan, o puede que después del 26J si le den, nunca se sabe. La política hace extraños compañeros de cama y a veces no tan extraños.
Pero si el fiasco que anuncian las encuestan hacen del PSOE la tercera fuerza política, Pedro Sánchez deberá buscar trabajo. No solo porque su conciencia, si es que le queda algo después de mentirse tanto a sí mismo, se lo pida. Es que su partido sacrificará su cabeza sin ningún pudor para colocar a otro candidato o candidata cuyo perfil sea más ajustado a ese margen de movimientos que le permitiría gobernar de la mano de sus amigos del PP y C´s. Ese fue desde el principio el posible y verdadero acuerdo socialista. Quizá han dejado que Pedro vendiera una moto que no arranca, para salvar a los pocos votantes fieles que le quedan y qué al parecer, no van a perder, porque la venda que se pusieron en los años ochenta delante de los ojos, sigue sin caer por mucha mierda que acumule encima. Una venda que se deshilachará definitivamente ya sin ningún pudor, el día que el PSOE pierda la S y pierda la O.
Artículo de @Belentejuelas para Alcantarilla Social
No creo que se trate de una venda en los ojos, lo de sus votantes más fieles, sino de un sentido de la lealtad o de la fidelidad al partido por encima de las buenas o malas gestiones de sus líderes, como ocurre con el PP, Podemos, IU, o cualquier otro partido.
Pero por lo demás, muy certera la descripción de la desocialización y desobrerización del PSOE (al que algunxs llaman «SOE», curiosamente, citando todas las iniciales de lo que ya no es).
Según el concepto de lateralidad, podemos decir que somos de izquierdas cuando somos zurdos, hasta ahí se lo admitiría a Pedro Sánchez, aunque ni eso; pero el concepto político del término no lo describe ni a él ni mucho menos a sus compañeros-amigos-enemigos, asesores y antecesores en el cargo.
Hubo muchos dirigentes del PSOE de izquierdas, Pablo Castellano, Luis Gómez Llorente y otros, que están en los anales de la historia del PSOE (que para ellos debería ser de obligada lectura). En los últimos cuarenta años ningún nombre que merezca formar parte de esa historia.
Hace tiempo que se habla de refundación, en realidad lo que está pasando es una refundición, pues ya hace tiempo que este partido esta fundido.