Qué difícil es ser radical cuando nunca falta un plato de comida sobre la mesa o cuando vendamos nuestros ojos y nuestra conciencia ante quien que no lo puede tener. El ser humano es conservador por naturaleza. ¡¡¡Ande yo caliente ríase la gente!!!
Nos es mucho más fácil ser de derechas que de izquierdas porque ser de izquierdas requiere un esfuerzo añadido a nuestra condición de supervivientes.
Lo podemos llamar «ser de abajo» pero sigue significando «ser de izquierdas». Es ser de izquierdas lo que delimita la capacidad de cada ser humano de ponerse en el lugar del otro. Yo no renuncio a la tradición marcada por aquellos que supieron hacer un ejercicio de renuncia en favor de los más desfavorecidos. Por eso no identifico como de izquierdas a alguien que se aprovecha de su situación de privilegio encasillándose en esa ideología. Los partidos políticos ofrecen su servicio como referentes pero no como dogmas a los que aferrarnos por encima de nuestras convicciones personales. No existe nada nuevo más allá de la capacidad de hartazgo de la gente. Nos echamos en brazos de proyectos ilusionantes sin darnos cuenta de que son los mismos que llevamos en nuestro fuero interno alimentados a base de vivencias y convicciones. Nos falta autoestima y confianza en nuestros propios anhelos. Idolatramos olvidando que los ídolos son personas y, como tales, cometen errores que nos dejan sumidos en el mayor de los desamparos olvidando que lo que creemos y sentimos está por encima de toda decepción. A todos, como personas, debería llegarnos la hora de la madurez, el momento en el que deberíamos de dejar de pedir cuentas y rendirlas ante nosotros mismos y, llegado ese momento, si nuestro balance fuera positivo, la satisfacción sería doble porque nuestro sería el triunfo y si por desgracia fuese negativo, el fracaso personal nos facilitaría las herramientas para enmendarlo porque el fracaso ajeno no nos alimenta, lo usamos como refugio de nuestra propia incompetencia. Soy radical porque las siglas, las banderas, los himnos sólo representan los puntos coincidentes de mi conciencia social y mi idea de justicia que los supera con creces. Artículo de @BeaSanchezRufo para Alcantarilla Social.
Me parece que lo único que queda del franquismo desgraciadamente en este país es la guerra de bandos. En este modelo y pensamiento arcaico no lleva a nada. Aquellos que creen que tienen los ojos abiertos, los tienen bien cerrados incapaces de ver la realidad. La mejor mentira es aquella que nos creemos creer.