Entiendo perfectamente a ese grupo de catalanes que luchan por su independencia. Los entiendo porque a mí mismo me dan ganas de desaparecer de aquí, y siento vergüenza de este país cuando escucho que subir el salario mínimo interprofesional, de 764 a 900,euros, es peligroso para el sostenimiento del sistema. Hace falta tener una cara de cemento armado para decir eso delante de un micrófono o a los medios de comunicación.
Es de mal nacidos querer que la población que vive en la situación más precaria, no pueda aspirar a una mínima mejoría, porque, no lo olvidemos, esa subida salarial es absolutamente miserable. A estos desalmados que vaticinan las siete plagas por semejante miseria, se les olvida que esas personas sufragaron de su ya miserable salario, el rescate a la banca, ese dinero que la banca iba a devolver y que nunca hizo. Esa misma banca que presume cada año de tener un equis por ciento más de beneficios que el anterior, como otras tantas empresas del país.
Esos mismos que cobraban la estratosférica cantidad de 764 euros al mes han contribuido a las arcas públicas, para que un grupo de mangantes, mafiosos, corruptos, sinvergüenzas, inmorales y delincuentes, se hayan apropiado de ese dinero.
Estoy convencido de que existe quien piensa que esos 764 euros no cotizan al IRPF por ser un misérrima cantidad. Y así es en efecto, pero contribuyen con impuestos porque pagan el mismo IVA por una barra de pan que el que gana 5.000, y por la carne y el pescado, y el transporte público y todos los bienes y servicios que necesita para malvivir.
Es indecente que Pablo Casado o Albert Rivera salgan diciendo por ahí que un salario mínimo de 900 euros va a provocar una nueva crisis. Es una ignominia, una mentira sin parangón y una medida de la catadura moral de estos tipejos, que gozan de una vida privilegiada y a los que les importa una higa el resto de conciudadanos, y luego tienen la desfachatez de autodenominarse patriotas. Dos malnacidos que limitan el patriotismo a los colores de una bandera.
Si existiese un genio, como el de la lámpara de Aladino, que me concediese un deseo, le pediría que dejase a estos dos indeseables en la más absoluta de las miserias con 764 euros para vivir al mes. A ver qué hacían.
Posiblemente esos “señores” se harían más de izquierdas que Lenin, hasta llegar al punto de dejar a Bakunin como un vil esbirro (lo que ellos son ahora) de EL CAPITAL.
¿O me equivoco demasiado?
Lo dice un “ROJO DE MIERDA”, según sus prrdicados y “sociales” puntos de vista.
“Madre de todas las gominas y pulseritas en muñecas, de todas las coderas de cuero en jerseys de pijo, de todos los crucifijos al cuello, mientras nos roban, mean y recortan en nombre de la Patria: ¡Ruega por nosotros!”