Nunca en mi vida había oído hablar tanto de Venezuela. Parece que de un tiempo a esta parte se ha convertido en el tema más importante de todas las tertulias televisivas del país, incluso aunque la policía en ese momento esté registrando la casa de Rodrigo Rato no se puede dejar de administrar la dosis de intoxicación diaria. No hay ni una vez que ponga la televisión que no estén hablando de Venezuela, por la mañana mis admiradas y grandísimas periodistas Ana Rosa Quintana y Susana Griso se esfuerzan con ahínco en abrirnos los ojos sobre el peligro del demonio Venezolano, siempre con la ayuda inestimable de algún invitado que suelta pestes de todo lo que suena a bolivariano y por supuesto no se olvidan de alertarnos acerca del vínculo entre Podemos y el chavismo, porque claro, no se trata solo de criticar al gobierno de Maduro, que seguro que tiene mucho de criticable, como todos los gobiernos, aquí de lo que se trata, es de convencer al televidente que votar a Podemos es destruir la perfecta democracia española. Ni siquiera voy a comentar el programa de Sandra Barneda o los numeritos de Eduardo Inda en L6N porque me dan verguenza ajena. Por supuesto a ninguno de ellos, se les pasa ni por la cabeza traer a alguien que discrepe con el invitado atacante y que pueda rebatir sus denuncias, total pa´qué, en el periodismo español lo de confrontar informaciones parece que no se usa.
Yo no puedo opinar de lo que pasa en Venezuela, porque de la pantomima propagandística que se han montado los medios oficialistas no me creo ni una palabra y porque lo que me llega directamente de allí es demasiado contradictorio como para aclararme nada. Así que me abstengo. Solo diré que en las elecciones siempre ha habido observadores internacionales y nunca han encontrado nada que objetar. Es posible que algunos no entiendan que los venezolanos voten a Maduro, lo mismo que yo puedo no entender que los españoles voten a un partido que tiene su origen en el franquismo y cuyo presidente escribía en su juventud sobre la superioridad genética de los hijos de la buena estirpe, de la envidia de clases que tienen los trabajadores hacia esa estirpe superior y que citaba como a sus inspiradores a altos cargos de la época de Franco. Es curioso que ningún periodista haya mencionado nunca los artículos que Mariano Rajoy escribía en «El Faro De Vigo» cuando aún podía permitirse decir lo que de verdad piensa, parece que el origen del partido y del presidente que rige nuestros destinos es menos importante para nuestros comentaristas que el de un partido nuevo que ni siquiera tiene representación en el parlamento español. Que digo yo, que si se acepta que el PP a pesar de su cercanía al franquismo, ha evolucionado hasta convertirse en los más demócratas del mundo mundial, lo mismo, los demás también han podido evolucionar incluso en el caso de que conserven simpatías hacia el chavismo ¿¿¿O no???
¿Por qué esa obsesión de los medios y de los políticos de viejos partidos con Venezuela? ¿Por qué nadie habla sobre Mexico, Marruecos, Arabia Saudí, Guinea Ecuatorial o China? Por si aún queda algún inocente que no lo sepa lo diré bien clarito, PODEMOS, ese es el único motivo de que todo el establishment español saque sus garras y ataque con fiereza a quien hasta hace bien poco era un país amigo y uno de nuestros mejores clientes en la venta de armamento. En Venezuela los detractores de Podemos han encontrado un filón inagotable, las relaciones que algunos de los fundadores de este partido tuvieron en el pasado con el chavismo les está costando bien caro y lo que es peor, ellos ya han asumido que por mucho que expliquen que no es su intención implantar aquí el modelo bolivariano los perros que ya han mordido hueso no van a soltar la pieza hasta que no la arranquen. Seguirán y seguirán repitiendo la cantinela hasta la saciedad, que seguro que algunas almas cándidas caerán en la trampa. Sin ánimo de ofender a nadie, hay que ser muy bobo para creerse el cuento de que vienen los bolivarianos… Todos sabemos que eso no va a pasar nunca.
En conclusión, aquí no se trata de que de repente estén preocupadísimos por Venezuela, es más, lo que ocurra allí les importa una higa, de lo que se trata es de ir contra un partido que parece que puede presentar batalla al régimen del 78, y ahí vale todo. Les han acusado de apoyar a ETA, de financiación ilegal, de falsificar curriculum, de obtener una beca de forma irregular, de bolivarianos, de cobrar de Irán, les atacan desde la derecha y desde cierta izquierda y para no ser menos también los nacionalistas. Han organizado una red de tergiversaciones, de información sesgada y de manipulaciones interesadas de la realidad para conseguir demonizar una opción política tan válida como cualquier otra. ¿Por qué les da más miedo Podemos que cualquier otro partido? ¿Acaso es la primera vez que ven peligrar el chiringuito de formal real? ¿Por qué parece que los medios y ciertos periodistas están casi más aterrorizados que los mismos políticos? ¿Tanto hay que esconder que tienen que evitar como sea que alguien nuevo entre en la Moncloa? La verdad es que tan unánime y desmesurado ataque da que pensar y sobre todo dan ganas de votarles.
Yo les pediría, estimados periodistas, que se dejen de tanto denunciar los problemas de Venezuela, que los hay, y que se dediquen a los de nuestro país que vamos sobrados. Y ya de paso también podrían intentar recuperar la vergüenza y hacer periodismo serio y decente en vez de degradarse a ser los palmeros del gobierno de turno.
Aunque cada vez que pongo la tv me doy cuenta de que eso es pedir demasiado.
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