Volvieron los troikanos a vender su cargamento de miedo. Empezó como siempre, como cuando el poderoso no se puede creer el descaro del aspirante. Como un grifo mal cerrado; una gotita, otra… en unas pocas semanas aquello se transformó en un frente de mensajes enloquecidos que avanzaban por uno y otro lado a través de los medios de comunicación amenazando con la debacle financiera de los británicos si osaban hacer la locura de optar por hacer el referéndum.
No les funcionó esta vez y el referéndum se hizo. En tal marco de insolencia , cabía replantearse los conceptos, cabía dar un paso atrás; calmarse y retomar la relación en aquel punto en el que resultó atractiva esa sociedad. Imposible, pues precisamente aquel marco de acuerdos ha sido destruido por el bloque alemán de la UE, y precisamente esa ruptura es la que ha llevado al pueblo británico a decidir irse.
Con una Europa desnortada caminando hacia espacios de terror donde el trabajo se destruye, se precariza; una UE que ha desmantelado los mercados y ha demolido la capacidad económica del 90% de la población, los artífices del engendro se encuentran con que el bloque alemán no solo ha roto los caminos, sino que además ha quemado los barcos. No hay posibilidad de retroceso ni hay avance factible. No hay opción de replantear la estrategia, reinician la máquina del miedo una vez más.
Tampoco funcionó; la mayoría de la ciudadanía del Reino Unido votaron abandonar la Unión Europea.
¿Es bueno o es malo? Soy un romántico, soy de la idea de que la mayoría, el pueblo, nunca se equivoca; que lo que se decide en referéndum y por mayoría, es por definición; la mejor, la única decisión posible. Y viendo a los perros de la troika ladrar desesperados contra el referéndum primero y contra el resultado después; no puedo hacer otra cosa que felicitar a los británicos.
Es curioso que el primer ministro del Reino Unido muestre la escasa altura política de plantear una consulta que debía ser algo normal y que ni siquiera es vinculante, como una cuestión de confianza y amenazar con el abandono del barco si no se hace lo que él desea después de ganar las últimas consultas que tuvo la valentía de lanzar, se antoja una pataleta infantil, una incapacidad preocupante de asumir que su país desea algo que difiere de sus intereses. En tal tesitura, es mejor que se vaya.
Cameron no midió sus fuerzas, amenazar con abandonar a sus paisanos, a los mismos que le pusieron en ese lugar, ha producido el efecto contrario. La soberbia chocó con la flema británica y tuvo cumplida respuesta de ese, su pueblo, al que hoy desprecia y da la espalda. Es curioso que la primera reacción de un gobernante no sea la de sentarse con su equipo, hacer uno nuevo si es preciso y ponerse manos a la obra a articular los mecanismos necesarios para ordenar su nación en las nuevas circunstancias.
No, como todos los políticos que tienen algo que esconder y mucho que perder con los cambios, David Cameron renuncia y profundiza las heridas que los cambios bruscos dejan en las ciudadanías. Él que quiso utilizar la consulta popular para darse un baño de multitudes, ha convertido a la británica en una sociedad dividida y clasificada según su clase social, ubicación geográfica y edad. Gracias a él, cada ciudadano británico ya sabe a quién odiar.
Es precisamente fruto de esa cortedad el germen popular de esa voluntad de salir, de irse, de abandonar. Cuando estás en una organización internacional sometida a los mandatos de un grupo oscuro de personas capaces de aplastar a un país como Grecia, de pasarse la democracia por el forro; una organización cuya troika trata a sus miembros a base de amenazas y coacciones ¿cómo convencer a la ciudadanía de que la entidad representada por esas personas es la mejor decisión?
Esta vez no funcionó el miedo, el público no se tragó esa píldora y enviaron a los expertos vociferantes a su lugar natural, la nada.
Porque en esta ocasión el miedo se encontró con dos certezas materializadas en la opinión mayoritaria de los británicos.
Una es que la troika carece de credibilidad, que por cada experto amenazador, ahora hay dos o tres con argumentos de peso suficientes que dicen que no, que no es verdad.
Otra cosa con la que no contaban los europeístas escupidores de miedo, es que parte del pueblo británico que si se creyó las amenazas de la troika, temía más al bloque alemán de la UE que a su salida y estuvo dispuesto a asumir las consecuencias del Brexit. Como lo estuvo el pueblo griego gritando aquel OXI que Tsipras después se pasó por el arco del triunfo, bajo presión y coacción del bloque Merkel, hay que decirlo todo; es lo que tiene el socialismo moderno.
