La vieja Constitución de los viejos políticos

 

Reflexionaba yo, ahora que en Italia se celebra un referéndum para la aprobación de determinadas reformas constitucionales, sobre qué le sucede a la mayoría de políticos españoles que tanto les atemoriza revisar una texto que se elaboró hace casi cuarenta años, y que únicamente se ha modificado en dos ocasiones, y sin el refrendo de la ciudadanía.constitucion

Reflexionaba también en el blindaje tan brutal al que se sometió el mencionado texto, de tal modo que es prácticamente imposible su reforma. La ultraderecha de entonces cedió en algunas cosas, pero dejó prácticamente anulada la posibilidad de progresar en cuestiones de calado, protegiendo sus intereses ad aeternum.

Pudieron blindarse algunos de los Títulos de la Constitución para garantizarlos frente a una posible involución – como la que ahora estamos viviendo, dicho sea de paso – pero no se hizo. Tal vez fue el miedo, tal vez la ansiedad. El hecho cierto es que la izquierda se tragó la píldora, y ahora nos encontramos atados de pies y manos para poder modernizar el articulado que rige la vida de los ciudadanos de este país, y que, ni tan siquiera se cumple – sea dicho de paso, también

Estamos más que acostumbrados al bombardeo de las encuestas o estudios estadísticos sobre las más variopintas cuestiones de nuestra vida social, cultural y política, unas llevadas a cabo por el estamento público, otras por los medios de comunicación, algunas por medios privados, otras tantas por partidos políticos…

Sin embargo aún no he sido testigo de que se haya realizado encuesta alguna o análisis estadístico de rigor acerca de la Constitución, y no me estoy refiriendo a si la población está o no de acuerdo con nuestra Carta Magna o si estaría dispuesta a modificar elementos de la misma o no, aunque ello, por supuesto, sería interesante.

Personalmente me interesaría conocer qué porcentaje de la población que refrendó la Ley de leyes vive en la actualidad y en qué rango de edades se encuentra. Digo esto porque el que escribe, sin ir más lejos, no dispuso de la prerrogativa de votar, no  le dieron opción a decidir si deseaba, o no, esa Constitución. Y también digo esto porque un elevado porcentaje de la población actual está viviendo bajo el auspicio de una Constitución que no eligió

No deseo entrar en la discusión de si la Carta Magna que tenemos se desarrolló en tiempos en los que no era posible llegar más allá, volver a hablar del miedo, o de las posibles reacciones de los militares, de si se pudo forzar un texto más ambicioso, no. Únicamente voy a considerar que cuando se pide un proceso constituyente, en los tiempos que vivimos, nadie debería rasgarse las vestiduras. No es posible hacer de la Constitución una fortaleza o una Biblia, un dogma de fe. Los ciudadanos del siglo XXI tenemos derecho a darnos la oportunidad de poder modificar un articulado con cerca de cuarenta años de vigencia. No creo que nadie piense que haya que renovarla de cabo a rabo, pero no podemos vivir bajo la vigilancia de una Carta Magna a la que todavía no se le ha limpiado ni el polvo.

Sobre vichamsan 68 artículos
Escritor. Dos novelas publicadas. Finalista Premio José Saramago de Narrativa

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