No voy a ser vuestro tonto útil. No os voy a ayudar a continuar enriqueciéndoos a mi costa. Ni a quitar y poner jueces. A apartar a los fiscales que os resultan molestos.
No, por mucho que voceéis en vuestros medios, serviles al poder económico y político (recomiendo leer el artículo ¡Estamos salvados! De @protestona1).
Tampoco me vais a engañar con vuestras estadísticas maquilladas. Ni con las cifras de crecimiento económico.
No voy a ser vuestro tonto útil. Por tanto no me vais a engañar con vuestra insistencia en hablar de Venezuela. Me importa Venezuela lo mismo que Bután. No me vais a distraer con vuestra amenaza del comunismo.
¿Qué nos puede quitar el comunismo que no nos hayáis quitado vosotros?
Nos habéis quitado la casa.
Nos habéis quitado el trabajo.
Nos habéis quitado a nuestros hijos.
Nos habéis recortado las ayudas sociales.
Nos habéis quitado la libertad de expresarnos libremente sobre ciertos asuntos.
Y pretendéis quitarnos también la dignidad, cuando habláis de creación de empleo – ¿qué empleo? – los jóvenes se marchan, o trabajan por días, o por horas por sueldos de miseria. A los mayores de cincuenta nadie los contrata.
[Tweet theme=»tweet-box-normal-blue»]No voy a ser vuestro tonto útil, mientras os financiáis ilegalmente, robándonos el dinero[/Tweet]
No voy a ser vuestro tonto útil. No me ilusionáis con vuestras cifras macroeconómicas. No me engañáis cuando habláis de estabilidad, porque la estabilidad sólo es para vosotros. Para los demás todo es inestable, porque vivimos en el filo de la navaja, en la cuerda floja. Vosotros os habéis asegurado el futuro, y también el de vuestros hijos. Nosotros no podemos esperar nada del mañana, mientras estéis manejando los hilos del poder.
No voy a ser vuestro tonto útil, mientras os subís los sueldos y se los reducís a los funcionarios, mientras continuáis cobrando dietas, aunque tengáis piso en Madrid.
No voy a ser vuestro tonto útil, mientras os financiáis ilegalmente, robándonos el dinero que hemos aportado con nuestros impuestos. Tampoco voy a ser vuestro tonto útil, si apoyáis a los que lo han hecho, o permitís que nos gobiernen.
No voy a ser vuestro tonto útil, mientras apoyéis la existencia de una Jefatura del Estado que tiene carácter hereditario, que vive a costa del esfuerzo de todos, sin hacer nada por nadie, y que se enriquece día a día, y a la que hemos pagado sus devaneos con el sudor de nuestra frente, o viviendo con el agua – por no emplear otro sustantivo – al cuello.
No voy a ser vuestro tonto útil y solo vivo en la confianza de que existan muchos como yo que no deseen ser vuestro tonto útil.
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