A la vista de los últimas reacciones provocadas por el resultado de las elecciones por parte de la derecha más rancia de nuestra España cañí, no nos queda otro remedio que sentarnos y meditar, ejercicio harto saludable para las mentes y que no es muy practicado por una gran mayoría de nuestros paisanos, sobre los motivos por los que estos personajes reaccionan de semejante manera a algo que entra dentro de cualquier normalidad democrática.Y una vez que lo pensamos, llegamos a la clara conclusión, no sin admitir que es posible que nos equivoquemos, ya que nadie está en posesión de la verdad; de que hemos sido nosotros los culpables de esta desmedida respuesta del Partido Popular a un hecho irrefutable, que son los grandes perdedores de estas elecciones. Y la única razón para ello es que no pueden admitir en sus desviados cerebros que se les haya escapado de las manos algo que para ellos estaba atado y bien atado.
La escasa respuesta popular, durante lo más de treinta y cinco años de democracia, en contra de las leyes que han atacado directa e indirectamente a los trabajadores de este país, tanto por parte de la derecha como de la social-democracia, en sus sucesivas alternancias de gobierno, ha hecho que se sintieran fuertes en sus políticas. La falta de oposición real y de clase durante los gobiernos de derechas y los descafeinados gobiernos de la izquierda, adoptando medidas continuistas de esas mismas políticas, ha creado una burbuja de cristal que les ha aislado del pueblo y por lo tanto de la realidad que se estaba viviendo en este país.
Este acomodo de la clase obrera, promovido desde sus propios dirigentes en pos de no sabemos que “Paz social” y del no menos “desarrollo”, unido a un “bienestar social” que nos han vendido y que si bien hemos llegado a oler jamás hemos llegado a catar; lo único que ha producido es que nos hayan despreciado como clase y nos hayan ignorado a la hora de tomar las decisiones verdaderamente importantes para nuestras vidas y nuestro futuro.
No hemos sido capaces de vigilar el poder que les dábamos cada cuatro años con nuestros votos, les hemos dado un cheque en blanco que han utilizado para arruinarnos y no hemos sido capaces de pararlo. ¿Como iban a respetar a una clase que les ha dejado campar a sus anchas, que les ha permitido dirigir y gobernar este país como si de un cortijo se tratase, que les ha permitido robar, malversar y destrozar la economía?
Tenemos que comprender a quien tenemos enfrente, a quien nos enfrentamos en las defensas de nuestros derechos. El Partido Popular es el heredero del Franquismo y de todo lo que significa y ahora que se ven acorralados, ahora que se le han movido los cimientos de su burbuja, recurren a lo más rastrero para intentar evitar que los trabajadores recuperemos la posición que tenemos ganada por derecho dentro del espectro político de nuestro país.
Recurren al miedo, a los ataques virales desempolvando los viejos diccionarios y volviendo a sacar a la luz las viejas palabras que sembraban el temor a principios del siglo XX, palabras como “soviet”, “comunismo”, “frente popular”, “anarquía”, “rojo”, lo extraño es que no hayan sacado aún del polvoriento diccionario es aquella palabra que tanto le gustaba al dictador y que pronunciaba en todos sus discursos “masones”.
Palabras que hoy en día, oyéndolas salir de sus belfos, solo nos producen la sensación de que estás haciendo un gran ridículo y de que han perdido cualquier atisbo de dignidad que les pudiera quedar.
De la herencia del PSOE no podemos hablar porque se la dejaron por el camino, se les cayó de encima por voluntad propia al abandonar todo lo que le caracterizaba como un partido de clase, para arrojarse a los cómodos brazos que le ofrecía el fascismo disfrazado de democracia. Ahora es posible que se den cuenta de que nos necesitan para poder llegar al poder, pero lo que les tiene que quedar muy claro es que ya no va a ser igual, ahora si que vamos a estar ahí, atentos y vigilantes por nuestro derechos. Se han terminado los cheques en blanco, ahora la cantidad la vamos a poner nosotros.
La lucha por los derechos solo tiene un camino, la unidad de la izquierda, y tiene muchos enemigos, la oligarquía, los bancos, los jueces, las fuerzas del orden y el ejercito, eso que tuvimos miedo de depurar durante la transición y que después nos ha pasado una factura demasiado cara.
Es el momento de pasar a la acción y hacer valer nuestros derechos, si se les llena la boca de democracia, que la cumplan; si se les llena la boca de libertad, exijámosla. Es el único camino y nuestro único Norte, es un objetivo fijo que tenemos que conseguir, sin titubeos y sin dudas.
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