Tener un hijo no es una necesidad. No es un derecho. Ni tan siquiera una obligación. Es una elección.
A todos los que nos queda un pelín de moralidad, nos parece una aberración comprar un hígado, unos pulmones o un corazón para seguir viviendo. Mi hermano recibió un hígado de alguien que en libertad (o su familia) optó por donar sus órganos DESINTERESADAMENTE cuando muriese. Pero comprarse un hijo, últimamente no resulta tan extraño. Desde aquí os advierto que para mí, si es una aberración y que se quiera llevar a trámite una ley que lo permita, incluso en las mejores condiciones posibles, me repugna. Sea de un partido de izquierdas o de derechas me resulta indignante, como mujer, como ciudadana libre y como madre.
El ser humano sigue desarrollándose y creciendo en número incluso habiendo millones de personas que no pueden procrear por sí mismos. Los hombres sin ir más lejos, no pueden por su naturaleza gestar un hijo. Necesitan siempre, en todos los casos necesitan de una mujer. Y ella también, porque aunque nosotras tengamos la capacidad de procrear, si no hay esperma de por medio, no podemos tenerlo. Es decir siempre se precisa la combinación de ambos sexos al menos para engendrar. Criar, amar, cuidar, proteger, dar un futuro, educar, ayudar o mimar, ya es algo que podemos perfectamente hacer en soledad.
Todos los que leéis mis artículos sabéis que siempre expreso opiniones. No creo tener la capacidad moral ni de ningún tipo para decirle a alguien lo que puede o no puede hacer. Yo solo sé lo que yo hago. En lo que creo y lo me parece justo o razonable. También deciros, por si es la primera vez que estáis leyendo un artículo mío, que yo sí tengo hijos. Dos.
Hace poco, en una sitcom de estas que ponen por las tardes en la tele, una joven de 18 años que tenía problemas para pagar la universidad, les comentaba a sus padres si ya era tarde para gestar el hijo de alguien. Es decir, en tono de broma, la joven estudiaba como una posibilidad de conseguir una suma importante de dinero, el alquilar su útero para que alguien tuviera un hijo. La serie era norteamericana y EEUU es uno de los países donde la maternidad subrogada está permitida. Todos sabemos lo que es una transacción comercial. Es aquella en la que un sujeto, comprador, mediante unidades monetarias, adquiere un bien o un servicio que proporciona otro sujeto, el vendedor. Así de simple. Si yo, sujeto comprador, deseo tener o necesito algo, intercambio dinero con aquel que tiene el objeto o el servicio que yo estoy dispuesto a conseguir.
La maternidad subrogada es una transacción comercial mediante la cual, una mujer con capacidad reproductiva probada, acepta gestar el bebe de un hombre, una mujer o una pareja, mediante el pago de una cantidad estipulada en un contrato. Un contrato que implica obligaciones por las dos partes y que han de cumplirse. O yo soy idiota o esto es comprar un servicio, aunque ese servicio sea un ser humano.
Los partidarios de la gestación subrogada hablan siempre del altruismo que pueden tener ciertas mujeres para llevar durante 9 meses, el bebé de otro/s en el vientre y una vez nacido entregarle a los que en principio, y no siempre, son los padres biológicos. En el caso de hombres solteros o gays, solo será la mitad biológica porque necesitarán ir a por un óvulo femenino o el niño por generación espontánea masculina no nace. Pero el diccionario define altruismo como: Tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio. En el momento que el dinero entra en juego, el altruismo desaparece, ya que obvia una de las premisas del significado de la palabra: de manera desinteresada.
Pero ahora vamos más allá. No solo es que la gestación subrogada es una transacción económica y comercial, además es que es una forma de degradación femenina. Es partir de la base de que las mujeres en principio somos fábricas de hijos solo y exclusivamente porque tenemos, no todas por supuesto, capacidad de gestar. Las condiciones del desarrollo fetal en el útero femenino a día de hoy son irrepetibles. No hay ninguna máquina que pueda simular la totalidad del proceso de gestación. Todavía hoy se necesita obligatoriamente a una mujer que sirva como envase. Eso nos hace deseables para aquellos cuyas ansias de perpetuar su ADN son tan imperiosas. De ahí que se organicen ferias comerciales donde los futuros padres puedan escoger la mejor pieza del ganado femenino que llevará a su “bebé” en el largo proceso de convertir dos células en un ser humano.
