Yo sí te creo

Ayer, una sentencia judicial dijo a toda la ciudadanía de este país, que expliquemos a nuestras hijas que si algún día intentan violarlas, se resistan. Que peleen y arañen, que griten y lloren, que cierren muy fuerte las piernas y que hagan todo lo posible para que además de destrozarlas por dentro, lo hagan también por fuera. Y si hay suerte, y el o los violadores la matan, entonces no habrá dudas. Todo el mundo la creerá. Aunque tampoco servirá para mucho, el tipo podría estar en la cárcel unos diez años. La vida de una mujer no vale demasiado.

Una niña con dieciocho años ha sido VIOLADA. Cinco malas bestias la metieron en un portal, la penetraron bucal, vaginal y analmente, la grabaron, difundieron el vídeo, la vejaron, la humillaron y le robaron. Cuando se cansaron de ella la dejaron tirada e incomunicada, se llevaron su móvil para que no pudiera pedir socorro. La misma sentencia reconoce estos hechos. Pero no lo consideran violación, porque salió viva, porque los agresores no usaron ¨violencia extrema¨ porque no la machacaron a puñetazos mientras la violaban…

No la golpearon porque no les hizo falta, estaba tan aterrorizada que no fue necesario. Entró en shock, solo pensó en salvar su vida, en que el tormento terminara cuanto antes, no dijo no, no se atrevió, solo cerró los ojos y obedeció.

Y ese sometimiento, el voto particular de un juez al que prefiero no calificar, lo interpreta como aceptación, el tipo cree que la chica estaba excitada y disfrutando. Lo cual me lleva a hacerme ciertas preguntas sobre el concepto de goce sexual de este señor, pero ese es otro tema que quizá debería analizar un terapeuta.

Las mujeres nos damos por enteradas del mensaje implícito de la sentencia de sus señorías, si un grupo de tíos decide que quiere follarte solo tienen que buscar un lugar donde te puedan acorralar y usarte como a un objeto de desecho hasta que se cansen, porque si el terror te paraliza y no te revuelves los machotes no serán acusados de violación por mucho que te hayan destrozado la vida.

Es difícil describir el asco que me produce no solo la sentencia del tribunal, también los mensajes de ciertos líderes políticos y de sus periodistas de cabecera escupiendo machismo y misoginia en prime time…

La chica no debió dejarse acompañar, ella iba tan feliz, había bebido, se besó con uno, intentaron buscar un hotel, entró voluntariamente en el portal, pues a los pocos días había vuelto a la universidad y salía de copas, hace poco un grupo de argelinos violó a una mujer y nadie se movilizó, la culpa de las violaciones la tiene el porno que ha infestado las mentes de los jóvenes, ¿Y las novias de los Guardia Civiles de Alsasua qué?… Delirante, grotesco y repugnante cómo ciertos programas y tertulianos han intentado casi justificar a la manada.

No sé cómo podemos explicar para que nos entiendan, que tenemos derecho a salir de fiesta con cinco tíos o solas, que tenemos derecho a beber, a bailar, a entrar en un portal, a besarnos, a vestirnos o desvestirnos, a enseñar las tetas o las bragas, a decir quiero y ahora ya no, que somos las únicas que podemos disponer de nuestros cuerpos y decidir quién los toca o quién entra en ellos. Una violación jamás es culpa de la víctima. JAMÁS.

Esta sociedad no es nuestra hermanas, la justicia patriarcal no nos protege y los poderes mediáticos nos señalan, aún los que parecen defendernos acaban su mensaje con una llamada a la conformidad y la calma. No se puede salir así a la calle, hay que acatar las sentencias judiciales, pobre chica pero protestando no se arregla nada, sobre todo que se mantenga la tranquilidad,  hay que tener la cabeza fría, que dejen trabajar a la justicia… Nos quieren calladas, sumisas y obedientes.

Mujeres muertas, maltratadas o violadas, surgen casos todos los días y nos siguen pidiendo templanza. Y eso ya no es posible, esta sentencia ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchas de nosotras. Ahora estamos rabiosas, indignadas y sobre todo unidas. Ya está bien de ser políticamente correctas, ya está bien de ser feministas pero poco, ya está bien de decir las cosas con cuidado para no molestar demasiado… Tenemos que molestar, y mucho o nadie nos hará caso.

Es el momento de tomar la calle, pero no un día ni dos, eso ya no basta. Estamos desprotegidas, esta sentencia lo ha demostrado una vez más, y lo que ahora toca es movilizarnos masivamente para gritarle a los poderes de todos los ámbitos que exigimos el lugar que nos corresponde y el respeto que merecemos. No pueden seguir negando a la mitad de la sociedad, no vamos a permitirlo.

Esta miserable y retrograda sentencia que abunda en la culpabilización de la agredida y casi justifica a los agresores nos ha hecho daño a todas, nos ha ultrajado y nos ha ofendido. Y hasta aquí llegó la broma. No pido venganza, ni prisión permanente, pero esa sentencia es injusta y sobre todo es irresponsable porque da coartada a la cultura de la violación y por tanto pone en peligro a todas las mujeres.

Nos merecemos otra justicia, otras leyes, otros políticos, y otro país. El activismo feminista es más necesario que nunca porque solo nosotras podemos acabar con la dominación machista de quienes nos gobiernan y controlan las instituciones. Y no podemos permitirnos esperar imperturbables a que esto lo solucionen desde el poder, porque no lo harán, porque mientras aguardamos nos siguen violando y asesinando y mientras haya una mujer sometida ninguna de nosotras será libre del todo.

Las mujeres debemos apoyarnos en esta lucha, debemos cuidarnos y querernos. Somos hermanas, no estamos solas.

Todo mi apoyo para esa mujer a la que cinco canallas, los medios de comunicación y la justicia, han violado.

Yo si te creo hermana.