Ciudadanos huele mucho a podrido

En España – ese vocablo que tanto le gusta a Rivera – existen muchos dichos populares que hacen mención a lo que le está sucediendo a Ciudadanos, y más especialmente, a su líder. La mentira tiene las patas muy cortas, se coge antes a un mentiroso que a un cojo, en boca del mentiroso lo cierto se hace dudoso… son algunos de esos ejemplos. Y eso le ha pasado a Albert Rivera, que había pintado su partido de naranja, mostrándolo al mundo como una formación de centro derecha, o liberal, moderada. Pero – otro refrán – hechos son amores y no buenas razones. Y los hechos son que comenzó pidiendo la renuncia de Chaves y Griñán a su acta en el Parlamento Andaluz para otorgarle el apoyo al PSOE, como un signo intachable de su compromiso con la limpieza y la lucha contra la corrupción y la regeneración democrática, pero no ha ejercido ninguna medida de presión para apoyar al PP, un partido condenado por corrupción y definido por la justicia como organización criminal.

Para poner un broche de oro a sus devaneos políticos y a sus bandazos ideológicos, concluye adhiriéndose a la derecha voraz y ultramontana, formando ese triunvirato de la plaza de Colón, que recuerda en algo a aquel otro de las Azores y, realmente, no sé cuál da más miedo.

Después de auparse a la grupa de la defensa de la unidad de España, y enarbolar la bandera de “somos más españoles que nadie” y nos ponemos banderitas de pulsera, y pines y chapitas, y lo que sea menester, pactan con el partido más reaccionario de este país, de Europa y del globo terráqueo. Se lo afean desde Europa, y particularmente desde Francia, su presidente, Macrón, nada sospechoso de liderar posiciones de izquierda, precisamente. Pero el señor Rivera, el naranjito o el falangito (ahora sí, ganado a pulso el susodicho mote) no sólo no recula ante el tirón de orejas, sino que sale a la palestra afirmando que desde las posiciones conservadoras de Europa le han felicitado por los relatados pactos. El presidente de Francia tiene que salir al paso para llamarle mentiroso. A cualquiera con convencidos principios democráticos se le habría caído la cara de vergüenza, pero al señor Rivera, no. El señor Rivera está educado en los mismos principios del PP y de la derecha decimonónica española, y como siempre, la salida es la huida hacia adelante. Peor algunos de los dirigentes del partido con la suficiente talla política  y con la dignidad de la que otros carecen, salen al paso para abandonar una formación en la que ya no creen – rompo una lanza en favor de ellos, aunque no comparta su ideología, porque la dignidad es siempre un valor que voy a defender y a reconocer en cualquiera, tenga las ideas que tenga, como en su día le reconocí a Pimentel.

Ni Rivera, ni toda la pandilla de iluminados que dirige Ciudadanos debería permitirse ni un minuto más en la cúpula de ese partido, después del lamentable espectáculo que le está ofreciéndo a la sociedad española y al mundo entero. Pero sólo dimiten los que tienen principios, como Toni Roldán, para el resto, los que debieran hacerlo realmente, dimitir, debe continuar siendo un nombre ruso.

Sobre vichamsan 68 artículos
Escritor. Dos novelas publicadas. Finalista Premio José Saramago de Narrativa

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