El embarazo no es un paseo por las nubes. Tiene asociadas algunas enfermedades como la diabetes gestacional, la anemia, afecciones en la piel, alteraciones de coagulación, varices, etc. Como vemos no son precisamente unas vacaciones de nueve meses. También el feto sufre enfermedades durante el proceso. Es verdad que en el contrato de maternidad subrogada, se vigila constantemente a la gestante para que no sufra o lo haga lo menos posible. Pero por muchos cuidados médicos que reciba la gestante, el peso, la incomodidad, mear constantemente, los problemas de sueño, la hinchazón de las piernas, el malestar general que conlleva el embarazo no pueden ser evitados. También se vigila al bebe, se practican amniocentesis, asumiendo el riego de aborto, para controlar que la criatura resultante sea perfecta. ¿Y si no lo es? ¿Qué ocurre cuando los “padres” no están satisfechos con el producto? ¿Le cambian por otro, le rechazan, o simplemente no lo aceptan? Se han dado casos de todo tipo, si os interesa haya mucha información en la red.
Todas las agencias dedicadas a los vientres de alquiler nos venden una imagen maravillosa de mujeres encantadas, bellas, libres y decididas a proporcionar una felicidad sin límites. Pero la realidad es que esos son los “casos aislados”. La mayoría de las madres gestantes suelen ser mujeres con problemas económicos, que optan por esa solución porque reciben unas sumas muy importantes de dinero. En EEUU el proceso cuesta entre 80.000 y 150.000 dólares, de los cuales aproximadamente 30.000 pueden ir a la gestante. Como veréis apto para cualquier bolsillo.
En España se ha abierto el debate de la regulación del proceso porque aquí a día de hoy, está prohibido. Es más, hay problemas para la inscripción de los niños en los registros si han sido concebidos mediante este método. La UE se ha mostrado en contra en varias ocasiones y de hecho en algunos países está penalizada. Todos o casi todos tienen problemas en la inscripción de los bebés y la UE lo considera una vulneración total de los derechos de la mujer por considerarlo una explotación, sobre todo en aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad social y económica.
Y ahora, tras todos estos argumentos viene la pregunta del millón. ¿De verdad es vital para una pareja que la criatura a la que miren con amor y sientan como su hijo/a, sea biológicamente suya? ¿No sería mucho más lógico que se luche para que las leyes de adopción tanto nacionales como internacionales sean más ágiles, menos costosas en tiempo y dinero? ¿Es cierto o no que hay millones de niñas y niños que están deseando ser adoptados por alguien que los quiera infinitamente? La familia es un SENTIMIENTO. Las hay de mil formas diferentes, vinculadas por ADN y no vinculadas. Hay familias cuyos hijos son adoptados y otras por ejemplo, que uno de los miembros traen a sus hijos de parejas anteriores. Mil y una formas. Un modelo por cada familia. No hay estándares a los que aferrarse. Pero lo más importante es que esa familia se quiera y haya sido creada en libertad, sin vulnerar derechos, sin utilizar a nadie para conseguirla, sin comprar a ninguno de sus miembros.
No le voy a decir a nadie lo que tiene que hacer con su cuerpo. Solo digo que a mí me parece un desatino, una inmoralidad, un abuso y una forma de explotar a las mujeres, solo para que alguien pueda reconocer sus ojos en los de un bebe. El legado que dejaremos en nuestros hijos no es que sean rubios como nosotros, que tengan los ojos marrones o que caminen de la misma forma. Debe ser, crear personas honestas, sensibles a las necesidades de los demás. Libres para decidir, formadas, estables y solidarias. Que compartan la sociedad con los demás en igualdad de condiciones y que respeten al otro tal y como es.
Todos esos valores no se transmiten genéticamente, sino en la forma de educar. Y para educar bien no es necesario que nuestro hijo deba ser biológico.
P.D: Una última recomendación. Salvando las distancias literarias y que solo es ficción, por favor leer “El cuento de la criada” de Margaret Atwood y comprobéis hasta dónde puede llegar el abuso a las mujeres como envases gestantes.
La cosificación de la mujer es evidente, pero creo que deberías incluir en el artículo la cosificación del niño. Todo el que tiene un hijo “por realizarse” o “por perpetuarse” lo está convirtiendo en un objeto de su placer, a mi juicio.