De pequeño, oía hablar a mi padre que todos los políticos eran ladrones, sinvergüenzas, mentirosos… pero siempre le vi más preocupado por su equipo favorito de fútbol, que de los programas electorales que preparaban y a la vez escondían, los dos principales partidos políticos. Esa lacra cultural, donde se ensalza la patada a una esfera y se delega, pasando por alto el futuro de un país, continúa en las mentes del español de “a pie”.
Durante estos días se ha hablado mucho de la posible huelga de futbolistas (léase “multimillonario excéntrico, con comportamientos infantiloides y malcriado”) porque el gobierno quiere aumentar la recaudación mediante cambios de regímenes fiscales a sus, no pequeños, ingresos por “Derechos de Imagen” y demás. Su amenaza de acabar con el “espectáculo nacional” y, especialmente para el actual gobierno del Partido Popular, dejar sin distracción a todo un país que se siente más que engañado por el incumplimiento sistemático de sus promesas electorales… resulta peligroso. Aunque, como comentaba al principio, los españoles están mucho más expectantes de las noticias que amenazan su circo, que la posibilidad de quitar de en medio a quienes amenazan su pan.
Estamos en época electoral, en plena campaña de las Autonómicas (en 13 CC.AA.) y Municipales. Ya nos han adornado las farolas, guaguas (autobuses), vallas publicitarias y hasta taxis, de fotos de personas que no conocemos, o no queremos conocer. Pero, si pasamos por una tienda de deportes, unos grandes almacenes o vemos un anuncio de refrescos, reconocemos esa cara, el nombre y hasta el equipo en el que juega. Pasamos horas esperándolo en medio de una carretera, sólo para pedirle su autógrafo, una foto con nosotros o, simplemente, un saludo. Pero, llámese Cristiano, Messi, Torres o Perico de los Palotes, ese ídolo para muchos, jamás va a dirigir el destino de miles de españoles que, estoy seguro de ello, están en situación mucho más precaria que esos que pegan patadas a un balón.
Con ello no quiero decir que dejemos de admirar lo que puede hacer un ser humano, con unas habilidades concretas. Ver jugar a muchos futbolistas, baloncestistas, tenistas o admirar a esos corredores en sus bicicletas, motos o fórmulas uno, es una experiencia muy gratificante después de un día monótono. Pero sí digo algo muy importante. Seamos responsables. No pasemos de quienes dirigen, gestionan y manejan el poder, dinero y futuro de nuestro país. Ya hemos visto lo que ha logrado el “dejar solos” a los políticos: Casos de corrupción, financiación ilegal, amiguismo, sobres y cajas de dinero negro, cuentas en paraísos fiscales, poderes en la sombra dirigiendo el presente y futuro de España y sus habitantes, etc…
Es hora de cambiar el chip, como se suele decir. No hay manera de que los políticos nos caigan bien, pero sí hay una manera de que hagan lo que una mayoría quiera. Eso comienza dando un primer paso: Interesarnos más por lo que ofrecen, proponen y practican los partidos y sus políticos, que de como va a quedar la próxima disputa futbolística de Madrid o del Barça. Que es complicado para una población diezmada por el bipartidismo, olvidada por sus “representantes” y mutilada por una crisis horriblemente gestionada, es cierto. Pero sólo se pide conocimiento, interés en el futuro de nuestro país. Un país no es sólo el pedazo de tierra que lo compone. Un país es su gente, su economía, su trabajo y su futuro. Nosotros somos España y debemos responsabilizarnos de ella.
Sólo la ciudadanía puede cambiar el rumbo que, hasta hoy, nos han impuesto unos pocos. Ha de ser valiente, atrevida y no pensar equivocadamente que todos los políticos son iguales. Porque, como en todos lados, hay gente buena, mala, maravillosa y sinvergüenza. Pensemos nuestro voto para estos próximos cuatro años. Recordemos siempre que, nuestro presente y futuro, nos lo labramos nosotros mismos… y que somos más poderosos de lo que creemos.
Dedicado a Lia. Te quiero mucho.
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