No somos tontos, pero como si lo fuésemos. Así nos toman. Este gobierno indecente, con un numeroso grupo de exministros y cargos públicos imputados.
Este gobierno de un partido que ha incumplido reiteradamente la ley, financiándose irregularmente, destruyendo pruebas, removiendo jueces y fiscales, permitiendo manifestaciones y concentraciones de individuos contrarios a la Constitución, financiando fundaciones y asociaciones preconstitucionales. Este gobierno y su partido pretenden hacernos creer que defienden los intereses de los españoles y de la Constitución, aplicando subrepticiamente el artículo 155 de la Carta Magna, mediante subterfugios como el de poner a los Mossos bajo el mando de la Guardia Civil, o controlar las Cuentas de la Generalitat.
Ya han demostrado en infinidad de ocasiones que la Constitución únicamente les interesa cuando les conviene. Ni el 155, ni el pseudo 155 es una solución. Será un nuevo problema.
Como siempre la derecha huye hacia adelante, y le siguen sus socios de siempre, Ciudadanos y el PSOE, perdido nuevamente en sus dislates de “me gustaría dar una imagen de izquierda, pero no puedo dejar de apoyar a la derecha, de modo que no soy izquierda, sino derecha, pero tengo que aparentar que soy izquierda”. Lamentándolo mucho el PSOE ya ni siquiera aparenta.
¿Dónde está Felipe González que tanto ha bramado y tantos kilómetros ha recorrido para defender la causa de Leopoldo López? Ahora no interesa defender a opositores de nadie. Ahora ni siquiera interesa Venezuela, da lo mismo en qué estado se encuentran los supermercados de Caracas o si hay pañales o no. Venezuela no es noticia. Venezuela sólo era noticia porque era necesario desgastar a Podemos, vinculando a la formación morada con el régimen de Maduro. Ya volverán a ello si es necesario. Ahora hay que arremeter contra los partidarios del referéndum, que, por cierto, aún no se han enterado de que apoyar el referéndum no implica apoyar el independentismo. Son así de torpes. Asocian con simpleza términos disociables perfectamente. Simplificar lo complejo es la particular habilidad de la derecha. Soluciones fáciles a problemas complejos, la directiva más simple del fascismo. Si escucha usted a alguien decir “Yo eso lo arreglaría enseguida”, no pregunte, ya sabe cuál es su tendencia política o su ideología.
Este gobierno son ellos, los de siempre, los que vencieron y quieren continuar demostrándolo. Pero ya los conocemos, sabemos de dónde proceden, conocemos su genealogía. Lo triste es lo otro: lo triste es ver a los socialistas haciendo, como últimamente hacen, de comparsa.
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