Lxs dormidxs

Cuando unx observa la actualidad, no puede evitar sentirse abrumadx ante tantas y tan dolorosas injusticias, que son cada vez más flagrantes, brutales e inhumanas. La guerra en Siria con la colosal tragedia de lxs refugiadxs; los bombardeos en Yemen por parte de un país como Arabia Saudí, ya de por sí cruel e inhumano; el trato que se da a pueblos como el saharaui o el palestino; los tratados internacionales que pretenden subyugar las decisiones de los organismos plurinacionales, más o menos democráticamente elegidos, sometiéndolas a los intereses de las diversas industrias y del comercio; el sangrante fraude y abuso cometidos por las industrias farmacéuticas; el descaro con que gobiernos y organizaciones gubernamentales pisotean los derechos humanos (desahucios, persecuciones políticas, imposiciones confesionales e ideológicas, campañas alertando de unos abusos −machismo, homofobia− mientras se defienden otros −clasismo, pedofilia, corrupción…−) incluso en aquellos países que se proclaman abanderados de las libertades y defensores del estado de derecho… Al ver tamaños desmanes, no puede haber un sólo individuo medianamente sensible que no se sienta tentadx, si no ya de hacer algo, sí al menos de sumarse a otras voces que reclamen cambios.

A partir del nacimiento de los conceptos de izquierda y derecha en política, tras la Revolución Francesa, las sociedades occidentales han vivido inmersas en una colosal falacia, en un ignominioso engaño que ha causado que buena parte de la población olvidase casi por completo la verdadera división social entre ricxs y pobres. Así, se nos ha representado gráficamente la sociedad con esta estructura:dfvdfd

Y en realidad, como decía, esa resulta una falsedad muy peligrosa, por ser falaz y aun así creíble. Como se observa en la coloración gradual de las tres capas sociales, las clases medias invaden la zona superior de la clase baja y la inferior de las clases altas. Ello debería ya ir dando motivos a cada cual para que medite acerca de en qué clase social se le debería situar realmente en un gráfico veraz y acertado. No obstante, he aquí otro gráfico que, aunque muy esquemáticamente, se acerca algo más a la realidad:

Lo primero que le diferencia del anterior es que es mucho más desproporcionado. Eso se debe a que las diferencias entre la riqueza de una clase y la de la inferior son mucho mayores de lo que nos quieren hacer creer, y ello requiere de un gran número de población en las clases inferiores. Otro detalle importante es que, si se traza visualmente la prolongación del triángulo de las clases bajas hasta terminar en su vértice superior, se observa que esa punta se adentra en las clases medias. Eso es porque hay una parte de las clases inferiores cuya situación socio-económica le hace aparecer como parte de las clases medias, pero dado que su base está en las clases bajas, son quienes más fácilmente podrían descender al nivel de éstas. Algo similar ocurre con las clases medias, cuya “élite” puede parecer plenamente integrada en las clases superiores, aunque se apoyen, como muestra el gráfico, en las clases medias.

Estos dos vértices invisibles forman el conjunto de lxs dormidxs: gente que proviene de una clase inferior a aquella en la que actualmente parecen estar, y que por codearse con esa clase superior con la que tanto soñaban se sienten conformes con la situación económica del país, aun cuando puedan reconocer los puntos débiles de la misma; incluso pueden ser un tanto conscientes de sus propias debilidades, pero se aferrarán a la necesidad de mantener las cosas como están, de impedir los cambios, en su convicción de que cualquier cambio sólo puede causarles mal.

Caminan por la calle, trabajan, viven, hacen el amor y ríen, y parecen estar despiertxs; pero sólo están despiertxs a su propia realidad personal, o como mucho, a las pequeñas realidades personales de la gente de su entorno. Son esxs, lxs dormidxs, que sirven de colchón y escudo protector a lxs tienen por encima, quienes votan opciones conservadoras siempre, por mal que vayan las cosas a su alrededor; aunque vean el agua subir poco a poco, siguen votando al PP, a Ciudadanos, o incluso al PSOE, en su temor a perder todo aquello por lo han estado trabajando. Son ellxs junto a lxs votantes más conservadores, quienes, como comentaba en un tuit, carecen de la inteligencia social (solidaridad) y de la inteligencia emocional (empatía) suficientes para permitir que la riqueza que genera el país se redistribuyan más equitativamente entre todxs lxs ciudadanxs: y es que incluso las personas que están en coma están produciendo, ya que precisan personal, equipamientos y suministros (agua, calefacción, electricidad…) para su atención. Es decir, todo ser humano, por paupérrima que sea su situación económica, está generando riqueza y empleo a través de la demanda de productos y servicios, los cuales sí pagan impuestos aunque la persona en cuestión no lo haga directamente. Es por esa verdad que tantxs se niegan a ver por lo que todo individuo merece recibir de vuelta una parte de esa riqueza que entre todxs generamos, en cantidad suficiente para permitirle vivir dignamente.

Quienes aluden al desequilibrio ecológico y, sobre todo, al déficit de suministros (alimentos y agua, básicamente) al que se enfrenta la humanidad, se refieren a la necesidad de crecimiento de esas clases superiores que tantos recursos humanos precisan para generar toda la riqueza que desean; a quienes saben algo más que yo de matemáticas (categoría en la que no es difícil entrar) les resultará fácil calcular cuántos pobres necesita cada rico para generar su riqueza y la pobreza de éstxs. Esos son los verdaderos motivos de que hace algunos años se empezase a privatizar recursos como el agua o las tierras africanas, y ahí se halla también el origen de la sutil invitación a comenzar a alimentarnos de insectos y gusanos. Ahí posiblemente se encuentre el fundamento real de algunas de las últimas guerras, y de los principales movimientos asumidos por los estados abiertamente tras el 11S, y en secreto desde algunos años atrás: una reducción forzada de la población “sobrante”, esa que, gracias a las máquinas autónomas, es decir, los robots, ya no hará falta, por ejemplo, en el servicio doméstico, en la atención al cliente en algunos lugares, o en la asistencia a directivxs, así como otros puestos que, como este último, permitían ascender en la escala social. No se entiende si no, que los países que han impulsado la creación de los organismos internacionales “mejor intencionados” (U.E., O.N.U., UNICEF, etc.) sean justamente los que están causando y tolerando que a las puertas de Europa miles de niñxs enfermen, sufran amputaciones, o mueran.

Mientras no logremos que despierten lxs dormidxs, ningún cambio será posible, todo proceso de cambio que se ponga en marcha será abortado, y toda semilla de cambio que guarde una persona en su interior será extirpada de una u otra forma ¡¡¡Despertad, hermanxs, despertad, que nos están matando!!!

Sobre sinelo1968 43 artículos
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