El partidismo mediático

Resulta sensato aceptar que, en una situación como la que vivimos actualmente en España, los medios de comunicación tengan clara su apuesta y apoyo a determinadas opciones políticas: a algunos de ellos les supone su supervivencia (en forma de publicidad institucional) y es algo que debemos comprender y asumir.

También es razonable que un profesional de la comunicación y, por lo tanto, suficientemente informado de la actualidad, no pueda abstenerse de tener a título particular una opinión sobre la misma; si no fuera así, su raciocinio quedaría en entredicho.

Periodismo

Más cuestionable resulta que un Gobierno, por medio del dinero público, tenga abierta la opción de diseñar la línea editorial de (pongamos por caso) un periódico, con adjudicaciones que deberían ser absoluta y radicalmente transparentes y paritarias, por no hablar de las concesiones de licencias en la TDT y las sucesivas reformas (o amago de las mismas) de la Ley de Telecomunicaciones.

Nadie se asombrará si creo que ABC o La Razón son partidarios del Partido Popular y, por lo tanto (visto lo complicado que resulta mantener el optimismo de ésta opción), hagan variadas loas y plácemes al proyecto de Ciudadanos.

En cuanto a El País… ¡quién te ha visto y quién te ve! De ser un referente ha pasado a ser una triste caricatura (alternando entre Génova y Ferraz) que parece escribir sus editoriales al dictado telefónico.

El Mundo, muy al contrario, parece tener claro que lo que necesita es dinero, así que unas veces alaba al PSOE, otras al PP y siempre a Ciudadanos, aplicando la táctica de «nadar y guardar la ropa«.

Otros medios, más alineados a la izquierda, dudan entre el conformismo y la objetividad, en un delicado equilibrio sostenido por la financiación de sus lectores, y en ese espacio encontramos por ejemplo a Público, InfoLibre o El Diario que, pese a todo, no pueden evitar dar «lo que se espera» de ellos.

Muy encomiable y digna de mérito es la postura de CTXT que, en su Editorial del 09/05/2015 «Cualquiera menos Carter«, define públicamente sus apoyos y los argumenta. Un 10 para ellos.

Las distintas televisiones y radios tampoco escapan indemnes de ésta verbena, sometidas además al mercadeo de las licencias del espacio radioeléctrico, por lo que rara vez resultan creíbles.

En línea con lo anterior, el avispado lector habrá de tener presente los casos de «5º columnismo» que en ocasiones se producen, cuando un medio supuestamente adscrito a determinada ideología siembra dudas que no obedecen al necesario espíritu crítico o constructivo, sino a una zapa bajo «falsa bandera» que daña en la mismísima línea de flotación a las alternativas que dicen (o parecen) sostener.

Tal y como están las cosas, creo necesario a la hora de recabar información, tener activados todos los filtros de la sensatez y no dejarse arrastrar por opiniones ajenas que no sabemos muy bien a qué intereses responden, y ejercitar el sentido común, la memoria y una pizca de cinismo crítico.

 PD.- No puedo cerrar ésta entrada sin mostrar mi admiración a quienes, pese a las presiones, insisten en ser independientes y veraces en sus informaciones. No daré nombres: ellos saben, mejor que nadie, quienes son.

Artículo de @nostromofall para Alcantarilla Social

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