Uno, tras esta semana de náuseas, días y días dando vueltas al resultado de las elecciones, termina por cuestionarse muchas cosas.
Volvamos a aquellos días previos al 15M, volvamos a aquella sociedad a un paso de ponerse en pie de guerra, volvamos a aquellos días en los que las calles eran un clamor que solo la violencia desatada de las policías; de todas las policías del Estado eran capaces de contener.
Eran días de corazón acelerado, de estómago en la boca, porque la gente en la calle empezaba a acostumbrarse a los golpes de las porras, perdían el miedo y cabía pensar entonces que un día, alguien iba a perder la cabeza.
Cabía pensar que un día un grupo de obreros indignados agarrarían una furgoneta anti disturbios y la convertirían en chatarra con su contenido dentro.
Y pensar en los minutos siguientes a semejante acto daba miedo, porque la ira, la rabia desatada en aquel entonces, solo necesitaba una chispa para estallar y el peligro de un jueves negro, el desencadenante del aquel horror francés de la revolución; estaba a muy pocos porrazos y menos patadas policiales de acontecer.
Y aparecieron ellos, aquel grupo de niños bien; universitarios de pro que sacaron pecho e hicieron aquella rabia capital político.
Fue remedio instantáneo.
Las calles se calmaron, PODEMOS se transformó en ese as en la manga que nos daba margen, tranquilidad y por ende nos dio paciencia y, por qué no decirlo, ilusión.
No importaban los abusos, no importaban los casos de corrupción; acontecimientos que unos pocos años atrás habrían sembrado las calles de fuego y violencia policial; ahora nos daba igual.
Ahora teníamos a PODEMOS y estábamos dotados de armas democráticas para luchar desde el sistema desde dentro.
Y llegaron las campañas, los insultos, las falacias, las acusaciones infundadas.
Y a nosotros nos daba igual, porque teníamos razón, porque decíamos la verdad, porque éramos testigos pacientes, que no pasivos, de todo lo que acontecía en esta España nuestra.
Cada mentira era un agravio personal, cada manipulación era una agresión a nuestra integridad; todos y cada uno de aquellos ataques eran asumidos por nuestro espíritu como una herida en la propia carne, porque teníamos razón, porque eramos dueños de la verdad.
Pero seguía dándonos igual, éramos los más fuertes. PODEMOS aguantó estoicamente el chaparrón, una a una las acusaciones fueron cayendo en el saco de los despropósitos, una a una las falacias caían por su peso. Y es que nuestro partido salvador hizo todo lo que tenía que hacer… Excepto algunas cosas.
Nunca señaló con el dedo a las corporaciones que se quedaron con las empresas públicas, nunca pronunció su nombre para decirles que ese negocio no se iba a mantener en una España como la que queremos construir, nunca se señaló con el dedo, nunca se miró a los ojos de esos empresarios para decirles que esas empresas volverían al erario de los españoles y que sus juntas directivas deberían pagar por el usufructo ilícito de un bien público.
Nunca se señaló con el dedo a un ministro de sanidad para llamarle asesino, nunca se le puso nombre y apellidos a las muertes de miles; de cientos de miles de dependientes abandonados.
Nunca se señaló a jueces y fiscales para decirles que 24 horas después de tomar el poder, iban a ser expulsados y procesados por sostener este sistema corrupto, por destruir la sociedad desde su alma, desde el sistema legal.
Nunca se señaló a la iglesia para decirles que iban a ser desposeídos de todos los terrenos y de todas las propiedades que han usurpado en nuestro país.
Nunca se les ha señalado para conminarles a entregar a los pederastas o para ser expulsados, todos, del país si no lo hacen.
Nunca se les ha sentado en un banquillo por los delitos de odio que cometen diariamente algunos de sus mandatarios.
En cambio, lo que si se hizo, fue reir las gracias al Papa Francisco, al mismo que señalaba a sus compañeros rojos a los ojos del dictador Videla. Hay muchas cosas que no se han hecho y sinceramente muchas que no se van a hacer. Porque de todos estos meses, años; hay una realidad incontestable.
Estamos peor, mucho peor que en los preámbulos del 15M, el nivel de injusticia, el saqueo esta aumentando en progresión geométrica. Lo único que ha conseguido PODEMOS a día de hoy es proporcionar al sistema un espacio de calma chicha en el que aceptamos todo, nos conformamos con las caritas de Errejón, los zaskas de Echenique o los modales exquisitos de iglesias frente a Inda un sábado cualquiera por la tele.
Eso es lo único que hemos logrado, solo tenemos que observar un poco; paz para el tirano, porque los preferentistas siguen robados y apaleados; los dependientes siguen muriendo, los obreros cada día pierden un derecho; la policía sigue echando obreros en desgracia de sus casas.
No hemos arreglado nada y empeñándonos en pactar con el bipartidismo, no lo haremos tampoco en el futuro. Por el momento, los jubilados siguen perdiendo sus jubilaciones, los jóvenes siguen emigrando, los obreros siguen en la miseria, los enfermos mueren hacinados en pasillos; todo sigue igual y PODEMOS, nuestro partido, el de la gente; se empeña en entregar nuestros votos al partido más corrupto de la historia de España.
Pero ya no salimos a la calle, ya no es necesario, porque tenemos a PODEMOS, tenemos razón y vamos a ganar.
O no.
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