No hay día que no me levante y encuentre, tanto en los periódicos como en la radio, que la primera noticia con que abren la edición no sea una en la que se habla de la división de Podemos.
En mi último artículo en Alcantarilla Social (Conocer al enemigo) hablaba precisamente de esto, del uso que hace la derecha de los medios de comunicación para debilitar a una formación que es la única que puede hacer frente a su política; utilizando como bandera el derecho a la información y a la verdad están continuamente punzando el nervio de los lectores para así desviar la atención de los problemas que realmente deberían indignarnos y mantenernos en guardia continua, a la vez que ejercen la labor de destrucción dando una imagen de Podemos que se acerca más a los partidos tradicionales, con sus luchas intestinas por el poder y sus manejos, que hace que el «todos son iguales» se vuelva a instalar entre una gran parte de los españoles que veían en Podemos una alternativa real y palpable a lo que antes era solo una ilusión.
Y como creo que no debemos tener pelos en la lengua tenemos que decir las cosas como son, hagamos un ejercicio de análisis y autocrítica, no olvidemos que es una de las características que distinguen a la izquierda real, para concretar cual es nuestra cuota de culpa en todo esto.
La imagen que estamos dando en las últimas semanas, donde la lucha por el poder dentro de Podemos se ha convertido en prioritaria, no hace sino alejarnos cada día más del espíritu del 15M, que fue, no debemos olvidarlo nunca, el que nos llevó a alcanzar las grandes cuotas de confianza entre la ciudadanía española.
La ilusión de que algo podía cambiar en el escenario político español pasaba por tener un partido con un estilo completamente diferente a los que nos tenían acostumbrados y eso fue lo que se decidió en Vista Alegre, la democracia interna tiene que ser no ya un objetivo, sino un dogma inalterable dentro de Podemos, la imagen de unidad frente a cualquier causa debe ser inalterable si queremos conservar el espíritu que nos ha hecho llegar hasta donde estamos.
De nada sirve llevar la democracia hasta la puerta de nuestras casas si después nos enzarzamos en confrontaciones estériles, movimiento de sillas arbitrarios, críticas a voces en los medios y hashtag’s regañones.
Yo no necesito cartas explicándome el porqué de un cese de un compañero, supongo que si le van a mover de la silla será porque no sea capaz de llevar a cabo la política y los objetivos del partido en la institución en la que se encuentre prestando sus servicios, y si el motivo no es estrictamente su competencia, esa carta que se me ha enviado tiene el valor, para mi, de una moneda falsa.
Ya somos mayorcitos para saber lo que nos estamos jugando aquí, y por si alguien no lo tiene claro, lo que nos jugamos es un futuro decente para millones de españoles que han visto mermar sus derechos hasta casi verlos desaparecer. Eso y solo eso es lo que nos tiene que mover y lo que tiene que agitar nuestras conciencias. Si lo que mueve a algunos es el poder, la comodidad de la silla o su bienestar personal, hay que decirle que está equivocado y que este no es su sitio. Tenemos que huir de los personalismos, de la acumulación de cargos y de los egoísmos personales para dar paso a la solidaridad, el altruismo y el sacrificio por los demás. Eso es lo que tiene que distinguir a un cargo de Podemos elegido por el pueblo.
El poder es como el mal vino, se sube muy pronto a la cabeza, y creo que estamos un poco borrachos de poder, y cuando se está borracho se habla más de la cuenta y se dicen y hacen muchas tonterías de las que luego nos arrepentimos cuando recobramos la serenidad.
El enemigo es solo uno y está frente a nosotros esperando los fallos, si encima somos nosotros lo que les abonamos el campo se lo ponemos fácil. Tenemos la oportunidad de acoger entre nosotros a los desencantados del destrozo de la pseudo-izquierda, que no van a venir si no damos muestras de confianza y con estos acontecimientos no las estamos dando.
Nos acercamos a un nuevo Vista Alegre, y este nuevo foro tiene que ser un lugar serio de trabajo y de toma de decisiones, no podemos convertirlo en un espectáculo para darnos un baño de masas, este debe servir para dejar atrás las diferencias y trabajar sobre lo común, solo así seremos capaces de dar el servicio a la sociedad para el que nacimos en la Puerta del Sol.
Completamente de acuerdo.
Me gusta mucho como escribes.
Un abrazo
Muchas gracias Julita, hay que decir las cosas claras.