Ya no se puede caer más bajo: el Poder Judicial al servicio de la oligarquía financiera. Hasta la fecha se trataba de una especie de presentimiento, de una conjetura, de una sensación que muchos albergábamos y denunciábamos en artículos, o comentábamos en nuestros círculos de amigos. Pero, ahora, después del comportamiento del Tribunal Supremo, se trata de una evidencia. Han sido suficientes algunas horas para que el Tribunal Supremo frene en seco su propia sentencia. Ha bastado que la banca ponga el grito en el cielo para que todo se paralice. ¿Alguien piensa que de este modo la ciudadanía puede creer en el Sistema Judicial Español?
¿Dónde está el rey para defender la igualdad de todos los españoles ante la ley? ¿No se asoma hoy a las pantallas, a decirles a todos los ciudadanos que se debe cumplir la ley, que no va a permitir que se vulneren los sagrados principios constitucionales?
Cuanto más avanzamos en esta farsa de democracia que el pueblo español se otorgó en el 78 – más por miedo a los militares que por convicción de la bondad del nuevo régimen – más se observa lo corrompida que está. La podredumbre del sistema se hace cada vez más ostensible. El hedor a putrefacción es cada vez más hediondo, y los parches, remiendos, cuerdas y apuntalamientos con los que pretenden sostener su estructura, se va viendo que son inservibles. El régimen hace aguas. El régimen está gangrenado y por sus heridas emerge un flujo purulento en forma de corrupción, de favoritismos y privilegios, de encubrimientos, de traiciones, de maquinarias diseñadas para aprovecharse de la ciudadanía en favor de una minoría, de continuidad del régimen fascista de Franco.
Entretanto, yo me pregunto qué hace la Ministra de Justicia. ¿Por qué no pone orden en este escándalo sin precedentes? ¿Qué hace el Consejo del Poder Judicial, aparte de quitarse de en medio a jueces que le son incómodos? ¿Qué hace Pedro Sánchez que no ataja este despropósito? ¿Qué hacemos nosotros, los verdaderamente afectados por todo este sinsentido? ¿Vamos a permanecer impertérritos e impasibles ante tamaña forma de concebir la justicia?
Se hace imprescindible, cada vez de un modo más meridianamente claro, una revisión de la Constitución, del modelo de Estado, y una renovación de las más altas instituciones. El sistema se está desmoronando a pedazos.
El que no lo quiera ver, o es un beneficiado del mismo, o debe afiliarse a la ONCE.
Solo cuando en francia en Rússia el pueblo lo tu o claro lo solucioni en francia no dejaron titere con cabeza i en Rússia lo mismo
Estos jueces están vendidos a la banca, no son justos ni tienen la honestidad de mantener sus criterios
Si para defender sus privilegios, hicieron una guerra civil que devastó el país con un millón de muertos, no rectificarán ahora por una sentencia equivocada.