De acuerdo con la tradición cristiana gracias al alma el hombre es capaz de tener instintos, sentimientos, emociones, pensamientos y decisiones libres, así como de volver sobre sí mismo (auto conciencia). Supuestamente cada persona tiene su “alma”, nace con ella pero yo estoy segura de que hay gente que no la tiene o mejor dicho, que la vendió en algún momento cegado por montañas de dinero, privilegios y en definitiva la buena vida.
¿Por qué digo esto? Pues por Don Rafael Blasco, para quiénes no lo conozcan, es el exconseller de Solidaridad y Ciudadanía de la Comunidad valenciana que entró en prisión el día 15 de este mismo mes nada más y nada menos que por desviar dinero destinado a ayudas a Nicaragua para invertirlos en inmuebles en Valencia.
Estamos hablando de que este señor, si es que aún se puede designar como tal, intervino de alguna manera para que de 1,6 millones de euros destinados a mejorar las condiciones de vida de Nicaragua llegaran menos de 80.000, es decir que el 95% del dinero que debería ir para auxiliar a muchas personas que desgraciadamente viven bajo el umbral de la pobreza, acabaron en unos inmuebles en España que seguro que los individuos que vivirían en ellos en su vida han sentido sus tripas rugir por el hecho de no tener para comer o no han sentido la sed insaciable por el simple hecho de carecer de agua potable.
Y es que según cifras de censo de 2005 del Instituto de La Vivienda Urbana y Rural (INVUR) y para ustedes sepan algunos de los tristes datos de Nicaragua, en ese país se estima que el 30 por ciento de sus habitantes viven en condiciones de hacinamiento, 45 por ciento de las casas tienen pisos de tierra, y muchas tienen techos inadecuados teniendo unos servicios básicos de vivienda deficientes.
Además sólo el 40 por ciento de los hogares tienen acceso a agua potable por tubería, un 30 por ciento obtienen el agua mediante pozos, ríos y fuentes públicas; y sólo el 25 por ciento de los hogares cuentan con servicios higiénicos, mientras que el 60 por ciento de los hogares deben satisfacer sus necesidades de servicios sanitarios a través de una letrina privada o pública.
Sabiendo esto ¿Alguien me explica cómo pueden pasar éstas cosas? ¿Acaso no hay nada de humanidad en algunas personas?
Sinceramente, por mucho que lo piense no me puedo explicar como se puede ser tan egoísta para que aun viviendo en una sociedad desarrollada y encima viviendo desahogadamente como seguramente lo hiciera Blasco por su puesto de trabajo, sea capaz de robar a poblaciones que lo necesitan tanto. Estoy convencida de que con el dinero invertido en inmuebles este señor hizo un poco más felices a más de uno (familiares o amigos) aquí en España pero no sé cómo su consciencia le deja dormir sabiendo que si todo el dinero hubiera llegado a su destino hubiera ayudado a hacer un poco más felices a miles de personas que en su día a día lo pasan realmente muy mal.
Quizás es que Don Rafael tiene una empatía selectiva, como no ha vivido la pobreza de cerca no la siente, como tiene una casa bien hecha no teme si se destrozará si vienen unos vientos o lluvias fuertes además de que si le da sed tiene a su disposición todos los tipos de agua posibles y obviamente todas potables sin riesgo de contraer enfermedades, será que si no lo vive le da igual porque no me lo explico.
Dicho todo esto pienso que el Señor Blasco es una persona miserable, pero ojo, no lo digo como insulto, ni como uno de sus significados como “desdichado o infeliz”, lo digo por el otro sentido de la palabra que según la RAE sirve para designar algo perverso, porque hacer este tipo de cosas solo pueden salir de una mente así. Para terminar, informarles de que seis años y medio le han caído de carcel. No soy quien para juzgar si es poco o mucho, pero creo que la mayor condena no va a ser la privación de libertad, sino el arrepentimiento y remordimiento de conciencia que espero que tenga porque eso significaría que aún quedaría algo de humanidad en su cuerpo.
Artículo de @sofiabarriosd para Alcantarilla Social
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