El Brexit, por mucho que quieran venderlo ahora como un individualismo británico, no es más que la materialización del desapego que el bloque alemán, empeñado en rearmar el Reich, ha generado en el resto de miembros de la UE.
Una vez más, Alemania destruye la construcción Europea e intenta culpar al resto del mundo de no querer someterse a los dictados de su superioridad aria.
Una vez más, son los británicos los que deben dar el paso de decir que no al monstruo alemán. Ciclos de la Historia que tienden a repetirse en tanto en cuanto permitamos a los nacionalismos fascistas como los alemanes, austriacos, suizos, daneses, españoles, etc… entrar en nuestras instituciones, en nuestras vidas, en nuestras familias para enriquecerse destruyendo el presente y el futuro de nuestros hijos. Simple y sencillo.
Hoy la libra esterlina cae a sus niveles más bajos desde 1985, dentro de unos meses, cuando el reino Unido demuestre que con su Commonwealth, sus propias alianzas económicas y su mercado interno se bastan para sustentar su economía, seguramente veremos que esos expertos del FMI y de la OCDE que advertían del estancamiento de la economía, de un aumento del desempleo y del desplome de la libra; aprovecharon la coyuntura para comprar libras esterlinas en cantidades industriales.
Saben que la economía británica levantará la libra, saben todo lo que los demás solo intuimos; y se aprovechan de los escenarios que ellos mismos provocan. El Brexit de hoy obedece a la estrategia parida en los bancos centrales de todos los países. Crear una recesión que explique un posterior recorte de gastos sociales y una posterior subida de impuestos. El referéndum no es más que el un truco para responsabilizar al pueblo de los desmanes para los que a partir de ahora, los gobiernos estarán exculpados.
Lo más probable es que mientras lanzan sus andanadas mortales de miedo, por detrás, como siempre; ya negocian el nuevo marco de relaciones comerciales para el futuro. Y es que la UE y los socios que la conforman, se puede permitir perder al Reino Unido como miembro, pero de ningún modo, ninguno de sus miembros accederá a perder al enorme entramado industrial británico como cliente.
Los británicos fueron consultados y respondieron, decidieron quedar fuera de la Unión Europea. Hay muchas explicaciones posibles para comprender esta decisión soberana. Unos la explicarán enarbolando el rechazo de los británicos a la inmigración; otros a su atavismo insular que los lleva al auto aislamiento; sea cual sea la explicación que den, hay unas verdades reveladas para los ojos que quieran ver en el desarrollo entero de este proceso.
La UE como prolongación de un IV Reich de facto no construye. La defensa cerrada y exclusiva del mercado y banca alemanes en detrimento de cualesquiera miembros que se interpongan en su camino ha herido de muerte todo el entramado ideológico y conceptual que llevó a los países a ceder parte de su soberanía en pro de algo mayor y mejor para sus sociedades y sus economías.
La UE de la troika ultra liberal no ilusiona y ha destruido una a una las razones de permanecer en ella.
La UE sometida a un FMI que lamenta la longevidad de los ancianos en un continente profundamente envejecido, asusta y mucho. Y pensar que podemos cambiar esta UE permaneciendo en ella, desde dentro, es además de romántico, idiota; hemos visto la capacidad de diálogo del bloque alemán, hemos visto el nivel de condescendencia y brutalidad que prodigan a los demás miembros, que se lo digan a los griegos.
Quizá el resto Europa aprendamos la lección y busquemos una ruta alternativa. Si nos empeñamos en mantenernos en una UE que no nos quiere, que nos desprecia y que nos extermina, antes o después, seremos Grecia.
Por nuestra parte, España necesita de alianzas, pero es obvio que esta alianza con esta UE dirigida por esta troika no va a ser la respuesta. Preguntadnos y veréis nuestra respuesta. Referéndum de permanencia en UE ya.
«El Brexit de hoy obedece a la estrategia parida en los bancos centrales de todos los países. Crear una recesión que explique un posterior recorte de gastos sociales y una posterior subida de impuestos. El referéndum no es más que el un truco para responsabilizar al pueblo de los desmanes para los que a partir de ahora, los gobiernos estarán exculpados.»
Amén