Hoy Pilar Luke comparte una noticia y se hace una pregunta muy simple. Es una pregunta que antes o después todos nos hacemos, nos hemos hecho y nos haremos.
Hoy en elmundo.es podemos leer que una niña, una adolescente de 17 años, muere en Egipto durante el ritual de la ablación. No voy a entrar en detalles sobre el dolor que debió sufrir o lo que le encantaría a más de uno y una que esa infección la estuviesen compartiendo ahora su señora madre y su señora abuela.
Si, ellas, las mamás y las yayas son las que más empeño ponen en la consumación de tal bestialidad ¿Cómo es posible si ellas en su momento también fueron víctimas de semejante barbaridad en sus tiempos mozos? ¿Cómo es posible si ellas también son víctimas del patriarcado bastardo que profesan esas culturas?
Es fácil, muy fácil, caer en la tentación del buenismo, del juicio rápido y dejarse llevar por el fuego que arde dentro de los buenos cuando la injusticia se ceba, una vez más, sobre la inocencia de una niña. Uno se pregunta sobre el mecanismo desencadenador de semejante barbaridad en la voluntad de esas madres y abuelas amputadas, ¿cómo pueden profesar ahora ellas semejante tortura a sus niñas?
Es una pregunta muy simple cuando no tenemos que elegir entre la ablación de nuestra hija o sufrir las consecuencias de no hacerlo. Es el mecanismo universal, el mecanismo del «Miedo», se llama «Dolor», se llama «Santidad» y se llama «Ley»; los Nephilin sacrosantos que representan a la Religión; sea cual sea su disfraz, su máscara y más allá de su dios, su fe o su doctrina.
Y ahí está esa pregunta simple ¿Por qué las religiones van siempre contra las mujeres? Os voy a contar muy brevemente una historia que quizá, solo quizá, arroje un poquito de luz sobre el tema.
Resulta que en la Península Ibérica vivían las tribus iberas en más o menos paz y en más o menos armonía. Adoraban a sus dioses, a sus soles, sus lunas y rendían pleitesía a entidades de las que en ocasiones eran aliados y en ocasiones víctimas.
El gran imperio, el de los romanos, decidió hacerse con aquestas tierras fértiles y puso en marcha a la bestia. La Bestia era una maquinaria bélica capaz de borrar del mapa civilizaciones enteras, bien lo demostraron.
Pero la lógica napoleónica que se impuso siglos después, también se impuso entonces, simplemente el enano francés se dio cuenta y los césares no se coscaron de la misa la mitad. La guerra, la muerte y la represalia no eran suficientes para someter a aquellas gentes agrestes. Si una bestia acorrala a su presa, si elimina toda esperanza de sobrevivir al acosado, este se tornaba bestia también y el vigor del que defiende la vida es grande y peligroso.
Roma se encontró con aquellos lugareños entrañables de carácter complicado, se encontró con que lo único que ganaban con violencia era desencadenar más violencia y esto imposibilitaba estabilizar las zonas conquistadas. Para esto, necesitaban una ayuda más elevada, una ayuda por encima del imperio, de la humanidad y de todo lo habido y por haber. Para esto necesitaban a Dios.
Y así unos señores intentaron poner al todopoderoso de su parte y al no recibir respuesta alguna de las alturas celestiales, decidieron que callar es otorgar y que dado que el buen señor del firmamento no se ha pronunciado en contra, lo suyo es asumir que son los representantes de la palabra divina en la tierra, que su poder emana de Dios y que su palabra es infalible. Estos señores también llegaron con el sacrosanto y muy cristiano imperio; el de los romanos.
Y los del plumero en el casco que eran de todo menos tontos, sabían lo que encerraba aquella santidad. Es por eso que los dejaron ir y venir a su antojo a lo largo y ancho de aquellas tierras maravillosas.
¿Qué se encontró Dios reencarnado en aquellos hombres? Pues se encontró con pueblos vacíos de hombres, se encontró con sociedades en las que las aldeas eran el hogar de madres e hijos porque los hombres eran pescadores y estaban en el mar, eran pastores trashumantes y estaban en los campos abiertos o andaban a palos unos con otros y estaban bajo tierra o en camino. Y llegaron nuestros ministros de Dios a esos poblados armados de su recién investida santidad a propagar la palabra del señor. Palabra que maldecía a las mujeres por ser el origen del pecado inicial, palabra que las condenaba al silencio y a la sumisión absoluta. Palabra que condenaba a sus tierras, a sus cuerpos y a sus hijos a ser considerados como propiedades adscritas al señorío, como el que compra un terruño con ovejas.
A aquellas mujeres acostumbradas a un matriarcalismo de facto, les llegaron aquellos tipos oscuros con faldones, aquella parva de violadores de niños con aquella patraña y aun hoy en día, si se dan las condiciones meteorológicas adecuadas, se pueden escuchar los ecos de las risas femeninas y los gritos de los curas mazados a escobazos corriendo pendiente abajo las montañas.
El resultado de aquella toma de contacto bien lo conocemos. La que respondía, la que cantaba, la que reía, la que cuidaba, la que curaba, la que hacía y la que deshacía; todas las mujeres incómodas eran declaradas brujas y quemadas vivas. En pueblos del norte, llegaron a ser casi exterminadas.
Luego llegaron los godos y peor, después los musulmanes y todavía peor; luego, de nuevo los godos y aún peor; y así hasta hoy.
Esa es la respuesta a la pregunta simple de Pilar Luke.
La religión odia a las mujeres porque ellas dijeron NO a sus dioses, y con razón. La religión odia a las mujeres porque con su Dios son las únicas que pueden traer vida al mundo. La religión odia a las mujeres porque teme el influjo de las mujeres en los hombres. La religión odia a las mujeres, en definitiva, porque los religiosos tienen prohibido tocarlas por el capricho de un misógino onanista que tuvo la puñetera suerte de llegar a papa.
Por estas y por otras cosas, las mujeres tienen que aguantar barbaridades como la de esta niña en Egipto.
Ahora, si alguien quisiera devolverme el favor de la respuesta, yo tengo otra pregunta ¿En qué momento la madre deja de ser el centro del universo para un niño y por qué?
Si me la respondéis, habremos adelantado mucho.
Artículo de @Elsopazax para Alcantarilla Social
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