Primero fueron los prehistóricos, sí, aquellas personas que no sabían escribir y apenas hablar, poco más hacían que comer, hacer sus necesidades, dormir o procrear, eran seres bastante diferentes a lo que ahora conocemos como personas, como usted o como yo, no eran muy parecidos a nosotros, exceptuando lo genético. Por otro lado, más tarde llegaron los romanos y los griegos, fueron ellos los que consiguieron avanzar en todo aquello que ahora conocemos como la escritura, la arquitectura, el arte, los transportes, etc… estos últimos incluso idearon la democracia y la filosofía, algo que ahora defendemos con esmero.
Sin embargo, no mucho tiempo después llegó la Edad Media —llamada también la Edad Oscura— y consigo la pobreza, la desigualdad, la falta de libertad y las luchas constantes entre religiones tanto entre el Islam y el Cristianismo, como entre la Iglesia católica y la protestante. Fueron estas últimas unas de las culpables de tal destrozo como por ejemplo, la quema de libros de la Biblioteca de Alejandría (aunque no está completamente atribuida al cristianismo por contener libros paganos, la llamada Biblioteca «hija», sí) destruyendo toda la sabiduría recogida por todos los sabios años antes y de la imposición de la creencia mítica sobrenatural ante una ciencia cada vez menos presente. No obstante, también hablamos, como causa, de aquellos «bárbaros» que en su día invadieron el Imperio Romano de Occidente acabando con él y con todo lo conseguido por la humanidad hasta esa época.
Mas, ¿por qué preocuparse de la Edad Media ahora en pleno siglo XXI con todos los avances tecnológicos por un lado, científicos por otro, económicos, en derechos humanos, etc..? ¿Acaso no hemos llegado a un punto de no retroceso? La respuesta es no. Tanto romanos como griegos avanzaron e inventaron tanto o casi más que nosotros en un intervalo de tiempo parecido al nuestro (sumando Edad Moderna y Contemporánea) luchando por defender sus ideas, si bien después el imperio cayera, sumergiendo al mundo en una Edad Media que duro mucho o lo suficiente como para costarnos bastantes siglos perdidos en la historia de la humanidad. El nuestro, nuestro imperio del «capitalismo«, de la libertad de expresión y de los avances, va también por el mismo camino hacia el mismo precipicio.
Lo que en su tiempo fueron los «bárbaros» —extranjeros de lengua diferente al latín o el griego que atacaron el Imperio Romano de occidente—, hoy en día lo son los yihadistas, el Estado Islámico, que defienden todo aquello que los antiguos bárbaros implantaron. En concreto y más particularmente, la libertad de expresión, eso que me da la capacidad de escribir estas líneas. Por añadidura, el Imperio Romano se encontraba en crisis, algo que me hace pensar en algunos países de Europa, entre ellos España.
Con esto no reivindico el atacar al Estado Islámico a través de bombardeos en Siria o el envío de tropas, todo lo contrario, me muestro totalmente en contra de ello, hay muchas formas de acabar con los yihadistas aparte de la guerra. Mi único objetivo es el de advertirles de que la historia se repite como ángel de la guarda anunciando de los males venideros. Debemos aprender de los errores del pasado para no volverlos a cometer en el futuro. No volvamos a la Edad Media, o mejor dicho, a la Edad Oscura. No convirtamos en ceniza todos los logros conseguidos hasta ahora por nuestra sociedad.
Artículo de @iEnriqueSP para Alcantarilla Social
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